Un día de nieve...

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La chica asintió y acomodó su violín para comenzar a tocar, Michael había quedado hipnotizado viendo a su hermana mayor, su padre rió con dulzura, Alexander llegó con su madre de la tienda, el pelirrojo entró corriendo a la casa y se arrodilló frente así padre, poniendo su cabeza en el piso y sus manos juntas, el hombre miró a su esposa.

—Quiere salir a jugar con los hijos de los vecinos—Dijo respondiendo la duda de su esposo.

—Liis—Llamó el hombre—Creo que tus amigos están afuera—La chica sonrió—¿Quieres ir con tus hermanos a jugar?—La chica asintió, tomó sus chaquetas y se puso la suya para luego ponersela a Michael, luego le tomó la mano a sus dos hermanos y se dirigió a la salida de la casa—Pero hey—La chica miró a su padre poniéndose la chaqueta—¿Quién dijo que irían solos?

El hombre le dió un beso en la mejilla a su esposa y salió junto a los niños de la casa.

—¡Carter, Nick!—Gritó la chica de ojos rasgados—Ellos levantaron la mirada, la chica soltó la mano de sus hermanos, haciendo que Michael cayera de cara a la nieve y su padre se empezará a reír, al igual que su hermano mayor, Michael levantó su cara de la nieve y trato de levantarse pero tenía los pies tan enterrados en esta que le fue imposible, aún así el castaño hijo de los Evans se acercó a tratar de ayudarlo, pero eso hizo que también cayera.

—Papá, duele—Dijo a lo que el hombre reaccionó sacando a ambos chicos de la nieve—Hey campeón—Dijo levantando a Christian—Estás más grande—El chico rió y el hombre lo dejo en el suelo, donde los tres niños corrieron hacia sus hermanos mayores.

—Nick, Carter, hola—Dijo el hombre saludando a los niños, estos sonrieron y lo saludaron con el puño.

—Señor, ahora que está aquí queríamos preguntarle si dejaría que los chicos vinieran el otro fin de semana al cumpleaños de Christian—Preguntó Nick.

—Por mí está bien, pero pregúntale a estos niños si quieren venir—Respondió mirando a sus hijos—El cumpleaños de tu hermanito y el de Michael están a aproximadamente una semana de diferencia.

—¡Es verdad!—Gritó Elizabeth de la nada—¡Lo había olvidado!

Mientras todos discutían sobre los cumpleaños, Christian y Michael pisaban la nieve.

—La nieve habla raro—Dijo Michael mientras seguía pisandola, haciendo un sonido.

—A mi me gusta—Respondió Christian.

—Eres raro—Respondió Mike.

Christian le sacó la lengua.

Entonces Carter volvió a la realidad, no ese pasado donde su hermano tenía 3 años, no, si no ese triste presente en el que Christian tenía 8 años y unas ojeras enormes.

...

Christian tenía las piernas cruzadas sobre el sofá mientras tomaba una taza de café, todos hacían lo mismo, miró a Michael y se rió sólo.

“Está despeinado, se le ve bien” pensó.

Michael no dejaba de estar preocupado por su amigo, estaba pálido y aún no podía respirar por la nariz, el oji cielo frunció el ceño.

Michael recibió una llamada de Sophie.

—¿Hola?—Contestó el chico.

—Oye idiota—La voz de la pelirroja hizo que Michael recordara que  había práctica—¿A qué hora planeas llegar?

—Oh Dios, lo siento Sophie, iré ahora—Excusó levantándose y tomando su mochila, Christian lo miró algo triste—Estaba con Chris, ya sabes, te conté de él, estaba enfermo y bueno...

—¿Por qué debería importarme tu amiguito sordo?—Dijo  cortante—Ven  rápido y deja de ser el perro de un chico  rechazado—Cortó.

Lazari lanzó una de esas risas que sólo lanza cuando está muy molesta, es como si no fuera su voz.

—La próxima vez dile a tu "adorable" amiguita que no grite por el celular, porque escuchan los demás y ¡Ah! ¡Si! Dile que si la vuelvo a escuchar decir rechazado a Christian entonces se va a tener que despedir de la paja roja que tiene como cabello.

—Lazari, cállate.

—No entiendo como puede ser tu amiga, en fin, ¿Cosas más importantes qué hacer?, largate tranquilo, yo cuido a Chris.

—Te debo una entonces, Whit.

Se despidió con la mano de Lazari, estaba por salir por la puerta, pero se acercó a Christian y le plantó un beso en mejilla, el chico enrojecio y Michael se fue, Lazari rió con ternura.

Ambos terminaron el café y hablaron por whatsapp.

“¿Ayer pasó algo interesante?” Preguntó Lazari.

“En realidad, no recuerdo mucho de como llegue aquí, para ser exactos, no recuerdo nada y en el hospital todo fue...¿normal?”.

“Oh, ya veo”.

Christian no contestó el mensaje, no por ser cortante, si no porque no sabía qué decir.

“Respecto a Michael...”.

“No, no he podido dejar de pensar que es el ser humano más perfecto del planeta, si a eso te refieres” Sinceró el castaño.

Lazari no sabía si gritar de emoción o llorar de frustración.

“¿Qué harás?”

“¿Vivir? No lo sé aún, pero es obvio lo que va a pasar, Mike se enamorara, se casará, tendrá hijos junto a una bellísima mujer y luego viene la vejez y yo no puedo interponerme en ello, creo que debería hacer lo mismo con mi vida, quizás así podamos tener una reunión familiar un domingo, donde bebamos cervezas y veamos a nuestros hijos jugar mientras asamos hamburguesas, como en la tv”.

“Ok, tengo que decirle a Carter que deje de contratar Netflix y mejor te saqué a caminar”.

“Si, hazlo por favor”.

Ambos rieron.

“La vida da muchas vueltas Christian”.

“Si la vida es un carrusel creo que la mía necesita aceite Lazari, he hecho tanto tiempo lo mismo que ya no confío en esa frase, sobre todo si define algo tan imposible como los sentimientos humanos”.

“Bueno, yo también esperaba que esa frase diera resultado en algún momento y créeme, lo hizo, Christian, si hay un 5% de probabilidades, aferrate a ellas”.

“Prefiero no usar mis fuerzas para aferrarme a algo que ni siquiera he soñado, la verdad”.

“Eres más pesimista de lo que jamás imaginé”.

“Soy realista”.

“Tanto que me duele”.

....

—Menos mal llegas.

—Si, perdonen chicos.

—En realidad—Dijo un chico azabache—Nosotros entendemos tus razones, la que se niega a comprender es Sophie.

—Él tiene razón Mike, está bien que ayudes a tus demás amigos—Apoyó un chico de cabello morado.

—Gracias chicos—Dijo Michael sonriendo.

—¿Qué clase de escenita al estilo Disney se acaban de actuar?—Soltó Sophie en tono de burla—Ha practicar chicos.

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