c u a r e n t a y s i e t e

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Jimin volvió de Busan el cinco de enero, un día antes de que Jungkook y compañía se fueran de vuelta a Estados Unidos. Mi madre invitó a Jimin a cenar, para que pudiera pasar unas cuantas horas con su amigo.  A escondidas, Jungkook compró unas botellas de soju -con la excusa de que quería que Olivia probara el licor oficial del país-. Empezaron a beber cuando mi madre se fue a dormir. Me puse en el papel de hermana mayor sobreprotectora y quité la botella a Jungkook cuando noté que ya estaba emborrachándose más de la cuenta. Lo gracioso del asunto era que iba a tener que aguantar un vuelo de casi medio día con resaca. Olivia sólo bebió un chupito, y Jimin... Bueno, Jimin acabó confesándonos que siempre había guardado un cariño especial a nuestra madre, y que si no lo fuera, ya se la habría follado. Fue una anécdota bastante desagradable. Al menos no se lo dijo a mi madre directamente y le ahorró un buen trauma.

Al día siguiente, Jimin y yo acompañamos a mi familia a Incheon antes de volver al apartamento.

Mi madre acabó llorando, después lloré yo, y luego, mi hermano. La última vez que vi llorar a Jungkook fue cuando tenía trece años, cuando su juguete de Iron Man se cayó de la estantería y se rompió. Me abrazó fuerte antes de facturar la maleta. Le di unas palmaditas en la espalda a modo de consuelo, y todavía con lágrimas en los ojos, me reí y limpié sus mejillas con el puño de mi abrigo.

— Anda, ratita, deja de llorar. — le dije — Que ya eres todo un hombretón.

— Cuídate, po-porque si me entero de que alguien te hace más daño vendré y le partiré la cara en cuatro, ¿vale? — sollozó.

— Sabré cuidarme solita. — me puse de puntillas y le planté un sonoro beso en la mejilla. Era la primera vez que no se apartaba avergonzado y se limpiaba con cara de asco. — ¡Hablaremos por Skype!

Olivia se acercó a mí. Ya era una parte de la familia. Era algo más que mi cuñada; era casi como una hermana pequeña para mí. La chica, reteniendo las lágrimas como una campeona, se colgó de mi cuello y también me abrazó. — Ha sido un placer conocerte. ¡Espero hablar contigo muchos días a partir de ahora!

— ¡Adiós, Hye! — Mi hermano besó mi frente rápidamente.

— Adiós, parejita.

Nos despedimos de ellos con la mano hasta que les perdimos de vista. Jimin y yo suspiramos a la vez. Él pasó un brazo por mis hombros con una sonrisa, como si quisiera reconfortarme, y me hizo caminar hacia la salida del aeropuerto.

— ¡Tengo que contarte tantas cosas! — exclamó, cambiando radicalmente de tema para que no me deprimiera demasiado. Le devolví la sonrisa tiempo después, agradeciendo silenciosamente que quisiera alegrarme. — Mi hermano quiere conocerte, así que algún día deberías venir a Busan.

— ¿No prefieres acompañarme a Los Ángeles?

Ahogó un gritito. — ¡Esto es como una proposición!

Solté una risilla amarga y no comenté nada al respecto. Jimin y yo cogimos el tren de vuelta a Seúl, y una vez en la estación, volvimos en metro al apartamento del pelinegro. De camino, nos encontramos con una de las personas que no me quería encontrar. Jimin, con la excusa de que tenía que deshacer su maleta, me dejó a solas con Kangjoon, que me notó alicaída al instante. No quería hablar con él porque, curiosamente, verle me recordaba a Yoongi. Era una sensación extraña que se sumaba al vacío que había estado sintiendo los últimos días. Joon empezó a preguntarme qué me pasaba con su característica preocupación. Intenté ocultar lo evidente y respondí que me sentía algo triste porque mi hermano y mi madre se habían ido a Estados Unidos, pero Joon debía tener el poder de la clarividencia o algo por el estilo.

— ¿Has roto con el teñido? — soltó.

— Sí. — suspiré.

Vi una chispa de esperanza en sus ojos claros, cómo ocultaba una sonrisa al morderse el labio inferior y cómo su expresión en sí gritaba ''¡esta es la mía!''. — Lo siento. — dijo, claramente contento. Intentó que su tono de voz sonara entre lamentoso y triste para parecer que se compadecía de mí, pero noté el efecto contrario. — ¿Entonces...?

— Sí. Estoy soltera. Pero me gustaría estar sola un tiempo. Por mucho tiempo. Quizá hasta que acabe los estudios. — aclaré. — Me gustaría concentrarme en la carrera, en poder ser independiente. — me encogí de hombros con una sonrisilla. — Creo que por fin entiendo eso de que fuera un poquitín egoísta, y creo que también podré llevarlo a cabo de una vez.

— Comprendo. Me parece genial. — Joon me sonrió con sinceridad. No me esperaba que lo hiciera después de escucharme. — Y me alegro de que por fin hayas dejado a ese gilipollas. No te merecía. — añadió.

Hice una mueca. — Ya... Ah, y gracias por aguantarme todo este tiempo.  Te arrastré al drama cuando no era mi intención, lo siento...

— No te preocupes, Hye. — hizo un gesto con la mano para restarle importancia, jugueteó con las llaves que llevaba en la mano y señaló disimuladamente el final de la calle, apuntando con la barbilla el apartamento de Jimin, que se veía en la lejanía. — Hace frío y tu amigo te estará esperando, ¿no?

Asentí. Dejé que Joon abrochara bien mi abrigo, tapándome el cuello. Las temperaturas habían subido bastante para ser un seis de enero, pero aún así hacía frío. Esbocé una sonrisa de nuevo, me despedí de él con la mano y caminé cuesta arriba para llegar al apartamento de Jimin cuanto antes. Quería sentarme en el suelo con una buena bolsa de comida basura entre las piernas y ver un maratón de cualquier drama ridículo y cómico que me sonsacara alguna risilla.

No me hizo falta buscar las llaves en el bolso. La puerta del apartamento estaba entre abierta. Me resultó bastante extraño. Quizá una corriente de aire la había abierto; desde que cierto peliverde se marchaba dando portazos, no cerraba bien y el picaporte estaba hecho polvo. Empujé la puerta y entré al apartamento.

Escuché dos voces masculinas. Sólo hablaban, una más que otra. Apreté la mandíbula y cerré los ojos con fuerza al reconocer su voz grave. Suspiré después de quitarme los zapatos y dejarlos apartados junto al resto, en su mayoría de Jimin. Caminé despacio hacia la sala de esta, de donde provenían las voces, y me quedé congelada -literalmente- al ver a Yoongi ahí.

Volvía a tener ojeras, aunque trataba de disimularlas bajo el cristal y la montura de sus gafas negras. Cruzamos una mirada rápida, pero agaché la cabeza y me encaminé hacia mi habitación. Supe que Yoongi quiso decirme algo. Sentí cómo me seguía con los ojos.

Sus cosas ya no estaban en la habitación, pero tuve la sensación de que se dejaba algo, como si todo estuviera partido en mitades y una fuera suya, y la otra, mía. Había planeado deshacerme de sus cosas para desahogarme un poco, pero Yoongi se me adelantó una vez más y dejó la habitación como si nunca hubiera pasado por ahí... A simple vista. Tragué en seco, cerré la puerta y me apoyé contra la madera. Pensé que no estaba tan afectada por la ruptura, pero sí que lo estaba, y era bastante obvio. Me llamé tonta a mí misma y me arrepentí de no haber dejado la cabeza bien alta al pasar por delante de Jimin y Yoongi.

Esperé a que el primero se despidiera de su amigo. Escuché la puerta principal cerrarse de nuevo, algo menos fuerte que otras veces, inflé mis pulmones con aire hasta que casi reventaran y lo solté por la boca con la intención de impedir que mis sentimientos hacia aquel cabrón me jugaran una mala pasada. Me recordé en voz baja que iba a olvidarme de él, que iba a seguir con mi vida como si no hubiera pasado nada entre nosotros. Abrí la puerta de la habitación.

Jimin me miró con pena.

— Jo, Hye... Lo siento.

— No lo sientas. — traté de sonreír para quitar hierro al asunto. —  ¿Qué hacía aquí ese gilipollas?

— Sólo venía a por algunas cosas. — Jimin hizo un puchero, pensando que hacer. Evitó el contacto visual. — Erais mi pareja favorita...

— No me lo recuerdes, ¿vale? Llevo sin llorar por todo esto y no quiero hacerlo ahora.

— Tú... ¿Estás bien, Hye?

Me quedé mirando fijamente el piano de pared con la pintura desgastada y la madera abollada por culpa de los golpes y puñetazos de cierto maniaco. Las teclas estaban descubiertas, pero no fue eso lo que me llamó la atención.

Había un ramo de flores blancas y una nota encima.




Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Where stories live. Discover now