t r e s

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Jimin me arrastró fuera de la cama -casi literalmente, ya que me agarró de los pies y me llevó por el suelo hasta sacarme a la sala de estar- y me obligó a subir al baño, donde Yoongi se había encerrado hace un buen tiempo. No quería preocuparme por él, y tampoco quería que me importara. Resignada, subí las escaleras delante de Jimin, me planté enfrente de la puerta del baño y me quedé mirándola como si tuviera delante un difícil puzzle que resolver.

— ¿Qué haces? — preguntó el pelinegro al ver que yo pegaba la oreja a la madera de la puerta. Me llevé el índice a los labios, pidiendo silencio, pero Jimin no pareció captarlo. — ¿Por qué...?

— ¡Shhh!

No se oía nada. Al otro lado de la puerta, solo se escuchaba silencio. Suspiré, sabiendo que no me quedaba otro remedio que golpear un par de veces la puerta mientras me agarraba el puente de la nariz. No hubo respuesta. Miré a Jimin fugazmente. Fue una mala idea, porque al verle tan preocupado de repente no pude evitar inquietarme por Yoongi. Volví a llamar a la puerta.

— Soy yo. — dije, con calma, lo suficientemente alto para que Yoongi me escuchara. Giré el picaporte con fuerza, pero el baño estaba cerrado desde dentro. Chaqué la lengua algo molesta. — Abre, por favor. ¿Yoongi?

Jimin se acercó a mí para pegar la oreja a la puerta también. Los dos nos quedamos un buen rato escuchando sin oír nada más que un silencio sepulcral. Tan sepulcral que asustaba. Di un par de toques más sobre la madera, esperando una respuesta. Yoongi solía darse baños largos y relajantes, con el agua casi ardiendo, para liberar estrés. Normalmente se quedaba dormido en la bañera, y yo, como mujer responsable que era, entraba y le despertaba con suavidad, porque siempre dejaba la puerta del baño semiabierta, invitándome a entrar.

— ¿Qué está haciendo? — susurró Jimin separándose despacio de la puerta. Yo me encogí de hombros. — ¿Estará drogándose?

— No. No puede haber traído droga en la maleta, y tampoco puede haber conseguido droga tan rápido. Acaba de llegar a Seúl. Y tampoco está haciendo sus necesidades. No puede tardar casi media hora en cagar, joder.

— Qué fina.

Rodé los ojos. — Bueno, no da señales de vida...

— Al final voy a tener que tirar la puerta.

— ¿Por qué?

— Porque soy humano y siento decirte que necesito cagar también, Hye.

— Qué fino. — Sonreí casi sin darme cuenta y sin saber muy bien por qué. Después, insistí una última vez y volví a llamar a la puerta. — Yoongi, ¿qué haces? Soy Hyesun, no Jimin.

Escuchamos un golpe y un suspiro largo y pesadísimo. Al fin, señales de vida que significaban que Yoongi no estaba muerto. Oímos como abría y cerraba el grifo, como arrastraba los pies por el suelo embaldosado del baño, como quitaba el cerrojo de la puerta despacio y como volvía a suspirar antes de abrir la puerta. Por fin, apareció. Yoongi volvía a tener los ojos rojos y la cara mojada, aunque también su flequillo grisáceo estaba algo empapado. Seguramente se había lavado la cara lo más rápido posible para que no fuera tan evidente que había llorado. Nos miró de arriba a bajo, con los ojos entrecerrados, cabreado.

— ¿Qué coño queréis? — Escupió. No nos dejó añadir nada. Yoongi continuó hablando enseguida, con voz ronca y tono amenazante. — Voy a ducharme. No me molestéis más, inútiles. Y tú, — dijo, dirigiéndose a Jimin. — a ver donde pones las manitas.

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ