c u a r e n t a y s i e t e

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Mi hermano me persiguió hasta mi habitación cuando llegué a casa. Mi madre y Olivia hicieron los mismo, aunque más disimuladamente, y se quedaron a escuchar la conversación escondidas detrás de la puerta abierta de mi cuarto. Jungkook me miraba con esa cara tan suya de roedor asustadizo, esperando a que contestara a sus preguntas.

— ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? ¿Qué le has dich-

Me giré hacia él con mi teléfono entre las manos. Cerró la boca de golpe cuando vio que le miraba como si quisiera colgarle del pescuezo. — Sí, estoy bien.

Busqué el número de teléfono de Yoongi en la agenda de mi teléfono. Sin pensármelo dos veces, lo borré, junto a todos sus mensajes, fotos durmiendo y todo lo que estuviera relacionado con él. Lancé el teléfono móvil hacia mi cama. Rebotó sobre el colchón y yo hice lo mismo. Me quedé mirando al techo, con mi hermano, su novia y mi madre mirándome sin dar crédito. Me reí a pesar de que tenía el corazón roto, unas ganas terribles de llorar y curiosidad por saber qué iba a ser de mí después de todo aquello.

Mi madre se sentó a mi lado. Puso su mano en mi hombro y lo apretó con suavidad.

— ¿Has... roto con Suga? ¿Por fin? — preguntó mi hermano, curioso.

— Sí. — a pesar de mi escueta respuesta, los ojos de Jungkook brillaron con ilusión. Le vi sonreír, pero dejó de hacerlo en cuanto se dio cuenta de que yo no tenía demasiada alegría encima.

— Cielo, lo siento. — me dijo, dándose cuenta de todo lo que estaba sucediendo. Yo negué con la cabeza, restándole importancia.

— Hablas como si alguien hubiera muerto.

No tenía las fuerzas ni las ganas de soltar alguna de mis metáforas en aquel momento. Volví a reírme por no llorar. Mi madre me animó a hacerlo, para que me desahogara, pero reparé en que no merecía la pena sollozar y lamentarme por haber terminado de sopetón con Yoongi. Bueno, él era un cabrón y fue quien cortó conmigo, pero era lo mismo. La cuestión es que ya no éramos nada, sólo meros conocidos, aunque ni siquiera quería que Yoongi me conociera. Quería olvidarme de él cuanto antes.

— ¿Te apetece helado? — me preguntó mi hermano, con un tono meloso y acaramelado.

Asentí. — Sí. Como dos toneladas, por favor.

Olivia y mi hermano salieron escopetados de casa para comprar tarrinas de helado en la primera tienda de conveniencia abierta mientras mi madre, sentada a mi lado, intentaba consolarme contándome que no todo se había terminado. Y tenía razón. Me dijo el tópico de que había más peces en el mar, que debía ser fuerte y todas esas mierdas.

— Estoy bien, mamá. — le tranquilicé. — Y además, da igual que haya más peces, o flores, o lo que sea. Yo no necesito a nadie. Ni siquiera a ese cabrón.

Pensé que mi madre me regañaría por decir una palabra malsonante a pesar de mi edad, pero simplemente asintió con una sonrisa algo triste y se levantó, dejándome sola en la habitación.

Me empeñé en no llorar. Y después de mucho tiempo, obcecarme en no hacerlo me sirvió para algo. No derramé ni una sola lágrima.

*****

Pasé un par de días más en la casa oficial de los Jeon antes de que mi madre y mi hermano se fueran. Jungkook tenía que seguir con el instituto en Los Ángeles, al igual que Olivia, y mi madre tenía que volver para trabajar. Todavía no me hacía a la idea de que ahora mi familia vivía allí, en Estados Unidos. Aunque mi primera opción era quedarme en la casa de mi madre, llegué a la conclusión de que el apartamento de Jimin estaba mucho más cercano a la facultad de psicología, y puede que algo influenciada por querer volver a la rutina, decidí quedarme a vivir con mi amigo.

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Where stories live. Discover now