s e i s

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Yoongi dio un par de golpes a mi puerta, pidiéndome que saliera. Los ignoré, y con el tiempo, él dejó de insistir. Tocó un par de piezas más al piano, lo aporreó por enésima vez. Mientras tanto, yo me mantuve al margen. Intenté arreglar alguno de los apuntes arrugados y los reordené con Yoongi golpeando las teclas del piano de fondo. Al final, después de unos cuantos minutos sufriendo por mi audición, Yoongi se marchó, gritando algo a Jimin. Resoplé, agotada, y miré el reloj de la pantalla de mi teléfono. 

Era casi la hora de la cena, y Yoongi no apareció hasta la madrugada.

Jimin sacó unas cuantas cervezas del frigorífico -en las que yo no había reparado- y yo pedí una pizza gigantesca que comimos tirados en el suelo de la sala de estar, viendo un absurdo drama en la televisión, aprovechando que Yoongi no estaba para comportarse como un niñato voluble. Debí de quedarme dormida con una lata de cerveza en la mano, todavía masticando. Jimin fue lo suficientemente amable para acabarse mi cerveza y llevarme a la cama, en brazos. Me desperté ya en el colchón, con la luz apagada, recordando que no había puesto la alarma de mi teléfono para que me despertara por la mañana. 

Fue entonces cuando llegó Yoongi, dando golpes y canturreando con su irritante inglés británico. Cantaba unas de esas canciones populares inglesas cargadas de palabras malsonantes. Jimin había tenido que bajar para abrir la puerta ya que el gilipollas de Yoongi no dejaba de llamar al timbre. Resoplé. Estaba borracho como una cuba. Me tapé la cabeza con la almohada después de escuchar cómo arrastraba la banqueta del piano por el suelo. 

Volvió a empezar con la Marcha Turca. Después, inició un recorrido musical por todos los compositores habidos y por haber. Todo lo que tocaba al piano eran piezas rápidas, de ritmo frenético que machacaban mi cabeza. Cuando se cansó, paró un par de minutos, en los que intenté dormirme otra vez, y volvió a empezar con la dichosa sonata número once de Mozart. Ahogué un grito. Mi teléfono móvil vibró sobre mi maleta, que se convirtió en una mesilla de noche improvisada. Miré la hora: eran las tres de la mañana.

Jimin me estaba mandando mensajes.

Está loco

Lo sé

Tiene que estar drogado

No es normal que actúe así

Hye haz algo:(

Qué quieres que haga?

Lo intenté en Londres

Lleva así casi quince días

Ya es la quinta vez que toca la puta canción

voy a volverme loco como él!

yo tengo que madrugar, así que no te quejes

y le llevo aguantando todo este tiempo!

hye por dios

haz lo que sea

pero que se calle

le pegamos una paliza?

no!

vale, haré algo

pero me debes una cena

todas las que quieras;)

Suspiré. Me llevé el teléfono conmigo misma y salí de la habitación, descalza, despeinada y frotándome los ojos. El sonido del piano retumbaba por toda la casa. Era como si me dieran martillazos en la cabeza. Ante todo, decidí que debía mantener la calma. Yoongi era bastante impredecible siempre, pero al estar borracho las probabilidades de no salir viva de allí aumentaban de una forma descomunal.

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Where stories live. Discover now