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El jet lag podía conmigo. Estaba cansada, con dolor de cabeza y las piernas entumecidas de estar sentada en el viaje en avión. Pensé que viajar en primera clase sería más cómodo, pero no me sirvieron de nada los asientos más amplios ni la comida gratis e ilimitada. Lo único que tuvo de bueno es que no vi a Yoongi en todo el viaje. Supe que había cogido el vuelo porque le escuché hablar un par de veces. Mi habilidad para distinguir su voz del resto me pareció tan espeluznante que llegó a ponerme los pelos de punta. 

Después de pisar por fin suelo coreano, de recoger mi maleta bien cargada de una cinta transportadora alejada del resto y de asegurarme de que nadie me seguía, salí por una de las puertas gigantescas dispuesta a encontrar a un chico de estatura más bien baja. 

Los aeropuertos eran normalmente lugares de despedidas y bienvenidas. En mi caso, esperaba que Jimin me diera la bienvenida con los brazos abiertos, pero no le encontré por ningún sitio. Me paré en seco, buscándole con la mirada y con urgencia. Dejé mi bolso sobre la maleta y me apoyé en el mango de esta, cansada. Hice un mohín. Jimin no estaba entre las personas que esperaban detrás de una valla a sus familiares, amigos, novios o lo que fueran. Suspiré y salí hacia el pasillo principal del aeropuerto con tal de no obstaculizar el paso del resto de personas del vuelo procedente de Londres -y con tal de no toparme con el cabronazo de Yoongi-. 

— ¡Jeon Hyeeeesuuuuun! — oí. La voz me resultó familiar, aguda y cantarina. Me giré en la dirección de la voz. 

Sonreí como una estúpida, aliviada al ver a Jimin alzar sus brazos en forma de corazón, por encima de su cabeza. Ya no había ni rastro del color naranja que tintaba su pelo cuando le conocí, ni rastro de chaquetas de cuero, ni de botas Dr. Martens. Era como si, después de vivir una vida loca y ajetreada, Jimin se hubiera calmado, y con él, su estilo. Vestía una camiseta de rayas, unos simples vaqueros y zapatillas deportivas. Parecía más joven con el pelo de color negro. Jimin abrió los brazos, sonriente, esperando un abrazo.

Arrastré mi maleta a pesar de lo mucho que pesaba y de lo doloridas que estaban mis piernas, la dejé al lado de Jimin y también abrí los brazos, dispuesta abrazarle después de un largo tiempo. Quería verle en persona, y siendo sincera conmigo misma en el viaje, descubrí que estaba ansiosa por contarle muchas cosas. Hablar con él siempre me había tranquilizado, y a falta de una buena amiga con quien compartir secretos, Jimin era lo mejor. 

Alguien pasó por delante de nosotros como una exhalación. De hecho noté cómo levantaba una pequeña corriente de aire. El susodicho sujeto se paró entre los dos, interrumpiendo abruptamente lo que iba a ser un abrazo cálido de bienvenida. Le reconocí. Estuve a punto de empujar a Yoongi a un lado, pero se echó a los brazos de Jimin y le dio unas sonoras -y seguramente dolorosas- palmadas en la espalda. 

— Cuánto tiempo sin vernos, ¿eh?

Jimin se había quedado en blanco. Yo fingí una risilla, aparentando que todo estaba correctamente, y al notar la mano de Yoongi rozando la mía, también abracé a Jimin. El correspondió al instante. Rodeé su cuello con mis brazos. Me pegué a él tanto que, al hablar cerca de su oído, rocé su oreja con mis labios.

— Ayúdame con él, por favor. — susurré.

— Pensé que no vendría...

— Sólo ayúdame.

Jimin asintió disimuladamente. — Bueno, tendréis jet lag y esas cosas...

Nos separamos con cuidado, casi con miedo, dado que Yoongi nos miraba como si estuviera planeando cómo degollarnos y esconder nuestro cadáver. Me quedé cerca del pelinegro, agarrando bien mi bolso para evitar que Yoongi me cogiera de la mano. Él no había dicho nada, pero sus celos se podían notar a kilómetros. Tenía el ceño fruncido y los labios apretados. No me importara que se pusiera celoso, ni mucho menos. De hecho, me divertía verlo así porque sabía lo mucho que le jodía que yo me acercase a otros cuando yo era ''terminante y únicamente suya''. 

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora