c u a t r o

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Kangjoon escuchó atento toda la historia. Desde el supuesto suicidio hasta las tardes lluviosas de Londres en las que Yoongi y yo nos quedábamos en la cama sin hacer absolutamente nada. Jimin se tomó dos cafés más porque la velada se alargó más de lo que tenía planeado. Cuando acabé de hablar sentí que me había quitado un grandísimo peso de encima. Pedí un vaso de agua y me lo bebí casi de un sólo trago. Tanto hablar me había dejado sin saliva.

— Resumiendo,  — apuntilló enseguida Jimin — que se fue con el amor de su vida y ahora lo único que quiere es deshacerse de él.

— No me extraña. Menudo cabrón.

— ¡Aleluya! ¡Alguien que al menos piensa como yo! — exclamé feliz, juntando las manos en una sonora palmada. Di un golpe suave a Jimin en el hombro, fingiendo estar enfadada. Él emitió un gemido agudo y absurdo. — ¡Y no quiero deshacerme de él! Sólo quiero que me deje. Y ya está, todo solucionado.

— ¿Y por qué no hablas con él?— sugirió Jimin todavía frotándose la zona dolorida.

— ¿Por qué no le pegas una paliza? — bufó Joon. Al parecer continuaba teniendo graves problemas de irascibilidad. Se cruzó de brazos y apoyó la espalda en el respaldo, de morros, sin dejar de protestar.

— Tampoco soy tan violenta. Y tampoco creo que sea necesaria una paliza.

— Te juro que como vea a ese... — Joon empezó a removerse en la silla, inquieto, protestando entre dientes y seguramente dispuesto a buscar por todo Seúl a Yoongi. Yo me reí, nerviosa, y le pedí que se calmara con los brazos en alto. — Opto por dejarle paralítico.

— Yo opto por tener una charla civilizada y un beso después~ — Canturreó Jimin, moviendo la cabeza de lado a lado, sonriente.

Suspiré. — Lo siento, pero yo no opto por ninguna de las dos opciones.

— ¡Hye! — protestaron los dos, al unísono.

Me encogí de hombros. — Todavía tengo que pensarlo bien...

Estuve cerca cinco minutos escuchando quejas por parte de ambos. Kangjoon seguía diciendo que lo mejor era dar un ultimátum a Yoongi utilizando la violencia, casi a gritos, mientras que Jimin defendía que el cabrón y yo debíamos solucionarlo cuanto antes porque éramos su pareja preferida. Al final, tuve que poner orden entre los dos. Ahogué un grito y cambié completamente de tema, anunciando que debía ir al banco a cambiar todas las libras esterlinas que había metido casi a presión en el bolso. Los tres salimos de la cafetería después de que Jimin intentara -fallidamente- ligar con la camarera que nos atendió. Le di unas palmaditas en la espalda, a modo de consuelo.

Echaba tanto de menos el centro de Seúl que acabe comportándome como una niña en Disneylandia. Emocionada, señalando cada rincón de cada calle, tirando de la chaqueta vaquera de Jimin o dando golpes en el brazo a Kangjoon. Al final, los dos chicos me acompañaron durante toda la mañana, ayudándome con los recados. Creé una cuenta bancaria a mi nombre y arreglé el papeleo de la universidad. Me sorprendió que Kangjoon se moviera por el campus con toda naturalidad, así que le pregunté. No sólo sobre los estudios, también por su vida en general; aunque él se me adelantó y me preguntó si de verdad estudiaba psicología. Debió de verlo apuntado en los formularios.

Estuvimos unos cuantos minutos formando un buen escándalo porque ambos nos dimos cuenta de que éramos compañeros de facultad, y probablemente de clase. Incluso Jimin se puso a dar saltitos a pesar de que él ni siquiera estudiaba en la universidad. Después, Joon me explicó que tuvo que dejar el trabajo -y todo, al fin y al cabo- porque tuvo que irse de Seúl para cuidar a su abuela enferma. Estuvo tan ocupado que no contactó conmigo, aunque sí supo que me habían atropellado. Kangjoon se disculpó conmigo por no haber ido a visitarme, pero le dije que no era necesario, que su abuela era mucho más importante que yo. Joon parecía apagado al hablar sobre su abuela, así que me fue fácil suponer que la pobre mujer había muerto.

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Where stories live. Discover now