n u e v e

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Jimin y yo mirábamos al techo, tumbados en el colchón de su cama, casi a oscuras. El silencio era tan sepulcral y tan vacío que me hacía sentir incómoda. Me daba la sensación de que estábamos de luto... o dentro de una depresión irremediable. Me froté la cara, gruñendo sólo para romper el silencio. Pataleé en la cama, como si fuera una niña pequeña, sonsacando una sonrisilla a Jimin, que después se reincorporó lentamente y se giró para mirarme.

— ¿¡Por qué todo es tan complicado!? — protesté.

— Ya... ¿y ahora qué? ¿esperamos a que se le pase? — preguntó Jimin, entre suspiros. — ¿le buscamos unas pastillas? ¿Qué?

No sabía con mucha certeza si Yoongi de verdad tenía el trastorno maniaco-depresivo. Era algo difícil de diagnosticar, y una simple estudiante de psicología -ni siquiera de psiquiatría- no era quien para hacer una valoración clara y veraz. Quizá había estado todo el rato bajo la influencia de las drogas y ahora pasaba una depresión periódica, o a lo mejor era todo una actuación. Lo único que tenía claro es que Yoongi necesitaba ayuda, y no yo precisamente. Necesitaba a alguien profesional. Y con urgencia. Yo también me senté en la cama.

Me encogí de hombros a modo de respuesta. — Tenemos que buscar un psiquiatra que le diagnostique.

—¿No puedes hacerlo tú? Más rápido, más fácil... y gratis.

— No te preocupes por el dinero, Jimin. — dije, dándole unas palmaditas reconfortantes en la espalda. — Puedo pedírselo a alguien como un favor.

— Entonces, ¿se la vas a chupar a un viejo baboso que tiene un grado en psiquiatría para que le de pastillas a Yoongi? — soltó, abriendo los ojos y la boca, sorprendido. —Hala, no me esperaba eso de ti.

Pasé de darle palmadas suaves a pegarle patadas hasta que empezó a reírse. — ¡Jimin!

— ¿Qué? Toda la clase de favores que conozco, acaban siendo así. — también se encogió de hombros, y después sobre sí mismo al ver que alzaba la mano para volverle a pegar. Sonrió de aquella manera en la que sus ojos formaban una curvada línea delgadísima que apenas podía ver. — Vale, vale. No eres tipo de favor... Pero le ayudarás, ¿no?

Hice una mueca. Mi cara lo decía todo: no estaba muy convencida de ayudar una vez más a Yoongi. La última y única vez que lo intenté, acabé igual o peor que él, sufriendo y llorando cada noche, en silencio. Jimin me miró con su ya típica cara de cachorrito, esa con la que me miraba cuando quería que le comprara comida o le acompañara a alguna fiesta a la que no quería ir ''sin una chica guapa que pareciera su novia'', pidiéndome con la mirada que hiciera algo con Yoongi. Yo le respondí con un bufido, desganada.

— No sé...

Me dio un empujón amistoso. — Venga, le puedes utilizar de conejillo de indias si quieres, para eso de las consultas y demás. Puedes practicar con él lo que estudies en la universidad.

— De verdad, Jimin, no estoy segura. De momento buscaré un psiquiatra y-

— ¡Hye! — refunfuñó, con el tono de un niño mimado de tres años, inflando las mejillas de una forma adorable y fingiendo llorar. Me volvió a empujar varias veces mientras yo me limitaba a mirar a las escaleras con expresión neutra. — Simplemente habla con él. ¿Y si ya sabía que era bipolar y no nos lo ha dicho?

— ¿Por qué no hablas tú con él...?

— No.

— Sí.

— A lo mejor.

— Eso es un sí.

— Hyeeeeee... — gimió otra vez con voz similar a la de una niña. — Habla solo un poquito, un poco. — Me enseñó una cortísima distancia entre su pulgar y su índice, casi juntándolos. — Cuando esté un poco más calmado, yo le hablo también. ¿Trato hecho?

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora