p r o l o g u e

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Estoy harta de ti. De tus estúpidos enfados repentinos, de tus ganas espontáneas de romper cosas y quemar las paredes. Que te jodan Yoongi, QUE TE DEN

Estábamos bien. Éramos felices, y todo es culpa tuya. Te he perdonado ya tres veces y sigues echándome en cara que no he tenido paciencia contigo. Estarás de coña, porque llevo meses aguantándote. Meses aguantando tu carácter insoportable, tu piromanía y tus putos desequilibrios mentales. Me cansa tu fantástico sarcasmo cuando me haces llorar, me cansan las excusas que me das cuando llegas a las tantas a casa oliendo a tabaco y a sexo desenfrenado con otra.

Y es lo que me duele. Que yo esté aquí, tirando de ti todo el rato para que seas el Yoongi del que me enamoré, no el hijo de puta que promete cosas que nunca ha llegado a cumplir. No todo se arregla con un polvo y cuatro palabras bonitas.

Me voy. No puedo más con esto.

Vuelvo a Seúl.

Salgo mañana en el vuelo de las tres de la tarde desde la terminal cuatro de Heathrow.

He comprado también tu billete, por si te da la puta gana venir y dirigirme la palabra siquiera. Y sí, me he gastado todo tu dinero en un billete de primera y en uno de clase turista para ti. Te jodes si no puedes comprar más ginebra y tabaco.

No espero que vengas.

Lo nuestro está muerto desde hace tiempo, Yoongi,

Jódete.

Yoongi arrugó, sin pensárselo dos veces, la nota que ella había dejado pegada en el frigorífico. Ni siquiera la lanzó contra la pared, ni a la papelera; continuó con la hoja arrugada en su puño, hasta cuando salió de su apartamento de Londres con la esperanza de encontrarla. Sabía que ya había hecho la maleta, que la parte que le pertenecía del armario compartido entre los dos estaba casi vacía, que mañana era hoy y que estaba a punto de perderla del todo.

Bajo los escalones del apartamento de aire victoriano. Llovía, pero no le importaba mucho calarse cuando se trataba de ella.

Vio a Hyesun subirse en uno de esos taxis antiguos, negros, brillantes y achatados. Hicieron contacto visual en cuanto ella, al cerrar la puerta del coche, alzó la cabeza hacia la puerta de la casa. Él lo único que pudo fue suplicarle con la mirada, pidiéndole con gritos silenciosos que no le dejara. Ella, impasible, pero con cierta socarronería, se despidió de Yoongi alzando la mano y enseñándole, en todo su esplendor, el dedo corazón.

El taxi arrancó. Yoongi se quedó quieto, dejando que las gotas frías de la lluvia londinense empaparan su pelo gris, su delgado cuerpo. Observó en silencio cómo el taxi negro desaparecía en la lejanía, con la única persona que había sido capaz de amar dentro, alejándose cada vez más de él.

Y al parecer sin vuelta atrás.

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- próximamente en sus mejores wattpads

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Where stories live. Discover now