v e i n t i s é i s (i)

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Traté de levantarme del colchón de la forma más digna posible después de que Jimin saliera del baño y me preguntara qué narices hacía ahí tirada. Suspiré, miré el resultado una vez más cuando él ya hubo desaparecido y me dirigí a la ventana. La abrí, miré hacia abajo y lancé el test de embarazo sin pensármelo dos veces. Seguí la trayectoria en línea recta desde la yema de mis dedos hasta el suelo. Lo vi desaparecer entre unos pequeños arbustos plantados junto a la fachada del apartamento.

Bajé las escaleras con la cabeza bien alta, agarrándome al pasamanos. Aunque fingí no estar muy desanimada y estar bien, me mareé nada más llegar al fin de las escaleras. Me apoyé contra la pared fría.

— ¿Estás... bien?— se atrevió a preguntar Jimin desde algún lado de la sala de estar. Asentí con desgana. Llevábamos casi diez días sin hablar; simplemente nos saludábamos con una sonrisa y poco más. 

— Sí. Acabo de recordar que tengo dos horas de clase seguidas y... me he mareado. — bromeé, fingiendo una sonrisa dulce que al parecer tranquilizó a Jimin. Él pasó a mi lado. 

— Si te pasa algo, deberías decírmelo. Vives conmigo... Imagínate que vuelvo cualquier día de clase y te encuentro muerta en el suelo. ¡La policía me haría muchas preguntas! 

Me reí. — Tranquilo, estoy bien.

— ¿Pasa algo con Suga?

— ¡No!

Jimin me miró una última vez con los ojos entornados. Sabía que tenía que irse al conservatorio de danza, así que empecé a empujarle hacia la puerta para que se fuera cuanto antes y dejara de preguntarme insistentemente si me pasaba algo con Yoongi. Me despedí de él agitando la mano en alto, apoyada en el marco de la puerta, de la forma más dramática que una debilucha embarazada de diecinueve años podría imitar. Los dos seguíamos fingiendo estar dentro de una película dramática. Bueno, realmente mi vida no estaba tan lejos de ser adaptada para crear una novela basada en hechos reales.

Cerré la puerta despacio. Todavía me quedaban unos quince minutos para salir a clase, pero teniendo en cuenta de que mi velocidad normal al caminar se había reducido en las últimas semanas, decidí prepararme y salir antes. Me vestí con el vestido blanco que Yoongi me regaló. Me prometí a mí misma nunca ponérmelo, pero fue lo primero que alcancé. Tenía demasiadas cosas en la cabeza; vestirme con la prenda blanca y romper mi autopromesa era lo de menos. Intenté quitar la etiqueta con las manos. Acabé arrancándola de cuajo con los dientes porque apenas tenía fuerza y no iba a recorrerme media casa en busca de unas tijeras. 

Yoongi dormía tapado casi hasta los ojos la última vez que me asomé a la habitación antes de irme definitivamente. Solía acercarme a él y decirle que tuviera paciencia con Hoseok, pero dormía tan profundamente -cosa extraña en él, porque se despertaba con el más mínimo ruido- que preferí dejar que siguiera durmiendo como un bebé.

Cogí mi bolso, me puse un abrigo que me resguardara del frío, me calcé con los primeros zapatos cómodos que vi y salí caminando hacia la estación de metro diez minutos antes de lo normal.

Me di cuenta de lo lenta que me había vuelto cuando al girar la esquina vi a Kangjoon cerrando la verja que rodeaba su casa. Aceleré un poco el paso para poder alcanzarle un poco antes, aunque él siempre se volvía para ver si yo bajaba ya la cuesta. Al verme en la lejanía, sonrió. Después de saludarle con un suspiro, comenzamos a caminar juntos.

— ¿Qué tal el resultado? — preguntó, directo al grano. Sus ojos estaban bastante más abiertos que de costumbre, así que supuse que tenía mucha curiosidad.

— Positivo. ¿Sabrás guardar el secreto al menos tres meses? 

Vi cómo los músculos de su cuello se tensaron al tragar saliva. — ¿Tres meses? ¿Vas a escondérselo a él? — Joon parecía seguir siendo incapaz de pronunciar el nombre de Yoongi. Me encogí de hombros a modo de respuesta. 

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα