Carter había hecho una rutina para él.

Christian volteó y miro a Max con una sonrisa en el rostro.

Sólo podremos avanzar si te esfuerzas un poco más ¿Si?

Max indicó que ya se irían a casa y que le pasarían a dejar, Christian asintió y se fue con él, suspiró.

Ya no importa, Evans.

En el camino a casa el ambiente estuvo tenso, todos notaron que Christian miraba la ventana con un aire melancolico y triste, hasta que de pronto Lazari le vio abrir bien los ojos, también vio sus manos temblar, estaba pasando algo raro, el castaño se estaba hundiendo demasiado en sus pensamientos y eso no era bueno, cuando la azabache iba a tocar su brazo para distraerle el celular de Christian comenzó a vibrar, él lo tomó y leyó el mensaje, aunque al parecer aquel mensaje lo único que hizo fue ponerle más nervioso.

Cuando llegaron a la casa de Christian, este no le hizo señas a nadie, simplemente se bajó y sacó sus llaves para abrir la puerta, Michael también se bajó, no lo dejaría solo estando tan... raro.

Su acción fue seguida por Maximiliano y Lazari, pero Christian se volteó antes de abrir la puerta y negó con la cabeza y una sonrisa en el rostro, ellos lo entendieron y con el corazón ahogado en su pecho, dejaron a Christian solo.

Christian subió las escaleras arrastrando su mochila y golpeandola en cada escalón, cuando llegó a su habitación cerró la puerta y se lanzó de espaldas contra ella, miró a su alrededor, naves espaciales, cartas, libros y un mapa que hizo con la ayuda de Carter, se levantó y guió su dedo por los países.

“Aquí es donde no encajo, y aquí... aquí... aquí... quizás el mar...no, ¿En qué demonios piensas? Tonto”

Miró el álbum de fotos que estaba en su escritorio y lo sacó con cuidado, dentro de el sólo habían fotos luego de los 7 años.

¿Quién soy en realidad? ¿De dónde vengo?

Ese día sus pensamientos estaban realmente crueles.

¿Papá y mamá me querían? ¿Cómo murieron?

La vida de Christian había ido tan deprisa, tan manejada, tan rara, tanto que nunca pudo preguntar por su familia a Carter.

Se metió en la cama y se quedó allí hasta la madrugada, sabía que su celular estaba vibrando pero no quería responder nada.

¿Dónde está la felicidad ahora?

Christian tomó su chaqueta, aunque fuera verano aún hacia frío, salió con ella a caminar, su celular iba dentro de uno de los bolsillos, fue al parque más cercano y se quedó allí, tambaleándose en los columpios, eso lo hacia desde pequeño, en esos tiempos Carter tenía tiempo para él y lloraba en sus brazos, también discutían por cosas mínimas y luego se disculpaban entre llantos, a Christian le relajaba ver a su hermana tocar el piano y ambos leían juntos comiendo chocolates en medio de la lluvia, pero si la vida le enseñó algo a Chris es que la vida es así de triste y crecer te aleja de lo que amas, porque él suponía que su hermana lo amaba tanto como él a ella.

Su celular vibró repetidas veces y de puro cansancio Christian miró los mensajes.

Unos de la familia Castillar, otros de los Whit, algunos de su tía y otros de Carter.

Christian volvió a casa sin abrir ninguno de ellos.

Al volver notó algo que no había visto al salir.

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