Miró a su madre de arriba a abajo. - ¿Por qué vas vestida así?

- ¿Se te ha olvidado verdad?

- No entin... Mierda. - Abrió mucho los ojos. - ¿Es hoy?

- Sí y ya estas corriendo a bañarte y arreglarte.

Sin decir nada más se encaminó al baño de su habitación. Una buena ducha fría le haría despejarse.

Después de la ducha se vistió con una simple camisa blanca y unos pantalones negros.

Al bajar se encontró con todos ya listos.

- Estas guapísima hermanita. - Dijo al verla.

- Calla tonto y toma. - Dijo en su oído mientras le daba una pastilla para el dolor de cabeza. Él le dio las gracias con la mirada.

Intercambiaron unas palabras y tiempo después se metieron en sus respectivos coches y partieron hacia la universidad.

- No voy a ir. - Dijo decidida.

- No digas tonterías.

- Mira la hora que es mamá y yo aún no estoy vestida.

- ¿Qué tal este vestido? - Dijo señalando un vestido rojo.

- Es muy corto. Ya hemos mirado todas las opciones, no voy. - Dijo rendida y sentándose en la cama.

- A ver, ¿ tú desde cuándo te preocupas tanto por la ropa? ¿A quién quieres impresionar?

- No digas tonterías. - Dijo soltando una risita. - A nadie, solo quería verme presentable.

- Tengo la solución. - Dijo María entrando en el cuarto.

- ¿Cuál? - Preguntaron las dos al unísono.

- Venid, tengo una cosa para ti Lana. - Dijo para después dirigirse al pequeño salón.

Lo primero que visualizó Lana fue una enorme bolsa.

- ¿Qué hay allí? No me digas que es un...

- Vestido. - Dijo María terminado la frase de su nieta. - Estuve toda la mañana reformándolo.- Dijo mientas cogía la bolsa blanca en sus manos para dársela a Lana.

Ella a su vez sorprendida lo agarró y al ver el interior abrió mucho los ojos mientras que su madre sonreía a su lado por la situación.

- No tenías que hacerlo, ¡muchas gracias abu!- Dijo para después abrazarla.

Unos minutos después ya estaba lista, con su nuevo vestido puesto, junto a unos tacones del mismo color. Dejó suelto su pelo negro liso natural, el cual, le llegaba hasta los hombros y un ligero maquillaje, dándole un poco de luz a su rostro.

Lana tardó más de lo que pensaba en aparcar el coche cerca de la universidad

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Lana tardó más de lo que pensaba en aparcar el coche cerca de la universidad. A medida que se acercaba al salón de actos iban apareciendo más y más personas. Pocos minutos después de pasar a través de la gente pudo entrar al salón. Había gente sentada en las butacas, estudiantes en grupos hablando y en el escenario había un hombre de unos 45 años mirando unos papeles que tenía en sus manos. Lana intentó buscar a Jane entre la multitud pero no lograba verla así que decidió sentarse en una de las butacas mientras seguía buscándola. Se preguntaba cómo hubiera sido su graduación y si su padre hubiera estado allí.

Después de un rato largo la ceremonia comenzó , el discurso del hombre se le hizo una eternidad y poco después empezó a llamar a los graduados, todos llevaban una túnica de color negro y violeta.

- Jane Blake. - Dictó el hombre.

Lana estuvo atenta y vio como ella subía al escenario, recibía su diploma con una amplia sonrisa y después volvió a su asiento.

Jane se sentía un poco decepcionada por no ver a Lana.

- ¿Qué te pasa princesa? - Le preguntó su padre que estaba sentado a su lado.

- Nada, es que esperaba a alguien y no ha venido. - Dijo

- ¿Algún pretendiente?. - Dijo sonriendo.

- ¡Papá!. - Dijo riendo. - Una amiga pero veo que no ha podido venir.

-¿Qué amiga? - Esta vez el que preguntó fue Paul.

- No seas cotilla. - Le contestó su hermana. - Pero ya que quieres saber, estaba esperando a Lana.

Paul se giró sorprendido, él intentado que esa mujer se aleje de su hermana y va ella y le invita a su graduación ¿Qué le pasaba por la mente?

- Entonces es mejor que no haya venido, esa mujer no me da buena espina. - Dijo en un tono de desprecio injustificado.

-¿Quién ha dicho que no he venido? - Preguntó Lana detrás de ellos con expresión seria hacia Paul.

Como ya se estaba acabando la ceremonia la gente iba saliendo y Lana encontró un asiento libre justo detrás de donde estaba situada la familia Blake. Todos elegantes y con buen porte.

Casi al instante de escuchar su voz, los cuatro se giraron hacia ella. Paul con expresión seria y Jane sonriendo.

Jane rápidamente se levantó a abrazarla.

- Creía que no habías venido. - Dijo mientras la abrazaba.

- Llegué un pelín tarde y no te pude localizar hasta que te llamaron al escenario.

- Bueno de todos modos vamos a la fiesta ¿no?

- ¿No era que no querías ir? - Preguntó su hermano mirando de arriba a abajo a Lana.

Otra vez ese mismo tono, aún no había olvidado lo que le dijo ¿por qué tanto odio?

- No quería ir porque no tendía a nadie con quien ir pero ahora sí. - Dijo mientras sonreía. - Ven te quiero presentar a dos personas muy importantes para mí. Mamá, papá ella es Lana Abbot una amiga.

- Encantada. - Dijo con una sonrisa tímida.

La madre de Jane no dudó un segundo en abrazarla. - Puedes venir a casa cuando quieras.

- Coincido con mi esposa, esperamos que os lo paséis bien en la fiesta chicos. - Dijo Raymond sonriendo.

Lana también sonrió.

Paul estaba presenciando la escena, ahora no solo Jane sino sus padres también ¿es que no veían lo que él sí?

Aunque con ese cuerpo seduciría a cualquier hombre, incluso a él. Ese vestido granate resaltaba sus piernas y su escote. Paul tuvo tiempo para apreciarla bien. No había duda de que Lana estaba preciosa aquella noche.

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