¿odio?

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Un chico de ojos azules miraba fastidiado a un chico de cabello revuelto, que, ni siquiera estaba a su lado, si no en otra mesa, mirando a la chica de los sueños del oji azul cantar, mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios.

—Maldita sea—Soltó Michael mirando a otro lugar, encontrándose con los ojos de Lazari, una chica de cabello negro bastante largo y ojos azules.

–Hey, deja a ese chico en paz—Suspiró ella—No le ha hecho daño a nadie, además...es sólo mirarlo ¡es como los angelitos de las caricaturas de la vieja escuela! No puedes verle con mala cara.

—Yo lo odio–Dijo el chico, mirándole aún con más mala cara.

—No es su culpa, es decir, si yo pudiese, también buscaría a alguien así, es que es demasiado adorable—Debatió la chica, recibiendo una mala mirada de su amigo.

—Si le es tan fácil conseguir chicas entonces que se aleje de Carter—Atacó decidido, la chica a su lado suspiró, siempre que estaban en ese café era igual, Lazari se fundía en suspiros.

Mientras el oji azul seguía mirando a aquel chico y el odio y envidia crecían en su ser, aparecieron nuevos personajes a su campo de visión, dos chicas bastante guapas se habían sentado en las demás sillas de la mesa, hablaban con el chico, pero este se había puesto a leer hace unos minutos y no les prestaba atención.

—Grosero—Susurró Mike.

Una de las chicas le tomó del brazo y este se estremeció, dejando el libro sobre la mesa y observandolas con... ¿Incomodidad?, Ellas no parecieron notarlo y siguieron hablando animadamente, él sacó un papel de su bolsillo y se lo entregó a las chicas ¿Su número, tal vez? , Ellas le miraron apenadas y le abrazaron para volver a su mesa, no puede ser ¿Las había rechazado? ¡Pero si son bellísimas!

Los pensamientos del chico de la mesa 4 eran un lío.

Aunque los pensamientos del chico de la mesa 7 no estaban muy tranquilos tampoco ¿Por qué esas chicas querían hablar con él? ¿Por qué venir al café le hacía sentir tan incómodo?

El oji marrón miró a su alrededor, encontrándose con la miraba del oji azul, ninguno la apartó, sólo estuvieron un rato así, Chris sabía que esa mirada tan “fea” iba dirigida a él, así que sólo siguió contemplandola hasta que su hermana, Carter, se apropió de un trozo de la mesa.

Oh si, eso era lo que hacía que la sangre de Mike ardiera, que la chica que tanto le gustaba compartiera tiempo con su “novio”, porque estaba seguro que eso eran, una parejita feliz.

Christian y Carter abandonaron el café, siendo recibidos por el frío fuera del local, este parecía abrazarlos y de vez en cuando, besar su pálida tés.

La azabache miraba agotada al chico a su lado.

—¿Ya nos podemos ir?

—Vámonos—Su respuesta fue seca.

Michael y Lazari caminaban por las frías calles de la ciudad, tarareando canciones que ambos complementaban con la voz del otro, sería raro que no lo hicieran, tenian pasatiempos parecidos, o algo así...La chica desaparecía unos días y nadie sabía a donde iba, nadie que no fuera su primo hermano, Maximiliano.

La casa de Mike no estaba lejos de la cafetería, tenía todo cerca, en realidad, era una suerte, así no tendrían que tomar un tren para llegar a su destino siempre.

En cuanto abrieron la puerta de la gran casa vieron juguetes desparramados por toda la sala, había una niña que jugaba con su hermano, ella una princesa y él de un dinosaurio, pero ni siquiera los mayores se podían librar del poder de este par, eso lo demostraba Anna, Alex y Max , Anna llevaba una capa y un maquillaje bastante desviado hecho por Jade, la pequeñita de la casa, mientras que Alex y Max jugaban a las cartas cuando en realidad, debían estar tomando el té.

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