Soy un maldito, lo sé.

capítulo 46

- Aún no lo haz comprendido ¿cierto?-   observé sus orbes antes de mirar sus labios para no tentarme más.

- En realidad no comprendo nada- frunció el ceño.

- Soy un vampiro, ver tanta sangre junta en tu rostro me abrió el apetito, puedes apostar que en ese momento quería devorar y morder tus labios para beber de ese lugar tu sangre de a poco- dije sonriente con un gesto macabro que a Morgan no le causó reacción alguna.

- ¿Y que se supone que te detuvo?- Morgan era bastante curiosa y esa curiosidad la pagaría caro.

- Yo no bebo sangre de cualquier humano, no bebo porquerías - su rostro se mantuvo quieto, simplemente se limitó a agachar su mirada a mis dedos que se encontraban cerca de su cuerpo, guardó silencio y cerró sus ojos sin decir más. - ¿Porqué tan callada niña?- la insité a responderme.

- Estoy cansada, necesito dormir- soltó un suspiro.

- Terminaré con esto y podrás dormir hasta morir si así te place - dije serio.

- Bien - dijo reacomodandose en la cama.

Continúe con mi labor de médico, coloqué una intravenosa para darle un poco de suero, suturé la herida de su frente y limpié la zona, apliqué un poco de antibiótico en el suero para ayudarle a combatir cualquier infeccione que pueda presentarse a futuro.

Miré otra vez a Morgan antes de retirarme, guardé mi equipo médico y me retiré del lugar sigilosamente.

- ¿Cómo sigue?- dijo Johann a mis espaldas, fu media vuelta para encararlo.

- Ya limpié sus heridas y ñe va a tomar un tiempo recuperarse aunque supongo que estará bien, es fuerte- finalizé y continúe mi caminata hasta mi habitación, necesitaba un buen baño, uno relajante y de agua caliente.

***Morgan***

Florian ya se había ido, lo escuché hablar con Johann afuera de mi habitación.

- Florian es bastante extraño ¿no crees?-  susurró gian quien esyaba sentado a un lado mio.

- Lo es, deberías trasender, poder descansar- lo invité.

- No, estoy mejor contigo, mientras estés sola no te dejaré - dijo tierno, abrí mis ojos y Gian estaba sonriente como siempre, como en vida solía mirarlo.

- Deja de añorarme en tu vida de nuevo, me angustias tonta- dijo gracioso.

- Me gusta verte felíz, ¿Puedo hacerte una pregunta?-  la cueiosidad me mataba.

- Dime.-

- ¿George está en el cielo o el infierno?-  dije con simplicidad.

- No tengo ni puta idea, ¿Porqué ?- lo mire extraño.

- Deberías saberlo, digo ahora que ya sé que no padezco esquizofrenia y que puedo verte quiero saber, tu debes tener contactos en donde estás para saber- le sonreí, Gian parecía ponerse cómodo en la cama.

- El que yo no halla trasendido no quiere decir que tenga contactos como tal, yo me mantengo aquí en el limbo porque tu eres mi único pendiente, no me importa si George está volando entre las nubes o ardiendo en las llamas del averno, eso es algo tan superficial y banal como el que critiques a una mujer por usar maquillaje- me reí.

- Supuse que podrías saberlo-

- Ahora sabes que no tonta-

- ¿Qué harás de ahora en adelante Morgan?-