capítulo 44

2.2K 201 93
                                    

Susurró unas palabras apenas audibles sobre mi cabello que cubríagran parte de mis oídos, soltándome de aquellas espantosas amarras que me mantenían sujeta a la  silla de madera.

- ¿Qué demonios hiciste Lassarre?- dijo McCain confundido en la penumbra. - Arregla esto de una buena vez Carlo - le ordenó a su lugarteniente.

- En un segundo- dijo Carlo.

Me levanté con lentitud de la silla y coloqué a McCain en ella amarrando sus manos a la madrra de la silla dondeme habían mantenido durante tiempo completamente desconocido para mi.

Con la cacha del arma dejé  inconciente a McCain para que a mantuviera en silencio por un momento, tomé de las piernas a Gian y lo aparté dejándolo recargado en el muro.

Entre la confusión de Carlo por el silencio y oscuridad inminente, segundos después logró encender la lámpara que colgaba del techo, coloqué mi pierna detrás de la suya y lo hice tropezar, repetí el proceso que había utilizado con McCain en Carlo, dejándolo en el suelo algo desorientado, apunté sobre su frente.

- Hora de dormir escoria- dije entre dientes y sólo volví a golpearlo una y otra vez hasta dejarlo inconciente como a McCain.

Me dejé caer en el suelo cansada, limpié mi frente pues estaba sudando, tenía fiebre y sudaba frío, agitada recuperé el aliento, miré un poco el suelo de aquel lugar, y comencé a reír.

- Morgan - Susurró Gian quien estaba sumamente golpeado.

- ¿Estás bien?-  dije sin mirarlo.

- Se me dificulta respirar- volvió a susurrar.

- Te ayudaré, sólo déjame recobrar el aliento- dije suspirando.

Los segundos pasaron y todos seguían en el suelo, tomé un par de esposas y se las coloqué  a Carlo en las manos y pies, entrelazando las manos de McCain y Carlo para hacerlo todo más interesante.

- Necesitas ayuda- dijo Gian.

- Mantén tu trasero donde te encuentras - dije autoritaria.

- Bien-

- No necesito ayuda puedo sola- tomé un poco de agua que tenían en un pequeño frigobar que se encontraba en el fondo de la habitación, "agua mineral" decía la etiqueta de aquel producto, tomé la botella y la abrí frente a McCain, agité la botella con énfasis y les dejé caer en sus rostros el líquido a presión haciéndolos despertar.

- Despierten que es hora de ajustar cuentas- dije evidentemente alegre.

- ¿Qué demonios es esto.? - dijo McCain confundido al ver a Carlo a su lado con su rostro ensangrentado y visiblemente disgustado.

- Una sorpresa McCain - reí.

- ¡Sueltame maldita esquizofrénica! -  dijo Carlo.

- Lo pagarás caro Lassarre - McCain estaba de mal humor.

- Como tu digas, bien mis pequeños amores... tengo muchas dudas al respecto de todo este plan siniestro entre ustedes dos- dije sonriente.

- Te puedes meter las dudas en en culo - dijo riendo.

- Bien,así lo quisiste McCain- dije tomando un martillo de una repisa que tenían cerca, tomé un poco de impulso y con el martillo golpeé la mano de McCain rompiendo su mano y haciendo explotar su piel, un poco de grasa de las gordas manos de McCain salió disparado directo a mi rostro.

McCain gritó y comenzó a retorcerse en la silla, Carlo comenzó a forsejear intentando soltarse del amarre que le había hecho con las esposas anteriormente.

Soy un maldito, lo sé.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon