Capítulo 10

4.1K 313 63
                                    

Estábamos dentro del territorio Graham, que constaba de varios kilómetros de cultivos que desconocía, escondidos entre la penumbra que nos ayudaba a camuflajear nuestros cuerpos, dentro de las espesas ramas de un árbol, esperábamos a que los habitantes del castillo Graham se entregasen a morfeo para poder entrar.

- Esperaremos un poco antes de entrar- Susurré a Johann quien estaba a mi lado, parecía nervioso, jugaba con algunos de sus dedos tratando de calmarse, yo lo miraba atento, no dejaría que sus nervios echaran a perder mi plan.

- ¿Y si mejor regresamos y dormimos un poco? - Preguntó temeroso, era lógico, esta vez mataría por decisión propia, aún consiente de lo que estaba por hacer.

- No seas cobarde- espeté displicente - No creí que fueras tan... tú - lo miré sin entender aún el porqué Johann no sacó un poco de mi carácter, él simplemente era aún muy humano para mi gusto, seguía siendo romántico, tenía piedad y sentimientos, era un vampiro asqueroso, aunque fiel debo admitir, la cuestión era que Johann me sacaba de quisio.

- Pero señor... podemos dejarlo como está, me mataron haciéndole un favor a usted- dijo con determinación y seguridad en cada palabra que salía de su boca.

- ¿Qué has dicho? - volteé mi cuerpo para encararlo, al estar sobre un árbol ocultándonos tuve que abrirme camino entre las hojas del árbol cercano al castillo para llegar directo a Johann quien estaba a un metro de distancia, lo miré furioso e incrédulo por sus palabras. -Repite lo que acabas de decir esperpento- Susurré cerca de su rostro, escupiendo mi aliento en su rostro.

- Que me mataron haciéndole un favor a usted- sus ojos miraban las ramas de abajo desviando su mirada de mis ojos negros.

- ¿Crees que fue un favor entonces? -hice una pausa para calmarme, si no lo hacía haría pedazos a mi creación y en cierta manera lo necesitaba vivo, me era de mas utilidad- Deja de decir estupideses y agradece que te regresé la vida- justo cuando iba a regresar donde antes estaba Johann volvió a abrir la boca exasperándome.

- Piénselo... si Melody no me hubiese tirado por aquella torre para asesinarme no me tendría eternamente a su lado- dijo seriamente, sus palabras estaban repletas de verdad, si, Johann tenía razón, pero no se lo haría saber.

- No tengo nada que pensar Johann, respecto a tu conversión ya lo había meditado antes, no te sientas halagado al pensar que me eres indispensable, eres un fiel acompañante, único debo admitir, pero el que Melody se halla atrevido a asesinarte hizo que yo adelantase tu destino- dije con frialdad.

- Ya veo- se limitó a decir, sabía perfectamente que no encontraría a alguien mejor que Johann en mucho tiempo y no esperaría para tener a alguien como el, si bien era cierto en los siete años que Johann llevaba trabajando para mi había meditado en algunas ocaciones la posibilidad de convertirlo, aunque estaba esperando a que algo sucediese, no sabía en realidad que se supone que esperaba pero si estaba seguro de que el sería un buen aprendíz, el compañero perfecto para compartir mi eternidad, tal vez esperaba a que el se percatara de mi juventud eterna con el transcurso de los años, o quizás que me encontrara bebiendo sangre de alguna víctima y descubriera que era yo, aún no tenía claro que esperaba de él, lo único que si tenía en cuenta era que Johann sería mío siempre, si no lo compartí con su madre en pleno lecho de muerte, menos con lo haría con alguien más, suena egoísta de mi parte pero es la realidad.

Pasámos media hora en silencio hasta que el Castillo se hallaba tranquilo, ya no escuchábamos ruidos, los corazones de los habitantes palpitaban tranquilos.

- Es hora- haciendo una señal con mi cabeza haciéndola a un lado para indicarle que me siguiera, corrimos sin ser detectados hasta las escaleras del Castillo, cruzamos la sala de estar que ahora que se encontraba vacía se veía aún más amplia, sin detenernos, corrimos en cada rincón de la primer planta del Castillo, inspeccionando cada habitación sin encontrar nada, subimos a la segunda planta y no había más que servidumbre, así que continuamos hasta encontrar la habitación de la madre moribunda de la perra de Melody, se hallaba dormida, o muerta, en fin, cerramos la puerta y con cautela seguimos hasta hallar la habitación correcta, y allí se encontraba la muy bastarda, dormida con su ligero camisón, cubierta por unas gruesas cobijas arropando su cuerpo en calidés, miré a Johann quien al verla se puso nervioso y comenzó a negar con su cabeza, poniendo unos ojos suplicantes en mi, haciéndome entender que no la lastimase, lamentablemente para él yo no obedecía órdenes.

Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now