capítulo 5

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Por fin la construcción de mi Castillo había finalizado con éxito, habían tardado 3 años más en terminarlo pues el terreno era amplio y Johann sabía perfectamente que debía cumplir mis expectativas, aunque siendo Johann quien estaba a cargo de todo no esperaba menos, sabía que el no me fallaría, hace un par de años atrás su madre había fallecido o mejor dicho yo la había asesinado, si, no lo hice por su sangre apetitosa, no, lo hice por que Johann tenía varias inasistencias para supervisar la obra, mientras el cuidaba a su madre los hombres que él personalmente había contratado perdían el tiempo y holgazaneaban, eso me ponía furioso, no quería azotar a nadie, así que le hice un favor a la madre de Johann y me deshice de su vida, eso no quiere decir que lo había hecho solo no, su rara enfermedad ayudó, yo solo ayude a que su muerte fuera menos dolorosa y agonizante.

Después de la muerte de su madre, pagué los gastos fúnebres, la sepultamos en la casa de Johann, justo como él había querido, le di unos días libres para reponerse de su pérdida, mas nunca los tomó, sus palabras fueron: "Trabajar me hará mejor que quedarme en casa a lamentar algo que no tiene remedio alguno".
Y eso era justo lo que me esperaba, Johann  se dedicó a construir mi nuevo hogar, dedicó cada día y minuto de su vida en estos últimos tres años a la construcción, todo el castillo quedó tal cual  lo había diseñado para mi, inclusive había colocado personalmente algunas piedras y simientos para quitar el dolor que oprimía su corazón, sabía de antemano que la pérdida de su madre lo devastaba, eso lo hacía esforzarse al doble, para mitigar aquel sentimiento, le pagaba el triple por sus servicios pues no solo diseñó, también cargó materiales pesados y con sus manos hizo un trabajo extraordinario, un trabajo que debía bonificar y agradecer, no me juzguen, soy un vampiro sí, pero el ser un vampiro no me volvía mal agradecido, ni mal educado, sabía agradecer la lealtad y confianza de mis allegados.

Hace un par de días que nos habíamos mudado al Castillo, le ofrecí un buen puesto permanente a Johann para que se quedase a mi lado, necesitaba de personas fieles como él.

Irina seguía a mi lado, soportando algunos desplantes míos, ella era demasiado dulce y a mi no me importaba nada en absoluto, me mantenía la mayor parte del tiempo aprendiendo, descubriendo cosas nuevas, hice cada cosa que Irina me dijo no me causaría daño, quería comprobar personalmente que lo que decía era cierto, aunque confiaba en ella, si, la cuestión es que todo se me hacía tan increíble, que no podía negarme el placer de ver con mis propios ojos que era inmortal, corté el pulgar de mi mano izquierda, quería probar la regeneración y así fué, justo como lo dijo Irina, de mi carne brotó el hueso, después se cubrió con cartílago, ligamentos, vasos sanguíneos, músculos, grasa, otra capa de vasos sanguíneos hasta terminar con la uña y la piel que cubría la carne viva de mi antigua amputación, era cierto, era inmortal.

Probé también aquella teoría del trozo de madera llamada "Estaca", pedí a Irina su ayuda más ella se negó, así que lo hice solo como todo, arranqué la pata de una silla, la afilé con mis uñas la pinta de la misma, sin pensarlo, sin analizar la idea de morir y, sin una pizca de temor o miedo, esas palabras para mi eren inexistentes.

Tomé con fuerza el trozo de madera y lo clavé en mi pecho, Irina en ese momento bajaba las escaleras, yo me encontraba en la sala de estar del Castillo, con la ausencia de Johann, quien arreglaba algunos documentos con la nobleza, Irina pegó un gritó aterrador al ver mi pecho perforado por una estaca, salió corriendo tropezando torpe mientras se acercaba a mi, yacía en el suelo, era un dolor insoportable debo admitir, apenas tenía una mueca en el rostro, Irina me tomó recostando mi cabeza en su regazo.

- ¡Señor Florian! ¡¿Cómo es que se le ocurre hacer algo así?! - las lágrimas brotaron de sus ojos humedeciendo mi cabellera azabache, yo no hablaba, me limité a sentir el dolor y tensar mi cuerpo, tomé la estaca con furia y la saqué de mi pecho, tragué saliva. 

Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now