capítulo 43

2.2K 213 80
                                    

- ¿Qué demonios se creé esa niña estúpida? ¿A caso cree que vamos a estar ahí cuando esos mafiosos pateen su trasero italiano? - dije furioso caminando sobre el pasto para después tomar la rama de un árbol y subir poco a poco.

- Esperemos a que amanezca- dijo Johann convencido de lo que decía siguiendome.

- ¿Eres idiota?- lo cuestioné parando un segundo y después proseguir.

- En algunos momentos, pero no dejaré que nada le suceda- dijo preocupado, hice una mueca y continuamos subiendo.

- ¿Tanto te importa aquella humana?- dije entre dientes, con evidente mal humor y mi sangre hirviendo por alguna razón que ahora desconocía.

- No exactamente- dijo cortante.

- Explicate que no comprendo - tomé asiento en una rama mientras el inútil de Johann terminaba de subir.

- No me interesa como tu crees- dijo censurando información mientras se ponía cómodo en la rama contigua.

- No parece, si lo que te gusta de ella es que sea italiana y rubia hay muchas más déjame decirte- dije mirando mis uñas con superioridad mientras esperábamos entre las bastas ramas de aquel árbol del bosque donde se encontraba la dichosa casa de seguridad donde tenían cautiva a "rapunzel".

- En eso tienes razón, podemos conseguir cientos de chicas italianas y rubias, pero ninguna como ella- lo miré asombrado.

- ¡Te enamoraste Johann! - comencé a reír como maníaco.

- Estás loco, como se te ocurre semejante tontería - dijo disgustado.

- Nunca pensé que Irina se convertiría en un recuerdo mundano para ti por una perra italiana, valla entonces si era amor, un amor tan puro como... - Me interrumpió molesto.

- Déja de decir estupideces Florian, a Irina no la metas en esto, ella no tiene nada que ver con Morgan, a mi esa chica me importa una mierda, ¿no has comprendido aún cierto?- me miró escupiendo rabia con la mirada.

- No tengo tiempo para tus jueguitos- dije cansado de tanto embrollo por un tema al cual no le hallaba ni pies ni cabeza.

- Estoy aquí por ti- definitivamente Johann estaba loco, por algún vago instinto supliqué que no me fuese a salir homosexual, no mi mejor y estúpido amigo.

- Para tu mala suerte Johann no me gustas ni un poco - comencé a caminar por la rama de aquel árbol.

- Luego el estúpido soy yo- dijo con eventual sarcasmo, lo miré fastidiado- vine aquí para tener a salvo a Morgan por ti- comencé a reír histérico.

- ¿Por mi? Jajajaa- reí sin parar y a carcajadas olvidandome por completo que estábamos sobre un árbol, del bosque cercano a la casa de seguridad de la mafia italiana.

- Si porque aunque por dentro y por fuera lo niegues ella te interesa más de lo que crees- dijo molesto.

- ¿Podrías ser más cursi? ¡digo! ¡Quiero ahogarme en tanta miel derramada por tu gran bocota! - dije sarcástico.

- Piensa lo que quieras, me lo agradecerás algún dia- dijo sonriente.

- Cuando eso pase es porque ya me inyecté un poco del aceite que dejó Irina - Johann puso los ojos en blanco y simplemente se limitó a terminar nuestra conversación con una frase.

- Pronto recordarás este día, como el día en el que negaste tu sentir, ese día tragarás tus palabras como si de  cuchillas se tratase para tu estúpido orgullo- simplemente reí sin contenerme.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora