Capítulo 67

504 58 40
                                    

Nos faltaba poco menos de treinta minutos en automóvil para llegar a San Petersburgo Rusia, el viaje había sido largo, de unas ocho horas aproximadamente, ya que nosotros nos encontrábamos en Moscú, pese al viaje largo y los problemas y disputas al menos, yo, había arreglado aquél inconveniente con johann, aunque debo admitir que él cooperó considerablemente haciendo de todo ésto una situación bastante digerible, menos mal no discutimos a medio camino por culpa del veneno salido de las fauces de mi querida bruja, Johann por su parte aunque meditaba por ratos lo sucedido había puesto música, cantaba (Audioslave) a todo pulmón amenizando así nuestro largo viaje, Irina debido a que la situación no se presentaba favorable para ella, prefirió tomar el asiento trasero de cama y dormir, lo cual agradecía brutalmente ya que, bajaba la tensión de manera considerable, era bastante optimista pues todo parecía fluir, tal parecía que habíamos sido lo suficientemente maduros para guardar la compostura, guardar en el cajón de los recuerdos los amargos momentos de la noche al menos hasta volver, en caso de que lo hiciésemos, ya que éramos tres estúpidos contra una mansión repleta de vampiros, que más daba, era hora de ponerle fin a toda esta situación pues no soportaría más, estaba dispuesto a todo por recuperar la tranquilidad en la que alguna vez vivimos, que si me preguntan si quisiera regresar el tiempo en el que éramos solo nosotros diría que sí, y así es, aunque por otro lado me haría falta la italiana, ella ya era parte de nuestra vida.

Ella se había quedado bajo el cuidado de Jackson, los sentimientos que embargaban cada que recordaba que Morgan se encontraba bajo su cuidado eran abrumadores, eran coraje, celos, impotencia y algunos otros que para mi eran inexplicables, pero algo que debía admitir era que Morgan se encontraba en buenas manos, yo no podría cuidarla ni hacer esperar a Lilith más tiempo, ya que el tiempo era precisamente mi peor enemigo, ya que gracias al tiempo desperdiciado en el infierno con Akibel nos había traído todos estos problemas, todo por ser preso de mis sentimientos confundidos, ya sé que no tengo justificación alguna, pero, en mi defensa puedo decir que fui preso de la cotidianeidad, de la eternidad, del ser inconciente del propósito al cual debí venir, de mis miedos y temores, aunque cabe destacar que fui un completo idiota al exponer a todos con mis malas decisiones, tan erróneas que costaron la vida de Morgan, creo que yo, Florian Einst, debía tocar fondo como los drogadictos cuando asesinan a alguien para robarle dinero para así poder conseguir más droga, exactamente así, había caído muy bajo, toqué fondo de tal manera que, pude percatarme de todo lo que pude haber perdido y cuánto me importaba cada uno de ellos, sólo así pude verlo todo desde otra perspectiva, debía ver morir a Morgan para poder darme cuenta de que la amaba, lo necesitaba tanto, pero ésta vez, haría lo posible por tenerla protegida, qué mejor que mantenerla lejos, aunque fuese en manos de Jackson, que a decir verdad era la única persona que la cuidaría apropiadamente y respetuosamente.

Habíamos llegado perfectamente a San Petersburgo Rusia, al "Palacio Catalina" estábamos entrando a aquella gran propiedad, la propiedad antes había sido de uso público hasta que el Gobierno ruso la colocó como propiedad en venta y «el Concejo Vampírico de Lilith» se hizo propietario de ella. En éste Palacio se hacían (según la versión de mis informantes) eventos sociales, reuniones, ejecuciones vampíricas, bodas, etc. En la parte trasera del mismo yacía un gran y llano jardín donde se llevaban a cabo cazas humanas, la verdad la idea me agradaba bastante.

Estacioné el auto cerca de las escaleras principales que daban a la puerta de aquel bello lugar, el edificio era azul cielo con blanco, tenía columnas en las cuales habían obras de arte de piedra esculpidas a mano con un color dorado en ellas, el lugar era enorme.

Estacioné el auto cerca de las escaleras principales que daban a la puerta de aquel bello lugar, el edificio era azul cielo con blanco, tenía columnas en las cuales habían obras de arte de piedra esculpidas a mano con un color dorado en ellas, el ...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now