capítulo 56.

596 95 51
                                    

Y aquí me encontraba yo, frente a ésta mujer quien presumía ser la primer mujer vampiro en la tierra.

¡Estaba perdido en el tono tan dulce de su voz!
¿Qué porqué?
Supongo que al ser mi creadora tenía una conexión con ella muy extraña.

-Me da tanto gusto verte Florian, mi primer hijo- dijo aquella mujer extendiendo sus brazos en un movimiento tan semejante al de un abanico como el de la duquesa Graham cuando el sol golpeaba con fuerza en verano, Lilith estaba sonriendo y dándome una bienvenida bastante calurosa.

Simplemente el instinto me dejó ahí parado, sin saber que hacer, más sin embargo, pese a que estaba abrumado y desconcertado, no lo di a notar (o al menos eso pensaba), incliné un poco mi rostro en señal de respeto, era todo lo que yo podía otorgar a una desconocida, Johann repitió mi acción, Lilith simplemente tomó mi quijada, la levantó y me miró directo a mis orbes negras, reflejándose en ellos como yo me reflejaba en los suyos, me miró orgullosa, acomodó mi saco, tocó mi cabello y yo solo me limité a permitir lo que a ella se le antojase hacer conmigo, después de verse en el reflejo de mis ojos me tomó de la mano y tiró de mi para darme un abrazo lo suficientemente fuerte para incomodarme y lo suficientemente eterno para no querer volver a verla, por desgracia para todos yo era un imbécil éso estaba claro ¿no es así ?

-Me siento tan orgullosa de cada cosa que has hecho- La miré asombrado y con evidente sarcasmo, lo que acababa de decir mientras ella simplemente no dejaba de contemplarme como si hubiese esperado una vida para poder hacerlo era absolutamente ridículo .

-No eh logrado nada positivo- recriminé.

-Todos los vampiros te respetan y eso me hace saber que has hecho un gran trabajo, como líder, como amo, como vampiro y hombre- reí con cautela en tal tono sarcástico que sentí un nítido bufido de incomodidad de parte de Lilith.

-¿Hombre?- masculle- ¿Es a ésto...- moví mis manos de arriba a abajo señalando mi abdomen y piernas y todo de mí, cuestionando cada fragmento de lo que ella llamaba hombre- le llamas hombre? - reí.

-Por más absurdo que parezca, eres apenas un hombre- acarició mi rostro fruncido con una ternura muy peculiar.- En fin no entremos en detalles querido, tenemos que hablar en privado- sonrió y miró a los demás vampiros con desprecio y ellos al instante desaparecieron dejándonos solos, en teoría pues Johann seguía ahí, tampoco dejaría que él abandonase la sala, el venía conmigo y me seguiría de aquí al mismo infierno, fue un juramento inquebrantable.

-¿absurdo?- mascullé molesto, ¿esta mujer quería tomarme el pelo? ¿estaba loca? ¿desquiciada? ¿Qué demonios pasaba por su cabeza llena de siglos de antigüedad? ¿polvo a caso?

- Vámos, toma asiento- me invitó.- tu amigo puede tomar algo si gusta, no tengo disgusto en absoluto-

- Johann, - aclaré.

-Dime Florian- contestó Johann.

-Le dije a Lilith- Johann vio su error y simplemente ignoró por completo aquella incomoda situación.

-¿Dije algo malo querido?- la miré.

-Él tiene nombre- insistí.

-¡Oh! cuanto lo siento querido pero las creaciones de mis hijos no cuentan, al menos para mi.- se rió con cierta ironía que en verdad me desquició.

-No vuelvas a referirte a él de esa manera- la reté observando aquellas orbes llenas de nada, tan vacías, solo podrías observar en ellos oscuridad, soledad, amargura, supuse en ese momento que justo así debían verse las mías.

-Ja, pero si es apenas tu mascota- volvió a reír.

-Él nunca ha sido mi mascota, lleva conmigo mucho mas que tú- presumí- por lo tanto merece  más respeto que tú si quiera, sin el afán de ofender de verdad, él tiene un nombre y quiero que lo trates como se merece, mira que soportar a una basura como yo durante tantos siglos no es fácil.- en ese momento Johann tomó una copa de sangre que la servidumbre estaba apenas colocando en la mesa.

Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now