Capítulo 35

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Miré a Johann, diablos Johann estaba completamente desquiciado, no era un buen día como para jugar me una broma.

- Bromeas ¿cierto? - dije entre risas soltando el picaporte de la habitación de Morgan.

- En absoluto- me miró decidido.

- Valla, me toma por sorpresa tu petición - arqueé las cejas y solté un suspiro.

- ¿Entonces? - insistió.

- Entonces ¿Que? -

- Déjate de rodeos, quiero una cita con tu esclava- sonrió con malicia.

- Bien, la tendrás - dije con desdén.

- Perfecto- dijo sonriente.

- Me retiro- finalizé el tema dejando a Johann parado frente a mi, abrí la puerta y entré lentamente cerrando la puerta tras de mi.

Caminé y me senté a lado de Morgan, recordé un libro que tenía pendiente por leer, revisé la mesa de noche que tenía frente a mi, la última vez que lo leí estaba justo ahí, abrí el cajón y busqué un poco, dentro de el habían unos analgésicos, sonmiferos, relajantes y una infinidad de cuadernos pequeños, saqué uno de ellos y hojeé un poco, había manuscritos, dibujos sin sentido, y lo devolví a su lugar, volví a revisar para cerciorarme de que el libro ya no se encontraba más en ese cajón, cosa que descubrí segundos después, me rendí e intenté cerrar el cajón, más algo me lo había impedido, tomé el cajón y volví a empujar pensando que se había atorado por algun motivo sin encontrar el porqué, más sin embargo el cajón ni cerró, dirigí mi mano izquierda hacia la parte exterior del mismo y encontré un pequeño cuaderno de piel negro, lo desprendí con cautela del cajón y decidí cerrarlo, guardé el cuaderno y volví la mirada hacia Morgan  quien descansaba plácidamente sobre la cama, hasta que comenzó a temblar, sus músculos se contarían, su ritmo cardíaco aceleraba poco a poco, de pronto comenzó a sudar, su piel palideció, toqué su frente la cual se hallaba ardiendo, sus mejillas se ruborizaban con el transcurso de los minutos, me puse de pie y me dirigí  hacia el baño, tomé rompí una de las mangas de mi camisa y la sumergi en el chorro de agua del lavabo al cual le había abierto el grifo para humedecer la tela, una vez hecho esto regresé hacia la cama y puse la compresa de agua fría en su frente, Morgan negó con la cabeza por la frialdad del agua, hizo una mueca de molestia, más no despertó y eso era bueno, le dejé la compresa mientras tomaba mi tiempo libre en descifrar aquel cuaderno que había confiscado, tomé asiento frente a ella y me dispuse a leer, abrí el cuaderno que tenía sobre la pasta la inscripción de sus iniciales con letras plateadas, di vuelta a la primer página que tenía las mismas iniciales y comencé a leer.

Viernes 21 de agosto, 2015.

Han pasado algunos días desde que perdí a mi pequeño, Gian me dejó y él significaba tanto para mi, ahora que no lo tengo me siento estúpidamente vacía, en fin, debo superarlo ¿no? De eso se trata la vida...

Sábado 22 de Agosto, 2015.

Estoy tan cansada, me siento mal, he bebido tanto que no sé si lo que escribo tiene faltas ortográficas, los cigarrillos se están agotando, necesito comprar más...

Domingo 23 de Agosto, 2015.

Ya comienzan a notarse mis ojeras, los párpados se me caen del cansancio, pero no puedo dormir, no concilio el sueño y siento que moriré en cualquier momento...

Lunes 24 de Agosto, 2015.

Tengo el arma en la mano, no me he duchado, aún sigo tras la puerta de mi casa, esperando, esperando que McCain de la cara y traiga su estúpido trasero hasta aquí, entonces le daré su merecido.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora