Capítulo 24

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- Me lastima - dijo Morgan mientras la arrastraba escaleras arriba del antebrazo, sabía que para un humano era tedioso subir escaleras, por ende la hice subir a mi departamento en un edificio - ¿En que piso vive? - preguntó on la esperanza de hacerme hablar más no lo haría, íbamos por el quinto piso y sus piernas comenzaban a dolerle, me percaté de ello pues hacía muecas, más nunca la solté, la haría sufrir por haber levantado la mano a su nuevo amo. Subimos trece pisos en total, Morgan tenía suerte pues pude llevarla a un lugar más alto, pero no lo hice, ella estaba agotada, cuando terminamos de subir los últimos tres escalones sus piernas flaquearon como cordero recién nacido, calló al suelo, la tomé del brazo y la puse de pie a la fuerza, la llevé sobre el largo pasillo color pista he hasta llegar a la puerta con el número 13, que pese a todo daba una coincidencia, hoy era viernes 13 y según supersticiones humanas se decía que era un día de mala suerte, al menos para Morgan hoy lo sería, hoy comprobaría por si misma que aquel rumor era cierto, no gracias al destino, sino gracias a mi, yo haría arrepentirse de todos sus pecados que, supongo debian ser muchos.

- Ya no puedo- dijo tirándose al suelo de rodillas, aún la tenía sujeta del antebrazo, tomé mis llaves y abrí con lentitud mi departamento que era simple en realidad, todo era negro, el suelo, la alfombra color hueso, las cortinas negras, todo era un contraste entre el negro y color crema, que en realidad siempre que venía a este departamento me hacía sentir dentro de un juego de ajedrez.

No la obligué a entrar al departamento por su propio pie por que en realidad ya no podía ni con su alma, la metí a rastras jalando su mano, era tan delgada que podía hacerlo sin esfuerzo, sin olvidar mi fuerza, más no tenía que utilizar mi fuerza contra ella, cerré la puerta tras de mi, Morgan se dejó caer en el suelo sin importarle nada.

- Levantate o haré que te pongas de pie a la fuerza- dije impaciente sin mirarla, me dirigí al bar que tenía al lado derecho de la cocina, tomé una botella de tequila y la llevé conmigo. - ¿Escuchaste? - Morgan no hizo por responder, pensé en algún momento la posibilidad de haberla matado con el esfuerzo de subir las escaleras, segundos después me di cuenta que era imposible pues seguía respirando. - Bien, si así tu lo quieres- dejé la botella de tequila sobre la mesa de la sala de estar, la tomé del cabello y levanté de a poco su cuerpo, ella hizo una mueca de dolor, aunque aún no sabía el porqué de su sumisión, Morgan soportaba el dolor de una manera extraña y bizarra, cosa que no esperaba pero que tampoco me sorprendía, ella creía que yo era el diablo, también había creído ridículamente que yo acudí a su llamado sin saber que en realidad la observé momentos antes de que quisiera cometer el error más grande de su existencia. - ¿No dirás nada? - pregunté a la expectativa, ella negó.

- No tengo nada que decir- la puse de pie y tomé su rostro obligándole a mirarme.

- Hace unos segundos querías que pare, hace un par de minutos hacías miles de preguntas y tuviste la osadía de retarme cuando intentaste bofetearme, ahora ¿No tienes nada que decir? - mi tono fue eficaz, la hice temblar, hablé autoritario y lo suficientemente tranquilo para dejarla perpleja, mi voz era ronca y siempre asustaba a uno que otro, pero cada que hablaba con autoritarismo difundía pánico en el mundo entero.

- Lo siento amo- dijo sin mirar mis ojos.

- No escuché - fruncí el seño, esto era lo que esperaba.

- Lo siento amo, siento haber tenido la intención de lastimarle- dijo tranquilamente, aunque su mirada se hallaba pérdida.

- Mucho mejor, ¿vez? no es tan malo ser obediente- dije sincerandome, ella asintió. - Bien, necesito saber un par de cosas- dije soltando su cuerpo, le hice una seña para que me siguiera a la sala de estar, tomé asiento en el gran sofá de piel negro en forma de L que tenía frente a mi, hice una seña para que tomé asiento en la alfombra, me miró sin saber si mi seña era correcta o le estaba jugando una broma, al ver que no estaba bromeando sin más se sentó sobre la alfombra cual mascota. - Ahora mismo me darás toda la información que necesite para lo de tu venganza- dije con desdén en el tema, en realidad me importaba un pepino su venganza pero le haría creer que si me importaba aquel trato.

Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now