Capítulo 42

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- Sí, soy yo- dijo Gian con su linda voz, era idéntica a como la recordaba.

- ¡Estás vivo! - dije eufórica  segundos despues reaccioné.

-  Sí lo estoy- dijo algo cortante.

- Pero ¿Cómo es eso posible? Yo sepulté tu cuerpo, eras tú el que estaba en aquella bolsa- dije recordando aquel momento doloroso, ese momento donde lo vi golpeado y torturado, las imágenes de su cuerpo en mis brazos, cuando lo cargué en mis brazos y lo llevé al hospital para salvar su vida, esto era imposible, no podía creer que Gian siguiera con vida, yo me cercioré de que fuera el y no otro al que llevé al hospital y al que enterré en el jardín.

-McCain me salvó - dijo seguro de si mismo.

- No, yo te llevé al hospital e hice que te interna tan de emergencia, pero no sobreviviste- dije segura de que había sido así, por más que le daba vueltas al asunto seguía sacando la misma conclusión, algo aquí no cuadraba, quizás McCain me mentía, o quizás no, volteé mi cuerpo para ver de cerca a McCain quien me observaba impaciente.

- Pero McCain me salvó, el médico te engañó, alguien le pagó para que dijera eso, yo no, bueno, no se como explicarte, es... complicado.... - Lo interrumpí.

- Quiero verte ahora.- miré a McCain quien sonrió al escucharme.

- Todo tuyo Lassarre - Susurró McCain.

- Bien, tienes que venir, necesito verte, saber que estas bien y escuchar en persona lo que pasó- dije tranquila.

- Comunicame con McCain e iré a verte- le accedí el teléfono a McCain quien respondió bastante amable.

- Hola cariño.... Claro...  acabo de darle autorización para ello.... así es... mandaré por ti, prepara tus cosas... Tu y Morgan Irán a Italia pronto... Te esperamos ansiosos - colgó. - Carlo ve por el muchacho por favor - dijo sonriente, como si se hubiera ganado la lotería.

Guardé silencio por un momento, me dediqué a ver hacia el suelo, estaba digiriendo lo que acababa de escuchar.

- ¿Todo bien Lassarre? - preguntó curioso McCain.

- Si-  dije con frialdad.

- Te dejo un momento, pediré que preparen la comida, quiero comer con la familia- dijo sarcástico mientras salía y cerraba la puerta tras de si, esta vez sin asegurarla, quizás quería ponerme a prueba.

Esperé minutos que parecieron horas, horas que parecían dias enteros y todo se había hecho tan eterno para mi, miles de preguntas se bombardeaban dentro de mi, cuestionando mi vivir, cuestionando la situación en la que supuestamente McCain había salvado la vida de Gian, por más que lo intentaba y trataba de hacer conjeturas no logré dar en el blanco del porqué ayudar a un Lassarre.

*horas despues*

La puerta sonó, alguien había tocado y yo estaba nerviosa, pero no lo haría evidente, me mantendría al margen.

- Adelante- dije en voz baja.

En la puerta se encontraba McCain, sonriente y autoritario como siempre,  Tras de él entró Carlo, serio y con su porte de mafioso que lo caracterizaba, respiré hondo pues vi que no cerraron la puerta después de entrar, troné mi cuello por impulso intentando relajar y despejar mi mente de cualquier tipo de estrés, esperando ansiosa aquel momento que se avecinaba por fuera de aquella puerta. 

-¿ Lassarre?  - dijo McCain recordandome que no venían solos.

En ese entonces Gian entró con el rostro un poco cabizbajo y tímido, miré su cabello, era sedoso, justo como lo recordaba, llevaba una camisa manda larga color negro y una pequeña chaqueta de piel color azul claro, sus jeans y unos Converse grises, mi corazón se aceleró, la adrenalina corría por mis venas, mi pulso aumentó con rapidez, respiraba con dificultad, estaba estupefacta de verlo ahí, frente a mi, de a poco Gian levantó su rostro con timidez y dejó sus ojos fijos en mi, mi corazón se partió en mil pedazos y se reconstruyó en un segundo, un nudo se hizo presente en mi garganta, dificultandome el poder pasar saliva, mis ojos se llenaron de aquel líquido salado que comúnmente llamamos lágrimas, todo era tan confuso que me sentía morir en ese momento, me olvidé por completo de que no estábamos solos, y me acerqué a él.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora