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Mi madre decía que me había vuelto mas insoportable y mis amigas decían que hablaba menos de lo común, incluso a mi padre lo escuche murmurar acerca de mi comportamiento las ultimas semanas. Porque si, de alguna manera yo comencé a creer que todo era mi culpa, que yo no lo había intentado y me había rendido a la primera, yo sola comencé a atacarme desde el primer día cuando el probablemente estaba disfrutando de fiesta sus años jóvenes y de soltería.

La primera semana el no intento comunicarse conmigo y yo solo podía repetirme: SIMON ERES UNA INGENUA.

La segunda semana caí en la cuenta de que el no quería verme ni hablarme así que me deprimí y al deprimirme me volví un dolor en el culo para todos. Pero realmente estoy intentando superar mi humor y ser una buena chica, ser amable y respetuosa, buen trabajo Simon.

Y justo ahora estoy en una cafetería cerca de la escuela a la que asistimos comúnmente, solo estamos nosotras 4 sin ningún chico que este enamorándonos o algo así.

-Athos. -Me llamo una amiga intentando robar mi atención del celular, al escuchar aquel nombre no pude evitar sonreír y levantar la vista. -¿Puedes dejar el celular y convivir con tus hermanas? Eres tan aguafiestas Athos. -Gruño Sophia fingiendo molestia, todas reímos por aquel chiste local del cual estábamos tan encariñadas; desde que somos unas niñas nos apodan "las 4 mosqueteras" y de ahí el nombre del mas soberbio de los mosqueteros.

-Necesitamos hacer una pijamada como en los viejos tiempos, sin chicos ni alcohol. -Aporto Kate la idea a la cual todas aceptamos de inmediato, nunca lo decía pero esas noches eran mis favoritas. -Este viernes en mi casa. -Confirmo.

Comenzaron a hablar de cosas al azar por unos minutos y yo estaba extrañamente super atenta a su conversación hasta que escuche una voz aguda llamar mi nombre.

-¡Simon! ¡Simon! -Chillo el niño corriendo hasta mi mesa. Sonriendo de oreja a oreja me levante para saludar al pequeño Stew. -¡Adivina a quien le acaban de quitar su yeso! -Me reí al verlo tan emocionado enseñándome su brazo mas sano que nunca.

Estaba a punto de decirle algo hasta que vi al chico entrar por las puertas de la cafetería corriendo, y al decir "al chico" claramente me refiero a el chico, todos sabemos quien es el maldito chico.

-Stewart sabes que odio que salgas corriendo de la nada. -Dijo con voz agitada antes de verme y quedarse sin palabras, tal como yo.

-Solo vine a saludar a tu chica. -Me dijo tal cual Nate me había llamado el día del hospital, me hubiera causado ternura si no nos encontráramos en esa situación tan terminal.

-Hola. -¿Porqué dije hola? No mames.

-Hola. -¿Porqué siquiera me respondió? Agh pendejo.

-¡Simon acabo de acompañar a Nate a hacerse un tatuaje! -Volvió a decir emocionado mientras su hermano mayor lo miraba con incomodidad reflejada en el rostro.

-¿Enserio? ¿Lloro? -Le pregunte fingiendo complicidad, escuche una risa leve escapar de los labios de Nathan. El no se puede reír después de no dirigirme la palabra en eternidades ¿quien se cree?

Mis amigas llegaron hasta con nosotros y miraron a Nate unos segundos intimidándole.

-Ya nos vamos ¿vienes? -Agradecida con ellas tome la mochila que me paso una de mis amigas y me despedí de Stew como la ultima vez, al pasar por el lado de Nate su mano rodeo mi codo sin hacerme daño.

-¿Podemos hablar mas tarde? Iré a tu casa. -Esto realmente fue el colmo, el maldito colmo.

-Vete al infierno Nathan.

**
Oc, lamento no actualizar pero aunque probablemente esta horrible el capitulo aquí esta.

Espero realmente que alguien entienda lo de los tres mosqueteros porque osea, en realidad son cuatro y osea, Athos es mi favorito y osea Athos y Simon están re identificados en épocas distintas.

LAS AMO UN MONTON, GRACIAS POR LEER.

Cigarette || Nate Maloley EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora