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Simon
Después de aquella madrugada donde Nate me llevó a mi casa, transcurrió la semana como usualmente lo hace, clases, ir a casa, hacer tareas, de vez en cuando necesitar de mi inhalador, dormir, etc.
Pero el viernes ya había llegado, mis amigas hablaban de los planes de esta noche mientras tomábamos el descanso entre clases. Kate había estado tan cerca de Luh últimamente que por supuesto lo incluyó en nuestra salida. No me molestó tanto como esperaba que lo hiciera, le hemos dicho tantas veces que ese chico no le conviene y ha vuelto a sus brazos tantas otras veces que nos hemos dado por vencidas. No odio a Derek Luh como persona, odio a Derek Luh liándose con mi amiga.
-Iremos a un bar en la zona rosa, los chicos ya hicieron las reservaciones. -Dijo entusiasmada la rubia, las demás apoyaron el plan y yo me hice la idea de que con "chicos" se refería a que también iría Nate. Sophia acordó irse a mi casa antes de lo previsto para arreglarnos ahí, sus papás no la dejan vestir como adolescente.
El día se pasó volando, a las 9:00 de la noche yo estaba decidiendo que vestido usar y Sophia arreglándose el cabello.
-Te quedará bien cualquiera de los dos, envidio tus curvas. -Me dijo mirándome a través del espejo. -Pero yo me iría por el negro.
Entonces me puse el vestido negro, tenía una abertura al costado que dejaba ver parte de mi abdomen. Una vez listas ambas, le pedí a Sophia que me tomara una foto para subirla a Instagram.
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Kate pasó por nosotras pasadas las 10:00 de la noche. No olvidé la chamarra de Nate, de alguna manera completó mi outfit, incluso estaba pensando seriamente en ya no devolvérsela.
Pero eso sería considerado como un robo, y yo solo robo corazones.
Ese fue un mal chiste.
-Derek dice que van en camino. -Me moría de ganas de preguntarle si Nate también iría, pero logré contenerme. Llegando ahí lo sabría.
Entramos al bar con la reservación a nombre de Derek, nos guiaron a una zona alta donde se podía apreciar todo el bar desde arriba. Zona VIP al parecer.
-¿Desean algo de tomar?
-Si, una botella de whisky por favor. -Dijo Rachel sorprendiéndonos a todas, el mesero asintió y se marchó.
-¿Qué? ¡Estoy cansada de estudiar! ¡Necesito beber! -Dramatizó haciéndonos soltar la risa. A los pocos minutos llegaron los chicos, Nate fue el último en llegar, lo vi apagar su cigarrillo cuando subió.
Me sentía tan lunática, no podía dejar de verlo.
Nos saludaron con un beso en la mejilla a todas, inclusive Dillon, hoy si estaba en sus cabales.
Nate fue el último en saludarme, dejó un beso muy cerca de mis labios, casi llegando a la comisura. Luego de eso pensé que se alejaría pero sentí una de sus manos en mi cintura y su boca muy cerca de mi oído. Su cercanía me puso de nervios en un segundo.
-Te queda bien. -Me mareó su voz, lo miré confundida como por dos segundos, pero luego comprendí, su chamarra, su chamarra me queda bien.
Le sonreí nerviosa, mi cerebro en ese momento no dio para más.
No volvimos a hablar después de eso, pero cuando bailaba con mis amigas, me reía de algo, le daba un trago a mi vaso, sentía su mirada grisácea en mi. Me quité su chamarra cuando comencé a sentir el calor, producto del cúmulo de gente en el lugar.
Fuera de nuestro reservado estaban unos chicos de nuestra escuela, los conocíamos de vista y cada que volteábamos sin querer, ellos nos estaban mirando. Kate y yo comenzamos a notarlo y bromeamos sobre ello. Un mesero llegó con cuatro tragos, se veían exquisitos, eran de colores diferentes.
-Se los han mandado los chicos de allá. -El mesero nos dijo luciendo cómplice, se retiró y las cuatro nos volteamos a ver nuevamente para carcajearnos. Nos los bebimos al segundo, Kate bajo la mirada severa de Derek.
Voltee a ver a Nate como por milésima vez en la noche, el también me miraba fijamente, como si buscase ver a través de mi, con intensidad. Estaba sentado en uno de los sillones del reservado, tenía un brazo apoyado en el respaldo y una de sus manos sostenía un vaso que bebía con calma, tanta calma que dolía.
Chico, si me vas a mirar de esa forma, lo mínimo que espero es que me arranques este vestido cuando termine la noche.
Es broma.
O tal vez no.
Me rendiré con el. No creo que le interese de esa forma. Les avisé a mis amigas que iría al baño, tenía que pasar por el reservado de los chicos que trataban de coquetear con nosotras, era casi imposible escapar de ellos.
Saludé a uno, compartíamos una que otra clase pero nunca habíamos hablado. No soy maleducada.
-¿Simon, verdad? -Asentí, levanté una ceja esperando a que me dijera su nombre. -Yo soy Matt, mucho gusto. -Y me besó la mano.
Ew demasiado educado para mi gusto, lucía como esos niños bien que no mataban ni a una mosca.
De todas formas le sonreí, no es feo, tiene el cabello de un castaño muy claro, casi rubio y unos ojos azules muy bonitos, su cara era finita y delicada. Su vestimenta hacía match con su apariencia física, usaba un cárdigan gris. Cuando quise continuar la charla una voz en mi oído bastante familiar me atrapó.
-Ya nos vamos ¿o quieres que te deje coqueteando con el príncipe de Inglaterra? -Rodé los ojos fingiendo que me había molestado pero la verdad me divirtió su comentario. Volteé a verlo ignorando por completo a Matt.
-¿Celoso porque no estoy coqueteando contigo? -En mi mente repasaba que debía ser segura de mi misma si quería conseguir lo que quería.
Sonrió de lado.
-Te dejo que te despidas de tu amigo, te vemos afuera. -Y me dejó ahí parada con mi seguridad yéndose a la mierda. Volteé a ver a Matt resignada.
-Lo siento, ya nos vamos, te veo el lunes supongo. -Asintió no muy contento, le di un beso en la mejilla casi por puro compromiso y me encaminé a la salida. Sophia, Rachel y Dillon estaban ahí platicando entre ellos, también Nate que sorpresivamente traía mi (su) chamarra y mi bolsa de mano que seguramente olvidé en el reservado en mi inútil intento de ir al baño.
Me acerqué a el tomando mi bolsa y la chamarra también ¿por qué no? Me guiñó un ojo ruborizándome por completo como una maldita quinceañera.
-¿Dónde están Kate y Derek? -Pregunté.
-Ya se fueron, también Sammy. -Supongo que Sammy es el chico simpático. -Voy a llevar a tus amigas a sus casas.
-¿Y a mi no?
-No, a ti te quiero llevar a la mía. -Me hizo desencajar la quijada.
