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Simon

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Simon

Los chicos comenzaron a preparar la cocina y todos los ingredientes para comenzar a hacer la carne asada en la terraza que tenía el departamento. Era amplio y limpio, supongo que soy una persona prejuiciosa que esperaba algo sucio y desaliñado como la casa en la que estuvimos bebiendo la otra vez, aquella vez que conocí a Maloley. Sus amigos no lo llaman muy a menudo por su nombre, le dicen Maloley o Skate.

Me senté en un banco de cuero frente a la barra, donde Nate picaba cebollas con un nivel de habilidad medio, digo no es el mejor pero al menos lo intenta. Yo solo estoy sentada con cara linda viéndolo.

-¿Se te ofrece algo? -Uy, alguien ya no está de buen humor.

-Quiero saber dónde está el baño. -Mentí. No quería ir al baño pero tampoco quería quedar como una intensa que solo quería sentarme aquí para observar lo increíblemente guapo que se ve en la cocina. El dejó de cortar, y se lavó las manos detrás en el fregadero.

-Vamos, te acompaño. -Me tomó de la espalda como si eso me obligara a levantarme más rápido del banco. No soy muy alta, eso es evidente, así que me obligué a mi misma a dar un saltito para caer sobre mis pies, una sonrisa se asomó en sus labios pero la quiso ocultar volteando para otra parte. -Te voy a llevar al de mi habitación, el de invitados está lleno de mierda de Dilllon.

-¿Mierda? -Pregunté con una mueca pensando que literalmente se refería a mierda. Soltó una risa sutil, y juro que me flaquearon las piernas.

-Me refiero a hierba y esas cosas, bonita. -Hice una "o" con mi boca pero no dije nada más. Abrió la puerta de la que supongo es su habitación, me dejó pasar a mi primero y el se sentó en la cama apuntando otra puerta un poco más chica que la anterior. Quise decirle que no era necesario que se quedara a cuidarme, que no iba a robarme nada, pero me limité a caminar al baño y cerrar la puerta detrás de mi. Hice mis necesidades sin ganas, como ya dije, ni siquiera quería ir al baño. Aproveché la privacidad para sonarme los mocos que ya comenzaban a acumularse en mi nariz, al verme al espejo me percaté de que esta ya tenía un tono rojizo, odio las alergias.

Cuando salí Nate seguía sentado en la orilla de su cama, solo que ahora estaba usando su celular. Me permití unos segundos de acoso, como si ya no lo hubiera visto lo suficiente, estaba usando una camisa gris de manga larga, no le quedaba ni muy grande ni muy ajustada, era a su medida. También estaba usando unos jeans negros y unos Nike azules con blanco. Se percató de mi presencia frente a el, guardó el celular en su bolsillo trasero mientras se levantaba.

-¿Vamos a besarnos o me quieres seguir viendo como psicopata? -Su comentario me atontó por unos segundos, hasta que recordé que justo me preguntó la primera vez que lo vi. Rodé los ojos y salí de la habitación, con el justo detrás de mi. No soy el tipo de chica que hace caso a las burlas, mucho menos cuando vienen de parte de idiotas, tengo el autoestima lo suficientemente arriba como para ignorarlo, no me interesa lo irresistible que puede ser, yo no le gusto, se la ha pasado molestándome. Cuando llegamos a la cocina Sammy me ofreció una cerveza, la tomé. Nate me pasó por un lado para continuar su arduo trabajo con las cebollas.

Cigarette || Nate Maloley EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora