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NOTA ANTES DE INICIAR A LEER: Esta fanfic está en proceso de edición, empecé a escribirla a los catorce años y actualmente tengo dieciocho, considero que mi forma de escribir ya no es la misma, y le quiero dar el protagonismo que nunca antes le pude dar. Considero que la trama tiene mucho potencial, además nunca le pude sacar jugo al potencial que tiene Maloley, quiero que de verdad nos enamoremos de el. Cuando termine de editarla ustedes lo sabrán. Gracias por leer.

 Gracias por leer

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Simon

Salir con mis amigas siempre nos lleva a algo inesperado, una vez estábamos tan borrachas que terminamos en un antro de homosexuales, por supuesto que tuvimos que fingir que lo éramos, me he besado con todas con el argumento final de que eso había reforzado la amistad. Rachel era la cerebrito del grupo, Kate era la típica zorra popular y porrista, Sophia era de descendencia asiática, un poco tímida y con padres estrictos y yo, Simon, soy la latina con mal genio. Nos hicimos amigas desde el kinder y ya nunca nos pudimos separar, para bien o para mal.

Regresando a lo inesperado de nuestras salidas, hoy era el primer viernes del inicio del ciclo escolar, por cierto, nuestro último año y no sé de que momento a otro pasamos de estar tomando cerveza en un bar a estar forrando porros en la casa de noséquién. Bueno, me excluyo de esa peculiar actividad, carezco de la habilidad para forjar. Era la típica casa de un yonqui, de eso no había duda, sin embargo no creo que Rachel y Sophia se relacionen con esta gente, culpo a Kate si morimos aquí.

-¡Hay que jugar 7 minutos en el paraíso! -Dijo una Kate muy drogada segundos antes de soltar una carcajada. ¿7 minutos en el paraíso? ¿en la casa de un yonqui? probablemente hay cadaveres en las habitaciones.

En la casa había cuatro chicos, Derek Luh es al único que conocía, aunque solo de vista, pues Kate estaba completamente enamorada de el desde hace mucho tiempo atrás; en el ciclo escolar pasado iba por ella a la escuela y salían, pero nunca han sido nada serio, es "complicado" dice ella cuando hacemos preguntas.

Derek le susurraba cosas al oído que la tenían fascinada.

A mi me parece que es un completo idiota pero, no es mi asunto.

Había otro que hacía bromas, unas buenas otras no tanto, y sonreía todo el tiempo, el estaba platicando con Sophia.

Estaba otro sentado en un sofá demasiado enfocado en fumar su mota. Y por último, al lado de el, un chico al que no parecía importarle un carajo que estuviéramos aquí.

-Bien, vengan a sentarse aquí, vamos a jugar ese estupido juego. -Rachel y yo nos acomodamos en el sillón desocupado. Derek puso una botella vacía en la mesa de centro y la giró. No mencionó las reglas del juego, pero tampoco creímos que fuese necesario. La botella giró varías veces y cuando sé detuvo por fin, no pude evitar rodar los ojos, yo ni siquiera quería jugar.

-Simon tienes 7 minutos en el paraíso con Nate Maloley. -Me levanté del sillón sin mirarlo siquiera, entré al baño y luego el se unió. Cerró la puerta detrás de el. Prendí la luz, no pretendía hacer nada con el, no lo conocía de nada.

Cigarette || Nate Maloley EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora