#38 - INFINITOS LATIDOS.

1.5K 33 4
                                    


Había terminado de bañarme cuando el timbre sonó. Supuse que era Carolina, Martha nos esperaría en su casa y de allí iríamos a caminar por la 5ta Avenida, en Playa del Carmen, ubicado a no más de una hora de Cancún.

—Zoé, —escucho la voz de mamá hablarme lentamente detrás de la puerta, —¿puedo pasar?

—Umjumm, —respondo con una peineta en los labios mientras me recojo el cabello.

Mamá entra, cierra y se queda pegada a la puerta, me ve. Me quedo inmóvil con el cabello entre las manos.

—Te busca Tito.

Nota mi incomodidad, el semblante me cambia y se acerca. Me recojo a prisa el cabello dejándome solo una coleta.

—No quiero verlo. Dile que se vaya.

—Nena, tienes que hablar con él. Sea lo que sea que haya hecho, merece que le permitas aunque sea disculparse de frente.

—No quiero mamá. No quiero. ¡En verdad no quiero!

—Zoé, se madura cariño, —me toma de los hombros con suavidad, —enfrenta cualquier situación. Si quieres estaré cerca por cualquier cosa.

Muevo la cabeza negándome a verle, y mamá asiente. Se dirige a la puerta y le digo que me dé un momento, que se mantenga cerca, bajare en unos minutos. Mientras me termino de arreglar, siento como mi corazón late de los nervios y la sensación de enfrentar algo que no deseo, me provoca nauseas. Antes de bajar a la sala, me siento en la cama y le pido a Dios que no me permita decir ni hacer nada de lo que me pueda arrepentir, solo quiero que esto acabe. Minutos después baje.

Lo veo con la pierna cruzada, con el celular en la mano, a su lado un ramo de claveles azules que supongo son para mí. En cuanto me ve bajar las escaleras se pone de pie mirándome con serenidad. Llego al último escalón y se acerca, lleva puesto unos jeans rasgados y deslavados con una sudadera rojo oxido, Convers negros y un gorro gris por el que se le escapan algunos mechones.

—Hola, —me saluda y extiende el ramo de claveles. —Traje esto para ti.

—Gracias.

Paso indiferente a su lado. Tomo el florero que está en una esquina de la sala, vierto agua en él y coloco los claveles en un lugar que se puedan apreciar.

—Te ves muy linda. Como siempre. —Comenta. Asiento sin decir nada. Lo noto incapaz de articular palabrea alguna y lo hago yo.

—Voy de salida Tito, Carolina esta por pasar por mi. Tengo poco tiempo, dime que se te ofrece.

—¿No puedes posponer tu compromiso para más tarde u otro día?

—No.

—¿Porque no? —Insiste.

—Porque no quiero y no tengo porque darte explicación alguna. Estoy tratando de hablar de la manera más amable contigo, por favor lo que tengas que decir dilo pronto.

—Antes no eras...

—Antes no eras un grosero, mentiroso y abusivo. —Me apresuro a hablar. —Antes eras diferente. Antes eras mi novio, hoy ya no lo eres.

—Perdóname Zoé, por favor perdóname. Estoy tan arrepentido de mis errores. Estos días he pensado demasiado en cómo mejorar las cosas, no quiero perderte, quiero volver a estar contigo, no concibo la idea de perderte.

—Pues yo ya no concibo la idea de regresar a tu lado. Lo siento. Lo que había entre tú y yo termino. No término de la manera sana, pero termino y no quiero por ningún motivo volver a vivir lo que viví hace semanas.

POEMAS PARA ZOÉWhere stories live. Discover now