#22 - Y OTRAS COSAS QUE ME DAN MIEDO.

1.6K 43 0
                                    

-Buenas tardes señora que placer conocerla. -Veo a Demián extenderle la mano a mamá, mientras la abrazo por un costado apoyando mi cabeza sobre su hombro izquierdo. -Soy...

-¿Demián? -Le pregunta interrumpiéndolo. -Imagino.

-Sí, ese es mi nombre. -Le sonríe.
-Abigail, madre de Zoé-le saluda cordialmente, -Queda estrictamente prohibido usar los títulos como, doña, señora, señito, etc., -Me despego de ella algo fuera de lugar para verla bien, ella le sonríe. ¡No lo creo!

-Amm... pues mil gracias por la confianza, -sigue sosteniendo su mano, -solo que tengo un pequeño detalle, ¿cómo debo referirme a usted? ¿mamá? -Todas, ríen. Yo no.

-Eaaah. El hermano perdido de Zoé. -Dice sonriendo Carolina. Se gana un pellizco.

-Oye, basta, -les amenazo, y también se gana uno Martha.

-¿Pero y a mí por qué me pellizcas? -Cuestiona tallándose el brazo.

-Porque Demián es... un...-tartamudeo, -un amigo.

-No seas celosa cariño, siempre quisiste un hermano ¿no? -Me dice mamá cerrando un ojo.

-Lo siento, yo no quería decir eso, es solo que no sé cómo hablarle sin restarle el debido respeto. -Se defiende amablemente Demián.

-Ay que lindo, -le responde mi madre, -se ve que han puesto empeño en enseñarte modales. Pasen todos, -les indica, -pónganse cómodos, ahora les sirvo algo. Por cierto, -se detiene en el pasillo dando media vuelta, -puedes referirte a mí de "usted, oiga, disculpe, le pido, me permite, claro", entre otros detalles cordiales que no creo te causen problemas. Y en casos muy extremos cuando se requiera puedes decirme, como ya te he dicho antes: Abi. -Sigue caminando y desaparece en la concina.

-Yo la ayudo, -la sigue Martha. -Necesito revisar su refrigerador.

-Bueno, yo...-se suma Carolina al abandono y estrategia no planificada de mujeres, -no revisare el refrigerador de tu mamá, pero la ayudare. -Desaparece dejándome a Demián y a mi sentados en la sala, uno frente al otro.

Me está mirando, tiene los codos apoyados sobre sus rodillas y entre sus manos su rostro. Mueve los dedos ansiosos tocando sus mejillas. Se ve tan inocente, como un niño travieso deseoso de destrozar una casa ajena. Lo veo y está por darme un ataque de risa, le pude haber arrancado los dientes, o casi se los arranque de una bofetada y aquí esta, no dudo que le haya dolido, pero aquí esta. Le sonrió, y  tiene una sonrisa inmutable, como si tramara algo. Le desvió la mirada haciendo un paneo en el techo. Lo vuelvo a ver y sigue inalterable.

-Basta. -Le indico. -Controla tus negras intenciones.

-No seas racista, -me dice sin moverse, -acéptalas.

-¿Qué? Cómo te atreves grosero, -Le lanzo una almohadilla, haciéndome la ofendida -¿Me estás hablando en doble sentido?

-Contrólate mujer, -Me la lanza de nuevo, -solo respondí a tu comentario. Ni siquiera pensé las implicaciones, perdón. Dijiste "negras" y recordé el racismo. Las mías son blancas. Tan blancas que solo le faltan lugar y fecha.

-Perdón pero, no te entendí. -Le digo confundida.

-Waaoo, pero qué bonita esta esa foto, -volteo para encontrarme con el retrato de papá y mamá en su boda. Se pone de pie a mi lado observándola con detalle. -Tus padres, ¿no?

-Oh, sí, están bien guapos, -Me pongo de pie a su lado.

Siempre me ha encantado esa fotografía. Mamá está sonriendo mientras jala el moño o algo que papá lleva en el cuello, y él le sostiene la cabeza entre sus manos dándole un beso extremadamente tierno, según creo yo.

POEMAS PARA ZOÉWhere stories live. Discover now