#25 - TRIÁNGULOS OSCUROS

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-Hasta mañana madre, -le doy un beso en la frente, -hasta mañana padre, -le beso la mejilla. Me voy a toda prisa subiendo escaleras casi pisándole los talones a Diannela que fue la primera en levantarse de la mesa después de cenar. ¿Habrá ya leído el decálogo?
¡Escríbeme ya mujer!

Papá y mamá se han quedado solos hablando sobre quién sabe qué tema. Me han exprimido cada detalle sobre Zoé y su familia. Pero en este momento ya tengo la fábrica mental agotada, lo único que quiero es llegar a mi cuarto y pensar livianamente. Coloco mi iPod a las bocinas con "Show me your glory" en la voz de Steffany Frizzell, eso de hablar sólo se me da muy bien, pero en momentos como estos mezclar a Dios en el cóctel de emociones me hace mejor. Reviso rápidamente algunos pendientes de materias para el día de mañana, sonrió al recordar que Zoé tiene el compromiso de venir por mí. Tomo un baño rápidamente con la música de Bethel impregnando mi habitación. A los minutos escucho a Diannela gritar a mi puerta:

-Oye mocoso, ¿tendrías la amabilidad de bajarle tres rayitas a tu espiritualidad? ¡Son casi las 10pm!

-El departamento de quejas es en la otra ventanilla, -respondo al salir del baño secándome el cabello.

-Te hablo en serio, Demián. ¡Papá me quiero dormir! -Se queja Diannela lo suficientemente fuerte como para oírla detrás de la puerta a pesar de la música.

-Diannela, -abro la puerta al momento que empieza "Weight of his glory", -no has considerado, no sé, digamos, ¿decirle a papá y mamá que te den otro hermanito para que le hagas la vida imposible a él?

-Uggrr, -extiende la mano y me toma del cabello, -mira mocoso no te quieras hacer el chistoso. -Me sacude con esa violencia que solo los hermanos mayores saben usar sobre los menores. Se va amenazando que de no bajarle volverá.

-Igual y si no consigues un hermano, un novio, un perro, una mascota, ¡algo que te soporte! -Me lanza una pantufla. -Yo también te amo. -Cierro la puerta.

Así que aquí me encuentro, profundizando livianamente en mis pensamientos, porque exactamente no se qué rumbo tomara esta historia. Dicen que toda pérdida tiene una ganancia. Cuando ganas un amigo, estás perdiendo un enemigo, cuando te otorgan perdón estás perdiendo la venganza de alguien contra ti. Si te casas pierdes la soltería y ganas una compañía. Cuando pierdes la salud ganas la enfermedad, cuando ganas riqueza estás perdiendo la pobreza, y viceversa para todo. El modo aleatorio del iPod hace sonar "Not one time" mezclada con estrofas de "The stand". La luz de la luna que se refleja en mi ventana es un azul con toques amarillezcos. Hay días que todo se mezcla y suena a vida. Me cuestiono en este momento, si lo que estoy perdiendo me generara suficientes ganancias como para arriesgar lo que estoy apostando. Esta noche he decidido perder la batalla por Zoé, para ganar la guerra por ella. Uno tiene que ser sutil, y sabio. Saber cuándo dejar de insistir es un arte que no todos dominan. Y no quiero pensar en esto como una derrota, ¿podría el árbol viejo que cae a tierra considerarse derrotado sabiendo que al adherirse al suelo se convertirá en abono para que otros crezcan? ¿Cuantos como yo en otras partes del mundo enamorados de la persona que consideran el amor de sus vidas han de sentirse vencidos y derrotados por dejar de insistir en el corazón ajeno cuando ven los imposibles tan fuertes y sus oportunidades tan débiles? cuando esa decisión es sólo la cortina de humo para conquistar en la guerra de otra forma. Pero que difícil guerra.

No puedo dejar de ver el pedazo de cielo que la ventana de mi habitación me permite, extiendo los dedos mientras el antebrazo me sirve de almohada. Zoé no escribe. Esperó ser lo suficientemente astuto y sabio para que las granadas de este arriesgado plan no me alcancen y se me incrusten las consecuencias en mi futuro. Me aterra perder, ¿pero a quién no? No debería estar pensando esto a mis 17 años, o ¿sí? Según mi abuelo, cuando aconsejaba a Diannela le decía: "ahora no debería preocuparte el amor", creo que sólo la quería proteger, pero el amor es una pandemia que a todos infecta en algún momento, el amor es amor a cualquier edad, y bien me pudo llegar a los 20 o 30, que ahora, y de todos modos sigue siendo amor, el problema es que no sé nada de él en esta etapa de la vida.

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