#27 - ¿GUERRA DE SONRISAS? ¡HIÉRANME!

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En realidad se sufre. Lento y amargo pero es como parte del proceso por nada y todo a la vez. El día lo puede mejorar o empeorar una sonrisa. Debo ser más inteligente que las sonrisas. Yo qué iba a saber que el asunto se iba a complicar tanto.
Alessandra no me ha dejado de ver en toda la clase, me ha puesto nervioso, me hace algunas preguntas triviales entre espacios muertos de las clases, intento ser amable respondiéndolas. En conclusión le he dicho que soy tan nuevo como ella en todo cuanto ve. Sus preguntas me dicen que el interrogatorio es más que curiosidad y deseo de ubicación, es interés personal. Zoé también me ha dedicado un par de miradas. Prefiero mil veces su mirada indignada que la negación de la misma. Pero también ve a Alessandra. Se ven. No quiero sacar conclusiones apresuradas, las mujeres conocen sus códigos femeninos. Esas indirectas visuales o verbales no tan indirectas, en este caso las primeras. Estoy neutral y decido permanecer así. No debo empezar con paranoias. Todo iba muy bien, hasta entonces. Pero después del receso todo dio un giro de 180°, tan rápido que me siento mareado. Ella, Zoé, se ha levantado muy rápido como si no quisiera hablar con nadie, casi con una loca idea de escapar, les dice un par de cosas a sus amigas y se dirige a la puerta. Y todo cambia. Es tan solo en un par de segundos, en un pestañeo, en una nada que la historia es bruscamente alterada, él aparece con la sonrisa llena de alegraría, y ella ni siquiera lo puede creer. ¿Y yo? Bueno, yo estoy en esta parte llamada distancia. Me pongo de pie apenas lo veo rodearla con sus brazos. La rosa roja que lleva en la mano derecha queda en la espalda baja de Zoé. Los segundos que lo veo abrazarla se me hacen tan infinitos. Nadie dice nada, todos salen del salón a toda prisa, les da igual lo que a mí me hace sucumbir. Introduzco mis manos en los bolsillos y camino lento hacia ellos. Arrugo un poco la frente, ¿debería sonreír? No creo. La toma de la mano y se la lleva. Desaparecen frente a mis ojos. Se aleja y siento como si tiraran de mi corazón desgarrándolo dulce y violentamente.

-¡Odioso! -Gruño entre dientes recostado sobre el umbral de la puerta.

-Aww cosa, -Martha me abraza de un brazo casi exprimiéndolo. -Sé que sufres, pero no puedes hacer nada.

-Hey, sabes que te queremos, -se suma Carolina a las condolencias. -Pero Martha tiene razón.

-¿Qué? Yo no estoy diciendo nada. -Me defiendo.

-Pero estas sintiendo todo, y el sentimiento también es un lenguaje tácito. -Debate Carolina.

Me invitan a ir a ver qué se trata pero me niego. Eso de echarle limón a las heridas no se me da. O quién sabe. Doy un paso y...

-Oye, tú. -Volteo y es Alessa.

En serio es linda, muy linda. No es más alta que Zoé pero pareciera serlo. No me había tomado el atrevimiento de examinarla pero ya que somos los últimos en salir, lo hago.

-¿Vas a comer? -Su cabello negro oscuro le hace un juego con su blanca piel. -Ten, te regalo uno de mis sándwiches, solo que es demasiado vegetariano, -extiende sus manos ofreciéndomelo y sonríe con sus labios rojos como la sangre. Y sin embargo lo bella que es no me saca a Zoé de la mente, una cosa es gusto y otra es amar, lo segundo trasciende y no es temporal. -También tengo jugo de pepino con limón ¿lo has probado? ¡Me encanta!

Habla demasiado rápido, creo que la nerviosa es ella. Habla sin detenerse, justificándome por qué debería ir a comer con ella, yo solo la observo. Ha hablado tanto y para nada considero superficial lo que dice, me gusta cómo lo dice. Habla el ritmo de sus ademanes.

-Ok, basta... -le interrumpo sin querer, queda inmóvil con el sándwich en la mano. Me mira muy seria. Con una ligera sonrisa que apenas ser percibe en los labios. -emmm... está bien, me comeré eso, mientras no se mueva. -Bromeo.

-Es solo para gente que come sano. -Ríe. Toma mi mano y me lo pone a mi disposición, -Vamos de una vez que tengo hambre. -Me apresura.

Le devuelvo la sonrisa irónica al momento que caminamos por el pasillo. Me sigue. Mientras bajamos por las escaleras me consume el ansia de saber qué es lo que está pasando. Me siento tentado a convertirme el aguafiestas que el momento necesita pero, mi fuerza de voluntad es inquebrantable, no cedo.

POEMAS PARA ZOÉWhere stories live. Discover now