#29 - AL BORDE.

1.9K 47 2
                                    

Y sin querer, sin buscarlo, por lo menos no conscientemente, me encuentro a la orilla de un precipicio donde no sé cómo estoy empezando a aventar todo lo que creo del "amor" por la borda de mis emociones. Si ya el solo hecho de ser mujer me hace llevar el estigma de complicada, ahora estoy dos veces más complicada. Me siento en un punto sin retorno, o ¿es que solo cuando sabemos que estamos a punto por perder algo que en verdad nos importa descubrimos cuán valioso es? ¿Pero cómo lo voy a perder si no es nada mío? ¡Dios mío!

-¿Si llegamos a tiempo a la película amor? Si no, mejor vemos otra.
A penas si estoy prestando atención a lo que Tito me dice, mientras conduce. Su voz es apenas un liviano eco entre los gritos de mis perturbados pensamientos. La parte cruel de esto es: el miedo que me carcome constantemente a estar con la persona equivocada o viceversa. Lo observo de reojo. Es apenas otro mes a su lado y hoy ni siquiera lo recordé. Pero ¿y si lo que estoy sintiendo es tan solo un tonto y pasajero conqueteo del cual no se salir y quede atrapada? o ¿quise ser atrapada? ¡Mamá tenía razón! debí poner freno a lo que estaba pasando y me estoy estrellando contra todo lo que siempre deteste de otras personas.

-Amor, dime qué hacemos.

Solo me gustaría ser esa historia perfecta a la que mi esposo pueda hacer referencia cuando mis nietos le pregunten ¿cómo conociste a la abuela? ¿Es mucho pedir? Quizá demando lo que no puedo ofrecer ó estoy ofreciendo de más a quién no debo ofertar nada. Dios, conozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que se esconda de ti, incluso los que ni yo entiendo, no sé cómo termine embrollada en este asunto emocional. Ni siquiera debería interesarme Demián. No debo ni considerarlo o imaginarlo pero, ¡no puedo Dios! En serio no soy una chica mala, solo... solo estoy al borde de lo que siento. Si tan solo pudiera cerrar los ojos y ver mi futuro de aquí a veinte años para poder saber que decidir sería estupendo, ¿podrías hacer eso por mí, Dios?

Cierro los ojos con mucha fuerza. Y lo único que veo son miles de puntitos de colores y las luces de la carretera desvaneciéndose ante lo oscuro de mis parpados que caen sobre ellas. ¡Dime, dime, dime!

-¿Cariño? -mi silencio se rompe ante la voz insistente de Tito. -¿Estás bien?

-Emm... ¿Cómo? Perdón no te escuche.

-Vengo diciéndote si llegaremos a tiempo para la película, ¿todo está bien? -Me mira algo preocupado.

Veo su rostro confundido y por inercia digo que no moviendo la cabeza. Quisiera decirle mil cosas, ¿son esto momentos los que toda persona insegura debe aprovechar para decir lo que siente? pero ¿y si no es inseguridad sino confusión? o ¿terminan siendo sinónimos en mi caso?

-¿No? -Pregunta extrañado y bajando la velocidad.

-¿No qué? -Respondo.

-No sé, tú dijiste que no a mi pregunta.

-¿Qué pregunta? -Le cuestiono.

-¿Zoé? -Dice dudoso, -¿qué te pasa?

-Nada, ¿por qué? -Cuestiono a la defensiva. Mira al frente y la luz amarilla del semáforo nos indica que debemos detenernos. Nos vemos a los ojos.

-Te pregunte si todo estaba bien y dijiste que no moviendo la cabeza, no sé qué te está pasando.

Reacciono de golpe. Estoy en un momento de lucidez y quiero contarle todo lo que estoy sintiendo. Este es el momento correcto y lo digo:

-No, si, bueno no, perdón... si, si todo está bien amor.

¡Rayooos! ¿Por qué nunca decimos lo que pensamos sino lo que otros quieren escuchar? Me siento esclava de mi silencio. Soy de lo peor, siento un remordimiento interno que me hace abrazarlo del ante brazo al momento que avanza en su auto.

POEMAS PARA ZOÉحيث تعيش القصص. اكتشف الآن