Capitulo 72

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CAPITULO 72

SAMANTHA

Pasados los treinta minutos, Margery tomó sus navajas con un suspiro, mirándome decidida, con una mueca, mientras me indica con un movimiento de cabeza que es hora de salir.

Ellos no han venido por nosotras, y ya estamos perdiendo mucho tiempo esperando. Si amanece y no hemos salido de esta ciudad estamos jodidas. Es algo que no debo permitir, Giovanni me lo remarcó mucho antes de dejarme entrar de nuevo.

Entrarás allí, pero no puedes permitir que la hora se pase y amanezca. explicó, entregándome mis informes e itinerarios correspondientes para los movimientos que tendré en la ciudad Nosotros no podemos entrar sin órdenes, Marcelo ya es traidor y estar cerca es una sentencia de muerte.

En pocas palabras, estaré sola. respondí con un suspiro, leyendo cómo tengo que buscar primero al líder de la Camorra y luego a todos los demás mientras que el informe de la traición de Marcelo se filtra entre los rusos.

Lamentablemente, cariño. suspiró, apretando mi hombro con una mano, para darme fuerzas Confío en ti, Samantha.

Los traeré de vuelta. — prometí, asintiendo con el ceño fruncido.

Miré la pared del salón de reuniones del salón, donde está lleno de pantallas de Giovanni del sistema de vigilancia de la ciudad donde Marcelo logró darle acceso con sus instrucciones sobre los Fireworks que tenían disponibles. Allí, mis amigos y su líder estaban en el foso de pelea, peleando por su vida mientras los enemigos no dejan de venir.

Por suerte Margery está con Mikhail en la misma jaula y él la está protegiendo.

Tomo dos cuchillos de mi ropa, caminando con cautela por las estanterías, siguiendo a Margery en silencio mientras ella lidera la marcha hacia el exterior, viendo cada uno de los movimientos de las personas que se intenten acercar a nosotras.

Verla me demuestra lo equivocada que estuve, ella no fue protegida por nadie más que por ella misma, Mikhail pudo apoyarla; pero el trabajo completo y estable lo hizo ella sola, sin molestar al líder de la Camorra al llevarlo a cabo.

Ahora entiendo los rostros cubiertos de orgullo de los hombres de Mikhail cuando escucharon que mi incursión a la ciudad era para buscarlos a todos.

Afuera se escuchan gruñidos y golpes que me causan escalofríos al no saber si son los presos, los chicos o la gente de Oleg Ivanov que está buscándonos en medio de la oscuridad.

— Quieta. — murmura Margery, escondiéndonos detrás de la caja registradora de la librería.

Comienza a tantear debajo del mesón de madera, en busca de algo que no creo que vaya a encontrar ¿Qué librería tendrá un arma en esta ciudad? Es absurdo.

Lo que no le admito en voz alta es que yo también intenté buscar un arma cuando llegué y estaba mintiendo.

— ¿Qué haces? — murmuré en voz baja, mirándola y al mismo tiempo desviando la vista a la calle — Tenemos que salir.

— Tenía fe de encontrar un arma, al menos un revólver. — gime frustrada, volviendo a tomar su navaja del mesón.

Nuevo dato de mi mejor amiga: ahora conoce sobre armas, como yo.

¿Mikhail será tan experto en ellas como su hermano mayor?

Rodeamos la caja de la librería, viendo los cristales rotos de la vitrina por donde entramos hace media hora, notando que los manchamos con sangre al pasar. Tal vez nuestra o de los presos que maté, no tengo la menor idea. Dejamos los muebles de la entrada de lado, viendo al exterior con el ceño fruncido, tratando de diferenciar a alguien entre las personas que pelean en media calle.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora