Capitulo 43 (Samantha)

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SAMANTHA

Gregor me desea, incluso estando embarazada él...

— Pero tú y yo... — intento explicarle, pero ya ha perdido el poco control que le quedaba.

La puerta quedó en el olvido luego de sus palabras, llegó hasta donde estoy con la mirada fija en mí, mostrando sus pupilas dilatadas y la respiración acelerada que no le había visto nunca en un lugar que no fuera los entrenamientos ¿Acaso esto es lo que ha estado controlando?

— No te he tocado por la bebé, Sam. — explica con voz ahogada, acariciando mi mejilla para que lo mire a la cara — Créeme que he querido hacerlo desde que regresé.

— Pero no lo demuestras. — digo con un puchero, arrodillándome en la cama para quedar a la altura de su rostro — Creí que yo no te provocaba nada, que esa mujer...

Sus labios me silenciaron, tomando mi rostro entre sus manos y profundizando el beso que extrañaba de la última vez que se permitió ser tan desinhibido conmigo sin pensar en el embarazo. Lo dejé explorar con su lengua al tiempo que yo lo hacía con la mía, tirando de su cuerpo al mío con mis manos envueltas alrededor de su cuello.

Jadeé, sorprendida, al alejarnos y sentirlo tomar posesión de mi cuello, con besos húmedos y largos que me hicieron gemir y temblar en sus manos.

Este vestido me estorba.

— No quiero hacerte daño. — murmura junto a mí oído, intentando controlar su respiración.

— No lo harás. — gemí, frustrada de no saber lo mucho que quiere tocarme por cuidar mi embarazo — Por favor, Gregor. — supliqué.

Al diablo mi orgullo y mi autocontrol, quiero que me tome como lo que soy: Como su mujer.

— Sam, si empiezo no voy a parar. — dice en voz baja, pasando saliva al verme a los ojos, desesperado — De verdad no quiero hacerles daño, princesa.

— Por favor. — gimoteé, acercando su rostro al mío — Te lo pido, solo una vez, no aguanto más, Gregor.

Si pudiera controlarme le diría que no, que lo entiendo y puedo esperar, pero él ha sido mi mayor antojo desde que comencé esta relación y no he podido saciarlo como quiero por todos los problemas y cambios que ha habido a nuestro alrededor.

No puedo controlar un hambre que ni siquiera yo entiendo del todo. En las revistas de maternidad dicen que es normal e incluso algunas aseguran que se siente mejor en este estado. Yo quiero experimentar eso.

Con él quiero experimentar todo.

— Joder, Sam. — susurró, besándome.

Con sus manos, bajó la tela de mi vestido, dejándome expuesta con mi ropa interior y la piel erizada, esperando su toque ¿Acaso comencé a usar vestidos para lograr mis sucias intenciones de acabar con su control?

Ya lo creo que sí.

— Acuéstate. — demanda, arrojando el vestido al suelo y soltando su cinturón del pantalón.

Lo obedecí en silencio, viéndolo quitarse la camisa con la que batalló hace poco y bajando el pantalón y la ropa interior que dejó libre y tensa la erección que me hizo pasar saliva y calentarme hace unos minutos cuando se giró desesperado a verme.

Se veía perdido, sediento de esto, de mí...

Subió a la cama con la mirada sobre mi cuerpo, manteniendo el ceño fruncido, como si pensara en una forma de hacerlo sin lastimarme, y por poco y lo pateo en el abdomen para que reaccione, pero una de sus manos se deslizó debajo de mis pantys, sintiendo la humedad en ellas al tiempo que saboreaba sus labios con una sonrisa, haciéndome retorcer en la cama.

Enamorada del CEO ImbécilWhere stories live. Discover now