Capitulo 70

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CAPITULO 70

SAMANTHA

Miro a Mikhail con sorpresa, sosteniendo el cuerpo de mi hermana para que sus piezas rotas no se pierdan más de lo que ya están en su interior, siendo el ancla que ella necesita en estos momentos, pero él...

— Y lo hice desde el primer día sin darme cuenta, Margherita. — confiesa, limpiando sus lágrimas con una delicadeza muy impropia de él, mirándola con ternura y tristeza.

Recordándome a su confesión en la celda, cuando me hizo jurar que no se lo diría a nadie a menos que ella lo deseé estando fuera de toda esta mierda.

"— Dime la verdad, Mikhail.

Bien. — aceptó, mirándome con una sonrisa cálida, perdiendo la mirada en sus manos como si allí estuviera algo que solo él puede ver — La amo.

Levantó la mirada, derrotado, recostando la cabeza de nuevo en la pared con la vista en el techo, riéndose de sí mismo por confesarlo. Como si no lo mereciera.

Al final estoy igual de enfermo que Santander ¿Cierto? — se burló, mirando mi rostro de sorpresa frente a él — ¿Quién carajos se enamora de una mujer ocho años menor en circunstancias tan perturbadoras como estas?

¿Por qué lo dices como si no la merecieras? — pregunté.

Porque no la merezco. — se levantó del suelo con lentitud, mirándome con esa sonrisa oscura que siempre lo ha caracterizado, solo que esta vez tiene un tinte de tristeza en ella — Yo no merezco amar a nadie, Samantha Harris.

Todos merecemos amar a alguien ¿Acaso tus mejores amigos no lo hacen? — pregunté con un nudo en la garganta, alzando la mirada para mantener el contacto visual — ¿No fue por eso que Gael mató a sus hermanos? ¿Acaso Christopher no ama a Alice a pesar de ser su sicario? ¿Tú no amaste a tus hermanos cuando los lesionaste?

Retrocedió sorprendido, mirándome con cierto temor por poder leerlo ahora. Por ver a través de todas esas capas de demonio que se esfuerza en levantar.

Un mentiroso no puede engañar a otro, Mikhail Rossi. — dije, señalándolo con un dedo — Y tú eres experto al mentir sobre tu vida ¿Un hombre que se quitó a sus hermanos de encima por el poder o un hermano preocupado que los sacó de esta responsabilidad para que pudieran vivir en paz con su familia? — pregunté, haciéndolo retroceder con un escalofrío — ¿Por qué Bernard no tiene cicatrices en su cuerpo, pero tú y los demás sí? ¿Por qué él nunca entró a la prueba de los Jaeger a pesar que tenía la edad para hacerlo? — una lágrima se escapó de mis ojos, viendo la máscara resquebrajada del líder de la Camorra frente a mí — Solo eres el malo en una historia mal contada, Mikhail. Una historia que tú mismo te encargas de contar."

Suelto a Margery con la vista fija en Mikhail, dejando a mi mejor amiga decidir si creer o no en la verdad que él le está dando. Suplicando al cielo que eso sea la cuerda que necesitaba para regresar de ese abismo y que se apoye en sus anclas de toda la vida que nunca la han dejado sola.

Gregor me mira con el entendimiento en sus rasgos, alejándose un poco de Margery para que Mikhail pueda verla por completo bajo la luz de la luna llena sobre nosotros. Para que limpie su rostro con palabras susurradas que solo ellos dos merecen escuchar.

Margery comienza a aflojar su agarre en mi camisa, sus ojos comienzan a parpadear con los restos del llanto vibrando en su pecho, enfocando al hombre que todos odian y temen, pero que la protegió y la salvó todo este tiempo, siendo esa tercera ancla que ninguno de nosotros había aceptado que le faltaba.

Max se fue hace cinco años, dejando su barco sin un ancla, haciéndola navegar por el mar de su interior sin las anclas suficientes para evitar perderse entre sus experiencias. Sin poder ayudar a mantenerla colectada en el aquí y ahora, dándole una seguridad que nadie más que su hermano había logrado darle desde su nacimiento.

— Mikha. — murmuró con voz ronca, parpadeando un par de veces, mirándolo a través de sus lágrimas.

— No te vayas de nuevo, por favor. — murmura el italiano, tomando su rostro entre sus manos, haciendo que lo mire a la cara — Sé esa margherita que crece hermosamente a pesar de toda la oscuridad.

— ¿Me mentiste?

— Descúbrelo por ti misma. — sonríe — Cuando salgamos de aquí, vive, explora, disfruta. Y si aún sientes lo que dices, sabrás si te mentí o no.

Margery se aleja de sus manos con un leve asentimiento, mirándonos a Gregor y a mí junto a ella, estando los tres juntos como al principio.

— Nunca me dejaron sola. — dice con voz rota, tomando la mano de cada uno, con labios temblorosos — A pesar de todo, siguen aquí.

— Y nunca nos iremos. — digo con seguridad, dándole un apretón a su mano.

Mikhail regresó con Blake, rodeando el perímetro para asegurarse que no haya más sorpresas como en la mansión cuando los presos nos rodearon y todos nos manchamos de sangre.

— Incluso cuando tienes los gustos de la mierda. — dice Gregor con media sonrisa.

Margery ríe, dejando caer sus últimas lágrimas, mirando la tumba de su hermano frente a nosotros. Como si él le estuviese hablando incluso desde el más allá.

Vine al cementerio porque supe que este sería el lugar al que correría cuando necesite sentirse en casa. Y también porque estamos en abril, y el cinco de este mes hace cinco años fue que Margery Bolton perdió a toda su familia.

De seguro Diego le prohibió venir a visitar a su hermano en su aniversario como cada año y eso debió destrozarla.

— Es hora de despedirnos, Max. — dice en voz baja, la abrazamos como hace rato mientras tenía su crisis nerviosa y sonríe, llorando en silencio — Ya estoy con mis hermanos, y me siento lista para ser libre.

Una brisa helada recorre el cementerio, haciéndonos temblar en nuestro lugar, buscando el calor corporal del otro.

Margery asintió, como si ese viento fuera una respuesta.

— Lamento no poder venir los años siguientes, pero tú habrías deseado que no volviera al lugar que me hizo tanto daño y eso haré. — suspira, apoyando la cabeza en medio de las nuestras, cerrando los ojos — Adiós, Max. — decimos los tres al mismo tiempo, mirando la tumba con melancolía.

Ya es hora de cerrar el capítulo en esta ciudad, ninguno tiene algo que lo mantenga atado a este lugar que nos dio buenos momentos, sí, pero en los últimos años nos dio mucho dolor y necesitamos sanar, hacer nuestra vida lejos de todo.

Comenzar una nueva historia. 

Enamorada del CEO ImbécilNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ