Capitulo 34

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CAPITULO 34

GREGOR

Sigo creyendo que venir a hablar con James Strauss es estúpido, pero Samantha está empeñada en hacerlo y no puedo contradecirla, hacerlo me haría tener otra pelea con ella como la de esta mañana y sinceramente no quiero pasar mi tiempo libre de esa forma.

Aún tengo mis costillas sensibles por los golpes, me reúno una vez por semana con Mikhail a las afueras de la ciudad y luego regreso a mi supuesta vida normal en mi último año de secundaria. Jamás me había emocionado tanto el haber sido apaleado en una pelea.

También gracias a esta licencia he podido acompañar a Sam con su embarazo, ver su pequeña tripa crecer y apoyarla en lo que necesite, disfrutando cada momento y guardándolo en mi memoria. Justo como hoy cuando escuché el sonido del corazón de su bebé.

Fue hermoso, no puedo describirlo de otra forma.

Mi conexión con ese bebé es algo de otro mundo, me siento llamado para su encuentro. Para cuidarlo y protegerlo de todo mal justo como lo hago con su madre.

— Dijeron que la habitación era por aquí. — murmura Sam, trayendo mi mente a la realidad.

La aparto del camino antes que uno de los imbéciles del equipo de fútbol la choquen y me centro en nuestro alrededor para que no la golpeen por sus estúpidos retrasos. Esto es lo que siempre he odiado de estar en un equipo de secundaria, los partidos son un asco de desorden y gritos como ahora.

Estábamos buscando la habitación de James para que Sam pudiera explicarle que el bebé es mío y no del imbécil que tiene como amigo.

No lo vi necesario, pero la rubia a mi lado sí y no voy a volver a contradecirla.

Veo el número de habitación de James, detengo a Sam con cuidado frente a la puerta y empujo a otro idiota que pasa corriendo por el pasillo; al fondo de este, el entrenador está gritando, como siempre.

Ese hombre nunca se cansa de gritar.

— ¡Joder, ya estoy listo! — grita James Strauss, abriendo la puerta molesto.

Y así es como termina con mi paciencia.

Me encuentro con sus estúpidos ojos verdes, mostrándole todo mi cabreo por haberle gritado de esa forma a Sam cuando lo llamó a la puerta. Si tiene problemas de relación, con ella no la tiene que venir a pagar, será idiota.

— Linda forma de recibirnos, Strauss. — gruño, frunciendo el ceño mientras me cruzo de brazos.

Sam a mi lado lo mira con una ceja elevada, de seguro pensando lo mismo que yo: Es un idiota.

— Pensé que era el entrenador, lo siento. — dice con un suspiro, cerrando la puerta detrás de él — ¿Qué hacen aquí? Pensé que llegarían con Margie y las animadoras.

Huy, esa falta de comunicación con Margery es lo que te va a costar tu relación con ella. Pienso, ocultando media sonrisa mientras miro por el pasillo para prevenir otro jugador retrasado.

— Estábamos cerca. — dice Sam, guardando sus manos en los bolsillos de la chaqueta — Quería hablar contigo.

— Eso es nuevo. — dice con sorpresa, mirándola.

Voy a golpearlo.

— Cuidado con lo que dices, Strauss. — advierto con seriedad, centrando mi atención en él.

Tu amiguito me tiene de los cojones con su apoyo con Diego, procura no ganarte que te patee las bolas a ti también.

— No lo digo como algo malo, Castilla. — responde, girando los ojos con fastidio.

Enamorada del CEO ImbécilOù les histoires vivent. Découvrez maintenant