Capitulo 8

119 4 0
                                    

CAPITULO 8

SAMANTHA

—Meses atrás—

Siento todo mi cuerpo adormecido, las sábanas que me cubren son cómodas y el aroma que cubre cada parte de mi piel me parece familiar. Me siento flotando en una nube donde todos mis sueños se cumplen y puedo ser la persona que quiero ser con quien quiero serlo.

Mi dulce pecado se revela frente a mis ojos como el hermoso sueño de un dios griego presentándose frente a su presa y yo lo recibo gustosa, dejándome llevar por el momento.

Estar con Steve es lindo, pero él no es Gregor.

Él no es el idiota que me gruñe, me molesta y me dice que soy un robot solo para acabar con mi paciencia. Él intenta serlo, pero no le sale, incluso en el sexo cuando estamos juntos está tan concentrado en satisfacerse a sí mismo conmigo que no se molesta en hacérmelo a mí.

Aunque por primera vez, luego de estos dos años que llevo en una relación con él, me siento liberada, plena. Con una sensación similar a la que siento cuando me consiento en la soledad de mi habitación, pero con un toque más fuerte. Más... increíble.

"Lástima que no recordaras esto mañana". Escucho una voz lejana en mi mente, pero no entiendo, yo lo recuerdo todo, al menos todo lo que me hizo sentir anoche ¿Por qué Steve me dijo eso entonces?

El tonto debe estar orgulloso de sí mismo, pudo resistir más de diez minutos antes de venirse, y me ayudó a venirme. Dos veces.

Por primera vez sentí lo arrollador que puede ser un orgasmo.

— ¿Qué carajos es esto, Samantha?

Hago una mueca adolorida, tocándome la cabeza. Steve me está gritando algo que no entiendo y yo apenas y puedo enfocar mi mente en el aquí y ahora, viendo mis manos y mi pecho con el sostén que me puse para venir aquí.

¿Incluso me vistió? Eso es raro, normalmente no se interesa en mí por lo cansado que está.

— Escúchame cuando te hablo. — brama furioso, tomándome del brazo con fuerza, provocando muecas de dolor.

— Steve, me estás lastimando. — le digo en voz baja, mirándolo.

Va desnudo, como yo. Su cuerpo delgado y pálido está frente a mí con su bóxer como en otras ocasiones cuando tenemos sexo en su habitación, no sé qué tiene esto de raro.

— ¡No me importa! — grita, zarandeando mi cuerpo con rabia, haciéndome gemir de dolor sin que le importe — ¡Eres una maldita zorra, Samantha! ¿Cómo pudiste hacerme esto?

— ¿Qué hice? — chille como pude, con el dolor de mi garganta apenas y puedo hablar.

¿Tanto grité anoche?

— ¡Te acostaste con otro!

Miro a mi lado con el corazón retumbando en mi pecho, intentando ver qué miente, que esto no es más que un sueño muy feo y no lo engañé con alguien más. Pero uno de los jugadores del equipo de fútbol del instituto está allí, mirando la escena igual de horrorizado de yo mientras Steve no deja de gritar sandeces.

¿Dónde están mis mejores amigos?

— Y tú.... Maldito desgraciado.

Steve se le va encima al sujeto, sacándolo a golpes de la cama mientras le grita no se cuánta cosa sobre hacerlo pagar esto. Ni siquiera intenta escuchar al chico cuando le dice que él no hizo nada. Lo golpeó con su puño con fuerza cuando llegaron a la salida de la habitación.

Yo no me sentía aquí, no podía mantener mi mente aquí cuando no sé qué hizo ese desconocido con mi cuerpo mientras yo estaba borracha anoche. Me abrazo a mí misma, intentando recordar lo que paso anoche, pero no puedo.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora