Capitulo 54

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CAPITULO 54

SAMANTHA

Esta semana con Derek, Steve y James merodeando por el hotel me han hecho sentir asfixiada. No me siento segura saliendo de la habitación sin mi prometido, e incluso cuando fui a mi consulta con la ginecóloga me sentí expuesta, como si el desgraciado de Derek supiera que Gregor y yo tenemos pensado cuidarnos para no tener otro bebé aún, todo por su culpa, por haberme violado y arruinado mis planes esa noche.

Tampoco me ayuda el hecho de que Margery no está por ningún lado y no responde mis llamadas. Ni Gregor ni yo creemos lo que dicen de ella y de Mikhail, pero no hemos tenido respuesta de ambos y ya estamos desconfiando incluso de eso.

— ¡Dime qué tú puto hermano no está abusando de mi mejor amiga, joder!

Hace poco logramos hablar con Giovanni, mi pasarela de hoy había terminado con éxito y no me vi obligada a quedarme a conocer personas. Gregor no había bajado por intentar comunicarse con Giovanni y las miradas de Steve y de Derek no me gustaban en lo absoluto en toda la hora que compartí con James sobre la pasarela.

Me acerqué a la habitación con el ceño fruncido, cubierta por la bata del hotel y el cabello mojado peinado tras mi espalda. Giovanni estaba en una vídeo llamada con Gregor en el televisor y se veía agotado. Como si algo lo estuviese molestando desde hace días.

— Mikhail es incapaz de tocar a una mujer sin su consentimiento. — responde Giovanni molesto, mirando a mi prometido en medio de la habitación — No dejes que entren en tu cabeza.

El hacker de la mafia italiana me nota en la habitación con una sonrisa, cuando de pronto la puerta electrónica se cierra detrás de mí y las persianas igual, dejándonos a oscuras viendo a Giovanni trabajar con su computador con el ceño fruncido.

— ¿Qué mierda haces? — pregunta Gregor con un gruñido.

— Me ocupo de los chismosos. — explica con un suspiro, dando un par de tecleadas en el aparato — Tengo información clasificada.

— Déjalo. — le pido a Gregor cuando noto sus intenciones de gritar de nuevo.

Mi novio se gira furioso de la pantalla, tomando mechones de cabello con sus manos, frustrado.

Desde que llegamos no ha hecho otra cosa que estresarse. En los únicos momentos donde lo veo calmado es cuando se asegura que la inyección anual no me ha dado efectos secundarios peores que las hormonas ligeramente alborotadas.

Por suerte no estaba embarazada de nuevo cuando asistimos a la consulta, pero eso no nos salvó de ser reprendidos por la doctora al saber que habíamos tenido relaciones sin protección y que Gregor amaba vaciar medio kilo de semen dentro de mí.

Esa consulta fue la más vergonzosa de todas, y no fue solamente por tener que admitir que tengo una bebé de tres meses y medio, sino que también admití que soy un conejo y mi novio una regadera andante de bebés.

— Bien, les diré lo que pasa en Estados Unidos. — suspira Giovanni, luego de haberse asegurado que nadie nos escuchará.

Senté a Gregor en la cama junto a mí para escuchar sin molestar al hombre, haciéndolo gruñir bajo mientras se cruzaba de brazos.

Una imagen de Margery con ojeras apareció frente a nosotros, como si se tratara de un expediente médico. El mes en el que fue elaborado fue en agosto, justo unas semanas antes de su cumpleaños.

— El veinticinco de agosto, Margery Bolton fue registrada en un centro de desintoxicación al norte de la ciudad donde vivía. — explica Giovanni, confundiéndome.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora