Capitulo 61

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CAPITULO 61

SAMANTHA

El show comenzó desde la primera hora de la mañana, teniendo la falsa sonrisa de alivio de mi madre al despertar, mirándome dormir como la loca esquizofrénica que siempre ha sido. No me dio tiempo para prepararme mentalmente siquiera, ya estaba aquí, acomodando envases con comida que nadie pidió.

Mantenerme con el rostro en blanco es una tarea difícil al verla, la sonrisa en mis labios es mi escudo para las palabras llenas de veneno que quiero decirle por haberse vendido y por haber puesto en peligro a mi hermana y su familia. Al final, el más humano de los dos fue el que todos creían un témpano de hielo sin sentimientos.

—¿Dónde está papá? — pregunto con voz suave, mirando por la ventana.

Las noticias de Gregor en la noche terminaron con una orden de Diego para dormirlo con un gas, al parecer había matado una cantidad exuberante de guardias y eso al imbécil de Santander no le hizo gracia. Aunque a mí, ciertamente me excitó escuchar los alcances de mi hombre, verlo letal y amenazante ya no me aterra como con el embarazo de Vivianne, me emociona tenerlo a mí lado.

Esto está marcando un antes y un después en mí que no voy a ignorar. Todo lo contrario, es hora de explotar todas las habilidades que usé todos estos años.

—Trabajando. — responde tensa, intentando mentir.

Al parecer la habilidad la heredé de mi padre, después de todo. Su intento por fingir normalidad es tan inútil y estúpido como el de Steve en Brasil.

Suspiré, recibiendo el envase con comida con media sonrisa.

Esta es mi prueba, algo me dice que así es, porque si supiera la verdad del pasado no comería algo de mí madre ahora. Lo escupiría y todo mi teatro se caería, pero como yo no pienso hacer las cosas a medias.

Di un bocado a la comida, tan insípida como siempre, y lo mejor, sin ningún veneno peligroso a la vista. La mujer frente a mí frunció el ceño, como si estuviera decepcionada de no hacerme reaccionar.

Lástima, estos son años de mentiras fabricadas para sobrevivir a ambos, lo mejor es que se vaya adaptando al fracaso. Mi memoria volverá cuando se me dé la gana.

—Por estar inconsciente no asististe a la graduación. — finge tristeza, sentándose en la orilla de la cama — Tu diploma lo recogí por ti, lamento lo ocurrido en la escalera, sé que tenías mucha ilusión.

—Siempre queda la universidad. — respondo con cierto tono de tristeza que no siento.

Su patética mentira sobre mi hospitalización aquí es de lo más estúpida y sin bases que he podido presenciar en estos tres meses. Diciendo que me caí de la escalera al tropezar con una cesta de ropa que mamá olvidó. Seguir esa mentira absurda me llevó una gran parte de mi autocontrol para no girar los ojos, por suerte, responder que tampoco recuerdo eso les pareció suficiente para no insistir.

Termino el primer envase de comida con alegría y tomo el otro que me ofrece con gusto. Eso de mantenerme alimentada con suero y galletas que el doctor o las enfermeras traían en la noche iba a acabar conmigo, al menos esta parte del "coma" no la estoy actuando, de verdad muero de hambre.

La mujer frente a mí se termina de convencer con lo que ve, toma el envase con una mueca y se va a su lugar en una esquina de la habitación enviando un mensaje que seguramente le dirá a Diego sobre la situación.

¿Enserio no puede ser menos obvia?

Tomo el tercer envase con patatas con una sonrisa, y el bocado de este queda en el aire cuando abre la puerta y veo a la persona que entra tratando de mantener mi teatro.

Enamorada del CEO ImbécilWhere stories live. Discover now