T2 Capítulo 14.1: Oculto en las sombras

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En el palacio del Reino del Matorral, todo era silencio. Luego de la llegada del Rey Aspen, los ponies se habían quedado sin habla ante su imponente presencia. Además, el rey de los ciervos no dejaba de ver a cada pony con una fiera mirada, despejando toda duda de que no eran bienvenidos en su reino. Con eso en cuenta, es que ni Dusk ni nadie de los presentes se atrevía a decir palabra alguna, temerosos de molestar al gran rey ciervo.

“Ustedes ponies tienen prohibido el ingreso a nuestro reino, y su princesa bien lo sabe. ¡Hace siglos que rompimos toda relación con el reino de Equestria!” Dijo el Rey Aspen, caminando frente a los ponies. “Siglos de paz, y ahora, en solo unas semanas, el bosque se ve amenazado por magia oscura. Luego vuelve el señor del caos, ¡Y aparecen cebras y ponies en mi reino sin previo aviso!”

“¿Cebras?” Preguntó Dusk sorprendido. Olvidándose por completo de su temor, ya que aquello solo podía significar una cosa. “¿¡Has visto a una cebra!? ¿¡Sabes dónde está Zecora!?” Preguntó Dusk preocupado. Avanzando un par de pasos para acercarse al rey.

Al ver al pony lavanda frente a él, Aspen entrecerró sus ojos. Un poco sorprendido por aquella pregunta, y por el hecho que aquel pony se atreviera a hablar frente a él. Fue entonces que algo llamó poderosamente la atención de Aspen, y sus ojos se fijaron en el flanco de Dusk, en su cutie mark, pues no era la primera vez que Aspen veía esa estrella doble de seis puntas.

“¡Respóndame! ¿¡Sabes dónde está Zecora!?” Preguntó nuevamente Dusk, esta vez más enojado. Ya que vio que el Rey solo se quedó viéndolo, sin responderle.

Al escuchar que Aspen podía tener alguna pista del paradero de Zecora, Dusk olvidó todo el protocolo político que debía tener ante un rey extranjero. Lo único que le importó, era saber si los ciervos sabían el paradero de Zecora. Si era así, ¿Acaso ella era su prisionera? ¿Por eso era que Zecora había desaparecido tan repentinamente? ¡Todo tenía sentido! Zecora también vivía en el bosque Everfree, quizás ella se había acercado demasiado al reino de los ciervos, y ellos la habían capturado. Al imaginarse aquello, Dusk comenzó a irritarse y a sentir enojo contra el rey frente a él, quien se mantenía viéndolo a él y a sus amigas con una mirada llena de disgusto.

Por su parte, al ver que Dusk comenzaba a mirarlo con enojo, Aspen alzó su cabeza y lo miró despectivamente. Aquella mirada de Dusk, llena de enojo, le hizo recordar algo que había ocurrido hacía siglos, y eso lo llenó con más desconfianza de la que ya tenía inicialmente.

“¿Cuál es tu relación con la cebra llamada Zecora?” Preguntó Aspen, mirando con desprecio a Dusk, luego que él le hablara de manera tan insolente.

¡Lo sabía! ¡Ellos la tienen prisionera!” Pensó Dusk, enojándose al imaginarse a su amiga encerrada en una celda.

“Ella es mi maestra.” Respondió Dusk, mirando fija y desafiantemente al gran ciervo blanco. “¿Acaso la tienen prisionera?”

Por unos segundos, Aspen no respondió. El simplemente se quedó mirando fijamente los ojos de Dusk, como si quisiera buscar algo en el fondo de los ojos del unicornio.

“¿Y qué harías si así fuera?” Respondió finalmente Aspen, sin dejar de ver fijamente los ojos de Dusk. Notando cómo la mirada del unicornio mostraba aún más enojo al escuchar aquello. “Hace semanas que Zecora es nuestra prisionera. Le ordenamos que nos dijera quién la envió para espiarnos, y ya que no quiso cooperar, tuvimos que forzarla… No fue fácil. Pero finalmente logramos que hablara, a la fuerza.” Agregó Aspen con una mirada sombría, haciendo una pequeña mueca burlesca al hablar mientras miraba a Dusk.

“¿¡Tú qué!?” Dijo Dusk apretando furioso sus dientes, olvidándose por completo que estaba hablando ante un Rey.

En ese instante Dusk sintió tanta rabia al imaginarse a su maestra Zecora siendo torturada, que pequeñas chispas de magia saltaron de su cuerno mientras agotaba la poca paciencia que le quedaba. Sintiendo que lo único que quería en ese momento, era atacar a aquel ciervo por haber lastimado a una de sus amigas. Por su parte, los guardias que estaban detrás del Rey Aspen, se miraron entre sí confundidos, mientras su rey no apartaba ni por un segundo los ojos de los ojos de Dusk. Desafiándolo con la mirada, y al mismo tiempo, buscando ‘algo’ al interior de los ojos de Dusk.

Dusk Shine en busca de la felicidadWhere stories live. Discover now