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Alice Carter terminó de ajustar su calzado, luego apoyó sus manos en el colchón, con el fin de levantarse de la cama.

Caminó como si nada a la salida de la habitación, estuvo al tanto de la triste e intensa mirada que Choso le brindaba.

Antes de llegar al marco de la puerta, se detuvo frente a él, la expresión de la chica denotaba mucha seriedad. Alice apartó la mano que Choso tenía en el pomo, para así, poder colocar la suya. Sin dejar de verlo, dio un leve empujón a la puerta, logrando que se cerrara, la joven sonrió de lado y segundos después colocó sus brazos en sus hombros, para así abrazarlo.

Kamo al principio se quedó estático ante inesperada reacción, no muy seguro, llevó sus manos a la cintura de Alice con la intención de corresponder su abrazo. Disfrutó la calidez de ese abrazo como si fuese la última vez que tuviesen contacto.

—¡Ya para con pensar en eso! —exclamó ella, a modo de recriminación—. Puedo irme de la habitación para darte tu espacio, si es lo que quieres —mencionó con tranquilidad, comprendiendo que a lo mejor lo que él necesitaba en este momento, era estar solo—, pero no voy a dejarte —añadió, dándole a entender a Choso, lo que anhelaba escuchar.

—¿Quieres quedarte? ¿A pesar de lo que te conté? —aún así, cuestionó sin entender porqué Alice estaba tan calmada. A estas alturas debería estar aterrada por tener cerca a alguien cómo él, pero eso no ocurria, ella seguía normal.

—Me pediste escucharte hasta el final —se separó un poco de Choso, para verle directo al rostro—, lo hice, ahora te pido que me escuches.

Kamo asintió sin emitir palabra alguna, la universitaria deshizo el abrazo y sujetó las manos del hombre que yacía de pie frente a ella.

La joven suspiró con fuerza y relamió sus labios, estaba buscando las palabras correctas para lo que tenía que decir.

—No puedo dejar de pensar en todo lo que tuviste que soportar siendo un niño —acarició sus dedos con suavidad—. Te viste obligado a tomar decisiones, no por gusto, sino porque querías sobrevivir. Unirte a la mafia fue tú peor elección, pero sí tú única vía de escape —pausó rápido—, y eso puedo entenderlo, no tuviste otra opción.

—No la tuve, pero con mi padre sí pude decidir y preferí asesinarlo —soltó con desdén. Por esa razón, Kamo se veía a sí mismo como alguien desalmado.

—La opción más viable era entregarlo a las autoridades —Alice prosiguió hablando—. Ahora, considerando que la policía no hizo nada por tu madre y que tú te uniste a la mafia —lo miró seria—, a un lugar donde todo lo resuelven asesinando —enfatizó y suavizó su mirada—, no me extraña que lo resolvieras de esa forma, creciste en un ambiente difícil. Si hubieses pedido consejos a alguien de tu organización, estoy casi segura que te hubieran dicho que lo hicieras, que lo mataras.

¿Qué otra solución podía buscar Kamo para cobrar la muerte de su madre? Las opciones se volvieron nulas al saber que la policía no haría nada mientras recibieran buenas cantidades de dinero por parte de su padre. Así que lo tuvo que resolver a su manera.

—No tengo idea de la cantidad de personas a las que has asesinado —Alice continuó hablando—, solo te sientes mal por la muerte de tu padre debido a que tenían un lazo de sangre —la joven se había dado cuenta que el arrepentimiento iba en esa dirección, porque Choso no se arrepentía de matar. Ella tuvo la mala suerte de presenciarlo en persona—. No puedes cometer actos crueles y después esperar a que la gente te tenga compasión —ella no le iba a brindar eso en cuestión a los asesinatos. Que lo quisiera no significa que aprobaba dichas acciones.

—Sé qué no merezco compasión, no merezco nada.

—Las cosas que has hecho no se pueden borrar de tu pasado —Alice desconocía gran parte de su pasado y ahora sabía lo más importante del mismo—, pero puedes superarlas, no dejes que te arrastren.

In The Shadows | Choso (Adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora