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Terminé mi turno y me despedí de mis compañeros de trabajo

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Terminé mi turno y me despedí de mis compañeros de trabajo.

Caminé de regreso a casa. Las luces de los autos pasando hacían del camino un buen lugar, el alumbrado de la calle iluminaba bastante, era algo que agradecía porque así no me daba miedo regresar caminando.

Pasaron de 10 a 12 minutos y llegué a la esquina de mi colonia. Seguí caminando a paso tranquilo pero atenta a mi alrededor.

Pude visualizar mi casa y saqué las llaves de mi mochila pero algo llamó mi atención: la casa de al lado tenía las luces encendidas.

¿Qué es lo que me sorprendía? Qué hubiera gente.

Desde que llegué a vivir al vecindario, esa casa nunca había estado habitada, no estaba abandonada ni nada por el estilo, pero me sorprendía ver qué por fin tendría vecinos nuevos.

Llegué a la puerta de mi casa abriéndola sin prisa, cerré y dejé mi mochila en la sala. Subí a mi cuarto para cambiarme, encendí la luz de mi habitación y me acerqué a mi closet para buscar mi pijama.

Fui al baño a cepillarme los dientes,  minutos después apagué la luz para irme a acostar.

La luz de la casa de adelante entraba por mi ventana, alumbrando un poco parte de mi habitación. Me levanté para cerrar bien las cortinas, así no entraría toda esa luz que me estaba impidiendo dormír.

Cuándo llegue a mi ventana me detuve un momento. Desde la posición donde estaba pude ver a un hombre en el primer piso de la casa de al lado. Sus cortinas estaban abiertas y también se podía ver parte del interior de la casa

Al parecer ese era mi nuevo vecino.

Suspiré y cerré mis cortinas por completo. Volví a acostarme y no tardé mucho en quedarme dormida.

......

A la mañana siguiente me levanté a desayunar desde temprano. Preparé huevos revueltos y un jugo de naranja natural.

Mientras terminaba de desayunar el sonido de un motor acaparó mi atención, fui hacia mi ventana: a lo lejos ví Camaro negro estacionado frente a la casa de mi vecino.

Probablemente era alguien con dinero como para traer un auto de ese tipo, al igual que era extraño que viviera en una colonia promedio.

Regresé al comedor con el objetivo de levantar mis platos y lavarlos. Otra vez escuché el ruido del motor e inevitablemente fui a asomarme.

Del lado del copiloto bajó un hombre alto con gafas y cabello blanco. Dio la vuelta al auto y se paró cerca de la puerta del conductor.

Segundos después, esa puerta se abrió,  salió un hombre un poco más bajo, este tenía el cabello algo largo de color castaño, peinado con dos moños altos y mechones sueltos en su frente.

El hombre se acercó al de cabello blanco con intención de darle algo en la mano, el sujeto lo aceptó y se marchó caminando por la acera. El tipo con el peinado de los dos moños se quedó fuera del auto con la puerta abierta del mismo.

Vi que miraba el vehículo por varios lados, regresó al asiento principal sin cerrar la puerta y sin tardar mucho en apagarlo.

Salió del auto y lo cerró, luego caminó hacía el interior de su casa, yo todavía seguía viendo el auto: era muy bonito además de grande. No sé cuánto tiempo me quedé ahí viendo pero un ruido de la casa del vecino me hizo voltear hacia ella en lugar de ver el auto.

Cuando volteé, por el susto me separé de la ventana, rápidamente soltando la tela: mi vecino estaba en su ventana, recargando ambas manos en un mueble mientras veía hacia la dirección donde me encontraba.

¿Me había visto?

Suspiré pesado por la impresión, me esperé unos segundos, luego abrí un poquito mi cortina para asomarme.

Pude ver que ya no estaba, la cortina de él había sido cerrada.

Me alejé de mi ventana y caminé hacia la cocina para seguir lavando los trastes, de seguro mi vecino pensó que soy alguna clase de loca que solo está espiando a los demás.

Reí ante la idea tan tonta y seguí haciendo mis deberes.

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In The Shadows | Choso (Adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora