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La madrugada del día siguiente me hizo despertar, no tuve que esperar a que sonara mi alarma, creo que desperté antes de tiempo porque dormí muchas horas a causa del accidente.

Me levanté de la cama y con cuidado de no hacer ruido fui hacia el baño. Primero cepillé mis dientes antes de meterme a bañar, por lo general lo hacía al revés, pero con las heridas en mi cuerpo... era seguro que el baño me tomaría más de lo esperado.

Abrí la bañera, dejando que se llenara con agua caliente. Minutos después, cerré la llave y fuí en búsqueda de alguna toalla antes de desvestirme.

Di un suspiro fuerte, ayer me costó bastante colocarme la pijama, ahora tenía que quitarme las prendas si quería bañarme. Empecé con el pantalón de dormír, luego debía despojarme la parte de arriba, intenté levantar los brazos y el dolor de mi brazo se hizo presente.

—¡Carajo! —susurré para mí misma.

—Ayer te pregunté si necesitabas ayuda —la voz de Choso a mis espaldas me hizo brincar.

Giré sobre mis talones y pude visualizarlo recargado en el marco de la puerta. Tomé una toalla, cubriendo de la cintura hacia abajo.

—¿Qué haces aquí? —cuestioné al momento. No lo había escuchado llegar.

—Aunque duerma en la sala, el ruido de la tina se alcanza a escuchar.

—Lo siento, tengo que bañarme e ir a...

—No vas a ir a la Universidad —se adelantó en decirlo. Sonando algo autoritario.

—No eres mi padre ¡Así que no puedes decirme que jodidos hacer! —aclaré molesta. Choso caminó a paso decidido en mi dirección. Retrocedí como pude ante tal movimiento, sin soltar la toalla.

—Tienes razón, pero no necesito ser tu padre para darte una orden —posó sus manos en mis caderas, dejando leves caricias en ellas.

—Orden que no voy a obedecer —repliqué. Sentí como llevaba sus manos a mi trasero, escondiendo su rostro en mi cuello—. Me siento bien y puedo hacer esto sola —sonrió por mi respuesta.

—Bien... no voy a discutir contigo —se alejó de mí, caminando a la salida del baño—. Te vas con cuidado.

¿Así de fácil? Ayer estuvo insistiendo en lo contrario.

Regresé a mis intentos de quitarme la playera de dormir, despues de lograrlo, traté de desabrochar el sostén.

No podía.

Ayer la enfermera fue quién me ayudó con todo al momento de vestirme. Resignada tomé la toalla y la envolví en mi cuerpo, salí del baño en busca de ayuda. Miré a Choso acostado en la cama: estaba viendo su celular.

—Creí que te habías ido de la habitación —mencioné al verlo aquí.

—No lo hice —respondió sin soltar su teléfono—. Porque me vas a necesitar —habló seguro y no pude evitar sentirme como una estúpida.

—Ya sabías que te iba a pedir ayudar... —susurré apenada.

—Ajá... —siguió viendo su celular, sin voltear a verme.

—¿Podrías... podrías ayudarme?.

—Eso no se escucha igual al "me siento bien y puedo hacer esto sola" —respondió con una muy mala imitación de mi voz. Ni siquiera se asimilaba a la mía.

—¡Ay! ¡Está bien! No iré a la Universidad hoy ¿Puedes ayudarme? —expresé fastidada, al final sería como él quería. Dejó el móvil en el mueble y se levantó de la cama.

In The Shadows | Choso (Adapt.)Where stories live. Discover now