In The Shadows | Choso (Adapt.)

59 - In The Shadows

Canción: Who I am - Alan Walker ft Putri Ariani, Peder Elias

Advertencia: Contenido sensible

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• Narrador Omnisciente •

—Los primeros años de mi vida, crecí en un ambiente impecable. Tenía todo, ya que provenía de una familia millonaria —comenzó a relatar Kamo, intentando mantenerse sereno—. Eramos la familia perfecta ante cualquier par de ojos. Las cosas iban de maravilla en nuestro entorno, hasta que, de un día a otro, mi padre empezó a cambiar.

El agarre en Alice perdió algo de fuerza, pues él se estaba concentrando en sus pensamientos, mientras miraba de forma fija el techo.

—Escuchaba a mis padres discutir en las noches, conforme pasaban las semanas, aquellas discusiones subían de intensidad, pues los gritos eran más constantes e incluso a veces se podía percibir el sonido de algunos objetos rompiéndose —la chica prestaba atención a las palabras que provenían de Choso, sin dejar de acariciarle parte del pecho y abdomen—. Prefería quedarme en mi habitación, me daba miedo salir y ver que era lo que ocurría —hizo un pequeño mohín con los labios—. Una mañana —su tono de voz comenzó a ser serio—, yo andaba buscando a mamá para que me llevara al Instituto, como de costumbre...

~~~ Flashback ~~~

23 años antes

El pequeño Choso bajó por las escaleras una vez que estuvo listo, iba dando saltos en cada escalón, sosteniéndose del barandal con el propósito de no caerse.

Traía puesto su uniforme escolar, al igual que su mochila colgada en los hombros. Con la mirada buscó a su madre, quién yacía sentada en el sofá.

—¡Mamá, mamá! Ya estoy listo —el niño tomó la mano de ella, tratando de llamar su atención.

La mujer desvió la mirada al lado contrario, evitando que su hijo le viera el rostro.

—Está bien, amor —respondió ella con un dulce tono de voz—. Vendrán por ti para llevarte al colegio.

—¿Por... por qué? —preguntó Choso, totalmente desentendido.

Su madre era la persona que se encargaba de llevarlo a la escuela de manera personal. No importaba si tenía una reunión de trabajo o mil pendientes que realizar, la prioridad de ella siempre sería su único y adorado hijo.

Solo que esta vez, no sería posible.

—Hoy no puedo —mintió sin voltear a verlo—, pasan por ti en quince minutos —se limitó a decir, mientras veía hacia la ventana.

Choso no quería irse con nadie más que no fuese su madre. Soltó su mano y dio la vuelta, llegando del otro lado del sofá para así poder verla a los ojos. Una expresión de preocupación apareció en el niño, pues notó que en el rostro de la mujer había un hematoma, ubicado debajo de uno de sus ojos.

—Mamá ¿estás bien? —cuestionó el menor, sin poder moverse del lugar, debido a que la marca morada era sumamente visible—. ¿Qué te pasó?

—Nada, Choso —le brindó una sonrisa con el fin de transmitirle tranquilidad—, soy muy torpe y me caí en la habitación.

—Pero, tienes algo debajo de tu ojo —señaló el pequeño, usando el dedo índice y tocando con cuidado la piel pigmentada.

La mujer retiró con suavidad la delicada mano de su hijo. Sin soltarlo, acarició sus dedos y le brindó la mejor sonrisa que pudo, no quería espantarlo, así que decidió actuar con normalidad.