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Alice estuvo un buen rato en el sofá, le dolía la cabeza por estar llorando que terminó quedándose dormida.

—Mocosa, despierta —la voz de Choso se hizo presente. Tenía pocos minutos de haber llegado, estaba tirando de su brazo levemente con la intención de que la universitaria abriera los ojos—. Ya nos vamos.

Se levantó con pesar, siguiéndolo hasta llegar al inmenso jardín. Mientras caminaban pudo ver que el atardecer estaba a punto de terminar, le sorprendió darse cuenta que se había quedado dormida durante varias horas.

Subieron al auto pero sin encenderlo, a ella se le hizo raro que no se fueran, apenas estaba pensando en preguntar cuando él se adelantó.

—¿Me vas a decir qué diablos te pasa? —Kamo no tenía tacto al hablar, aunque la pregunta haya sido normal sonaba como si estuviese enojado.

—Nada —esa respuesta cortante hizo que el ambiente comenzara a ganar tensión—. Suficiente con ser tu zorra número mil.

—¿Qué mierda has dicho? —no tuvo que dirigir su mirada hacia ella para cuestionarle.

—Creo que era mejor que me dijeras desde un inicio "Oye Alice, me he revolcado con medio Japón ¿Quieres usar protección?" —el tono sarcástico en su voz era muy evidente—. Así me lo hubiese pensado varias veces.

En realidad, la molestia de la chica era porque no podía dejar de pensar con cuántas mujeres estuvo, que hicieran alusión a que fue una cantidad considerable le hizo pensar hasta el día de hoy en su salud. Por su lado, ella podía estar segura de ser una persona sana pero, ¿y Choso?

—¿Qué te dijo Satoru? —no hacía falta pensar en quién le contó, pero le preocupaba lo que le hayan dicho.

—¿A parte de amenazarme? —volvió a usar ese tono sarcástico que terminó matando la poca paciencia del hombre a su lado—. Me queda claro que no debo actuar como las demás si quiero vivir.

Alice no recibió alguna contestación, vio como él se bajaba del auto, regresando a la residencia de Satoru Gojo. Quiso seguirlo, pero el idiota alcanzó a ponerle los seguros al vehículo.

Kamo cruzó por el jardín, yendo en dirección a la cochera y visualizó a su amigo a lo lejos.

—¡Hey! Creí que ya te habías ido... —las palabras de Satoru fueron calladas a causa del puñetazo que recibió, al ser algo que no esperaba fue imposible no caer de espaldas—. ¿Qué mierda te pasa? ¿eh? —uno de los hombres de Gojo hizo el intento por usar un arma, en cuestión de segundos se le arrebató de las manos.

—Dile a tus hombres que se larguen —le exigió Choso a su amigo, apuntándole con el arma que acababa de quitarle a uno de ellos—. ¡Ahora!

Satoru llevó una mano a su nariz e inclinó su cabeza hacia atrás, procurando detener el sangrado.

—Ya lo oyeron, largo —ordenó el menor, aún sentado en el piso.

—Pero jefe —habló uno de ellos. Ver aquella escena no les inspiraba confianza como para dejar a Gojo solo.

—¡Largo! —repitió. Para esa gente podía significar un problema grave, para Satoru era una de las tantas peleas que podía tener con Choso, esto entraba en lo más liviano.

En el tiempo que llevaban conociéndose habían arreglado sus "discusiones" a base de golpes, por ese motivo no se preocupaba.

Los presentes se retiraron dejando al par de amigos a solas, Satoru se levantó del piso y Choso sacó los cartuchos del arma, aventando ambas cosas lejos.

—Un puto favor, ¡uno! —gritó exasperado, todas las cosas que le pedía a Satoru no eran de gratis, pagaba por cada uno de sus servicios—. Y preferiste amenazarla.

El albino no tardó mucho en entender a quien se refería, comenzando a reír por dos razones: la primera porque la chiquilla había ido a contarle muy rápido lo ocurrido, la segunda porque su amigo parecía estar apegándose a la pequeña zorra.

—¿Tan rápido fue a acusarse? —cuestionó burlón—. Le di una advertencia para que se mantenga a raya.

—¡Quién la va a mantener a raya soy yo! No metas tu jodida nariz en algo que no te incumbe —Choso podía recriminarle a Alice todas las estupideces que hacía, pero no iba a dejar que alguien más llegase a hacer lo mismo, o peor aún, amenazarle—. No vuelvas a hablarle así —salió de la cochera sin necesidad de despedirse.

Satoru Gojo no replicó, debido a que prefería a Kamo como amigo que como enemigo. Le apreciaba mucho gracias a todos los años convividos y por eso mismo no quería verlo involucrado con locas.

Alice seguía esperando en el auto, se arrepentía de haberle contado del "incedente" con el albino. La puerta del conductor se abrió del golpe, dejando ver a Choso el cuál traía una cara de querer asesinar al primero que se le cruzara enfrente.

—¡Abre la puta guantera! —le gritó a la universitaria, haciendo que obedeciera sin chistar—. Saca el sobre blanco.

Con extremo cuidado buscó entre las cosas que habían en el compartimiento, tomó el sobre entre sus manos y lo miró con atención: había un pequeño ticket de análisis clínicos.

—¿Qué es? —la curiosidad invadió a la chica, logrando que la pregunta saliera sin querer.

—¿A qué hora dice que cierran? —preguntó Choso sin responderle lo anterior.

—8:30 de la noche —contestó mientras leía el sobre, en ese venían los horarios, dirección y número de teléfono.

—Bien —se limitó a responder, el ambiente de regreso fue muy incómodo para los dos. Condujo por un buen rato hasta aparcar en el estacionamiento de una plaza no muy grande.

—¿Qué hacemos aquí? —la universitaria bajó el vidrio de su ventana, viendo hacia su exterior.

—Ve a recoger eso —ordenó Choso después de quitarle los seguros al carro—. Es en el segundo piso, local #25.

A la chica no le quedó de otra que hacerlo, apresuró su paso con el objetivo de llegar al lugar. Pudo encontrarlo con facilidad por el logo del establecimiento, al entrar se acercó al mostrador donde una anciana le atendió.

—¿En qué puedo ayudarte? —preguntó con mucha amabilidad, acomodando sus gafas.

—Vengo por unos estudios —entregó el sobre junto al ticket. La anciana acercó el papel a su rostro con el fin de poder leer con claridad.

—Un momento —se alejó del mostrador, metiéndose en la parte trasera del local.

Mientras la anciana regresaba, Alice no podía dejar de pensar en que contenían esos papeles, Choso no quiso mencionarle nada durante todo el trayecto de regreso y con la actitud que traía prefería no preguntarle más.

—Aquí están, señorita —le entregó un nuevo sobre—. Estaban listos desde hace 3 días.

—Muchas gracias —contestó la chica antes de salir del lugar.

Mientras caminaba revisó el apartado superior del sobre, había un nombre impreso:

Choso Kamo

Pero ¿Qué contenía ese sobre?

Fue la pregunta que se hacía Alice conforme seguía caminando para llegar al automóvil.

Fue la pregunta que se hacía Alice conforme seguía caminando para llegar al automóvil

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In The Shadows | Choso (Adapt.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora