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Me pasé todo la mañana en cama, descansando por obvias razones. Choso se había marchado de la habitación casi a las 9 de la mañana.

Hasta ahora me venía enterando que hacía ejercicio aquí en su casa, específicamente en el sótano. Eso es algo que no sabía porque a estas horas usualmente me encontraba en la Universidad.

Después de ello subió a ducharse, yéndose poco tiempo después. Le pregunté a donde iría pero se limitó a decirme que tenía algo "pendiente" que hacer.

En su situación, se podía interpretar de mil formas esas palabras.

......

Pasando de las 2 de la tarde, Choso apareció en mi habitación, venía con el mismo semblante serio desde que se marchó. Traía un recipiente de plástico y una botella de agua, las cuales dejó en el mueble que estaba a mi lado.

—Te traje comida. Estaré en la sala y si necesitas algo, me avisas por mensaje —no esperó a que le respondiera porque se salió del cuarto, dejándome con la palabra en la boca... quería preguntarle si había comprado los medicamentos.

¿Qué diablos le ocurría?

En la madrugada estaba de muy buen humor, de hecho lo ví serio desde que se metió a bañar. No sé si estaba de más el intentar platicar con él, buscar ganarme su confianza.

Habían pasado más de 3 meses desde que conocí a Choso y todo lo que sabía de él era... nada. La vez que le pregunté dijo que me contaría cosas sencillas ¿Tendría que conformarme con eso? o ¿Debería hacer un intento por saber que le pasa?

No les voy a mentir, la forma en la que me habló hace un momento, consiguió ponerme afligida ¿Hice algo malo? Creo entraba en las posibilidades, a veces solía molestarse de repente, así que pensé por un instante si yo había sido la causante de ello.

Aún así, comí con tranquilidad, es la primera vez que no me sentía apresurada por acabarme un plato de comida. Al terminar mis alimentos, quise bajar a dejar las cosas pero preferí no hacerlo ya que tendría que bajar las escaleras. Opté por agarrar mi teléfono, llamando a su número.

—¿Qué pasó? —preguntó Choso de forma tosca a través de la línea, su tono cortante estaba visible.

—Nada... —finalicé la llamada, dejando el dispositivo al lado, en el buró. Al final si tendría que bajar yo misma.

Unos segundos después se apareció en la habitación, ni tiempo me dió de levantarme. Él tenía una cara de querer ahorcar a quién sea que se le cruzara en frente, incluyéndome. Avanzó a paso decidido hasta llegar a mi lado.

—¿Por qué carajos me llamas y cuelgas? —cuestionó de malas—. Te dije que me avisaras si te faltaba algo, no que te pusieras a jugar.

—No me dan ganas de pedirte ningún favor con tu horrible actitud.

—¿Qué has dicho? —se sentó en la cama, recargando sus brazos en esta.

—Lo que oíste —aparté mis piernas, evitando tener contacto con él—. Sé que te molesta cuidar de mí y...

—¡No me molesta cuidar de ti!—exclamó alzando la voz, viendo a un punto del cuarto.

—¿Entonces? En la mañana cuando estábamos acostados actuabas bien —entrelacé mis manos en mi regazo—. Hasta cariñoso —susurré lo más bajo que pude, para que no me oyera.

• Narrador Omnisciente

Kamo dejó de ver la pared en cuánto escuchó esa última palabra: cariñoso.

¿Así es como Alice lo veía?

Hizo una leve mueca, no porque le molestara, sino porque trató de no sonreír como idiota.

Pasó las manos por su cara, frotándola un par de veces, quería liberar esa tensión del cuerpo que le causó la llamada de Satoru Gojo.

En el transcurso de la mañana Choso había bajado a hacer ejercicio como de costumbre. Después de un rato, el sonido de su celular lo hizo detenerse e ir a contestar.

Satoru le había dicho que ya tenía listo su boleto con destino a Tokio, a lo cuál él le agradeció. Eso fue lo que ambos charlaron en un par de minutos.

Si bien, no fue una "terrible" noticia, pero se había puesto de malas porque tenía que regresar a su país, de por sí ya se encontraba muy jodido con tantas personas siguiéndole el rastro estando lejos.

Aunque en el fondo... eso no le importaba, no le molestaba regresar a Tokio y correr peligro, debido a que tenía un enorme motivo tras ello. Y es que... como cada año, Choso iba a llevarle flores a la única persona que realmente amó.

Alice

—Tengo muchos problemas, mocosa —contestó desganado, aún sin voltear a verme—. No puedo pensar en otra cosa que no sea en eso —con cuidado estiré mi brazo, para así tocar su mano. Se dió cuenta de mi caricia y gracias a eso, fijó su vista en mí.

—Trata de relajarte —seguí dando caricias con mis dedos—. Estando enojado no podrás pensar con claridad y buscar una solución —mencioné de forma amable, a ver si eso funcionaba un poco.

Sé que era inútil ofrecerle apoyo, no estaba a mi alcance el poder arreglar los problemas a los que él estaba acostumbrado.

Estuvo varios minutos sin hablar, hasta que aparentemente recobró la compostura.

—Discúlpame, Alice, mis modos de hablar no son los correctos —se acercó a mí, quedando sentado muy cerca de donde yo estaba—. Deberías descansar, no lidiar conmigo y mi actitud de mierda.

—Tiendes a desquitarte con todo el mundo cuando te molestas —le mencioné, mientras sentía su cercanía con mi cuerpo.

—¿Es una queja? —se inclinó levemente, quedando a centímetros de mi rostro.

—Una observación, más que nada —musité en cuanto percibí como se estaba acercando. Acarició mi mejilla con delicadeza, viéndome con suma atención.

—Bien, preciosa, intentaré controlar mi temperamento contigo —se levantó de la cama, yéndose a la entrada de la habitación. Dio la vuelta observándome atento, traía un semblante mucho más relajado—. Los demás pueden irse al carajo —comenzó a reírse de forma leve—. Por cierto ¿Qué era lo que querías? —se recargó en el marco de la puerta, esperando a que respondiera.

—¡Oh! ¿Podrías llevarte el recipiente? Por favor —asintió con la cabeza, ingresando de nuevo. Una vez que recogió las cosas se marchó, no sin antes decirme que le hablara por si necesitaba algo.

De todas formas, no quise pasar por desapercibido ese extraño cambio de humor.

Algo le ocurría.

Algo le ocurría

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In The Shadows | Choso (Adapt.)Where stories live. Discover now