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El Domingo se estaba terminando, fue mi último día de trabajo en la cafetería.

Desde el Jueves había conversado con el señor Moore, agradecí por el empleo y también le expliqué que era mi última semana trabajando con ellos.

Las preguntas no se hicieron esperar, tanto de mi jefe como de mis compañeros, pero me limité en explicar que mi familia me estaría ayudando económicamente, por lo cual ya no tenía necesidad de laborar.

Al finalizar el turno salí del establecimiento, Amelia y Max me estaban esperando en la entrada del lugar.

—¿Todavía no se van? —miré a ambos sosteniendo sus mochilas. Yo tardé un poco más en salir porque hablé con mi ahora ex jefe.

—Pero nos falta despedirnos —respondió Amelia y se lanzó a mis brazos, le correspondí el abrazo sin dudar—. Te voy a extrañar Alice.

—Tambien yo —mencionó Max uniéndose al abrazo grupal—. Cuídate mucho.

Me separé de ellos y tomé las manos de cada uno, aunque no fuéramos amigos íntimos, los dos eran unos excelentes compañeros de trabajo, les tenía aprecio.

—Por favor, ven de vez en cuando a la cafetería —habló Amelia a modo de sugerencia—. Antes de que te marches a tu país.

Mis ex compañeros estaban al tanto de mi situación, sabían que este trabajo era temporal hasta terminar la Universidad, después de eso regresaría a Reino Unido.

—Sí, sí, no te vayas a ir sin despedirte —respondió Max, dándole la razón a ella.

—Vendré, se los prometo —solté sus manos y sujeté la correa de mi mochila con firmeza para que no resbalara.

El sonido de un motor llamó nuestra atención, en el pequeño estacionamiento de la cafetería estaba aparcado un auto negro que reconocería a kilómetros, los faros se iluminaron, momentos después se escuchó el claxon del mismo.

—Tengo que irme —rasqué mi nuca nerviosa—. Me están esperando.

—Alice ¿Acaso es un pretendiente? —mencionó Amelia con cierto tono de burla, entrecerrando los ojos.

—No, yo... —relamí mis labios a causa de su pregunta. Ni siquiera sabía cuál era mi relación con Choso—. Ya me voy —escapé de ahí, yendo hacia el automóvil.

Si me quedaba con ellos de seguro me harían muchas preguntas.

—Lo siento, no ví que habías llegado ¿Esperaste mucho? —me acomodé en el asiento del copiloto y coloqué mi mochila bajo mis piernas, a la altura de los pies.

—Menos de veinte minutos, no te preocupes —echó el vehículo de reversa para salir del estacionamiento—. Entonces ¿Ya renunciaste?.

—Tú me dijiste que lo hiciera —rodé los ojos por su pregunta—. Lo hice ¿Contento? —nunca me dió opción de decidir, simplemente me lo ordenó.

—Sí, preciosa —colocó una de sus manos en mi muslo, dando un leve apretón—. Lo estoy —aceleró aprovechando que las calles estaban vacías, debido a que pasaban de las 11 de la noche.

Miré con detenimiento el interior de su Mustang, el tablero se veía diferente, tenía detalles en rojo que antes no le había puesto. Esos mismos detalles combinaban con sus asientos.

—¿Es muy difícil conducir? —pregunté de repente, ocasionando que Choso frenara de golpe en el primer semáforo.

—¿Nunca lo has hecho? —volteó a verme con cierta sorpresa en el rostro.

De mi familia el único que tenía auto era mi padre, cuando tenía 15 años recuerdo haberle dicho que me enseñara a manejar y se negó de forma rotunda. Dijo que era muy pequeña para aprender, pero que me enseñaría cuando tuviera más de 20 años.

Ese día nunca llegó, los planes que hice por venir a estudiar cambiaron todo el panorama.

—No ¿Tú podrías enseñarme? —veía que Choso era alguien a quién le gustaban los autos, tan solo en su forma de conducir podrías darte cuenta de ello.

El semáforo cambió y continuamos por la avenida, estábamos a un par de cuadras de nuestras casas.

—Puedo hacerlo, pero con una condición —cerré los ojos, esperando lo que me pediría a cambio—. Que te quedes conmigo esta noche.

Evadirlo por días no sirvió, le estuve ayudando con la comida, tal como habíamos quedado. Cuando se aproximaba la hora de cenar, Choso me daba indirectas para que me quedara y preferí hacerme la loca. La diferencia es que ahora me lo estaba pidiendo directamente.

—No me voy a acostar contigo sí es lo que piensas —creo que era mejor dejarlo claro desde un principio.

Al menos así descubriría si tenía interés en mí o solo me quería de forma sexual.

—Mocosa, deja de pensar que todo el tiempo quiero estar entre tus piernas —comenzó a reír y poco después aparcó el auto—, no te voy a negar que me gustaría, pero solo será cuando tú quieras —bajó del auto y se recargó de la puerta para mirarme—. ¿Vienes conmigo o te vas a tu casa?

Agarré mi mochila con la intención de bajarme del auto. No le tuve que responder porque enseguida caminé a su puerta.

—De todas formas, mañana me voy en la madrugada —mencioné una vez que entramos en su casa.

—No podré llevarte, cuando salgas de la Universidad vienes a verme —dijo en lo que subíamos las escaleras para ir a su habitación—, desde mañana te enseño a conducir.

—¡Ay! Muchas gracias —lo abracé por la espalda, me sentía muy emocionada de que haya aceptado enseñarme.

—No me abraces —jaló una de mis manos y me pasó delante suyo—, mejor dame un beso —posé mis manos en sus hombros, atrayendo su rostro con el fin de besarlo.

Choso me cargó sin separarse de mí, haciendo que enrollara mis piernas en su cintura. Se sentó en el suave colchón conmigo encima, después llevó sus manos a mi cadera, acariciándome con delicadeza.

—Recuerda que no va a pasar nada —hablé entre besos y él sonrió.

—Sí, me lo dijiste antes —se dejó caer de espaldas en el colchón, sin quitarme de arriba.

Me acomodé mejor sobre él, cada una de mis piernas a sus costados y sin intención de poner todo mi peso. Entrelacé mis manos con las suyas, haciendo que las manos de Choso quedaran a la altura de su cabeza.

Por un instante creí que pondría resistencia, pero inesperadamente estaba dejando que yo tomara el control de la situación.

Sonreí por ello antes de inclinarme a capturar sus labios, dándole un beso más intenso que el anterior.

Sonreí por ello antes de inclinarme a capturar sus labios, dándole un beso más intenso que el anterior

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In The Shadows | Choso (Adapt.)Where stories live. Discover now