ADAPTACIÓN
Las malas decisiones te llevan a cometer actos atroces pero... Siempre hay una luz al final del túnel.
-Historia original.
-Los personajes pertenecen a Gege Akutami
-Lenguaje y contenido explícito
-Historia desarrollada fuera del mundo d...
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Llevaba una semana evitando a Choso, me enviaba mensajes donde yo le contestaba lo más corto posible, evitando que la comunicación se extendiera.
Los primeros tres días fueron complicados considerando que vivía a un lado mío, después me dijo que saldría de la ciudad y eso terminó facilitando las cosas ya que era cuestión de escribirnos, no vernos.
Agradecía que en estos días jamás haya tocado el tema de la otra vez, moría de vergüenza por tan solo pensarlo.
*** Flashback ***
Llegamos a mi casa cuando apenas eran las 3 de la tarde. Choso estacionó el auto en su patio de la entrada y bajó las bolsas de su cajuela.
Abrí la puerta, dándole espacio para que entrara. Dejó las bolsas en la mesita de la sala y fui en su dirección, me agaché para sacar los materiales de una vez.
—¿Vas a hacer tu tarea ahora? —preguntó Choso, tomando asiento en el sillón que estaba detrás de mí.
—No, estoy sacando los botes de pintura para que no se volteen —le comenté, explicando el motivo del porqué sacaba las pinturas. Terminé de acomodarlos, revisando que estuvieran bien tapados, segundos después me levanté.
—Ya quedaron —hablé. En ese momento sentí unas manos en mi cintura, me jaló hacia él haciéndome sentar en sus piernas. —¿Qué... qué haces? —pregunté cuando me di cuenta de la manera en que me tenía.
—Mmm —llevó sus manos adelante, tomando el cierre de mi chaqueta, bajándolo despacio. Deslizó la prenda por mis hombros, luego de quitarla la dejó al lado en el sillón. —En el hospital no podíamos... —me recordó y entonces entendí que se refería a lo que dejamos "pendiente".
Sacó su celular un momento, ví como apagaba las cámaras de mi casa. En el instante que las desactivó, comencé a desabotonar mi blusa con prisas, provocando una leve risa de su parte.
—Veo que ya nos estamos entendiendo —comentó risueño.
Al terminar de zafar los botones, él me ayudó a quitarla, dejándome unicamente en sostén. Empezó a repartir suaves besos en mi espalda, distrayéndome de lo que hacía.
Me tensé en el momento que desabrochó el sujetador.
—Yo... —susurré intranquila, pensando en cómo estaba pasando a otra etapa que no había experimentado.
—Ya sé nena —respondió con voz apacible—. Tranquila.
Deslizó el sostén por mis brazos, logrando que quedara completamente desnuda de la parte de arriba. Me sentía muy descubierta y sin evitarlo, llevé mis manos a mis pechos.
—Estoy nerviosa —contesté, rompiendo con el pequeño silencio formado.
Choso soltó mi cintura y puso sus manos arriba de las mías.
