18| "No soy malo"

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Cameron despertó una madrugada cuando escuchó unos leves quejidos. Los gimoteos venían del cuarto de enfrente y pese a que ambas puertas estaban cerradas fue imposible conciliar el sueño con ese llanto ahogado que causaba un eco interminable en sus oídos. Se levantó de su catre y se asomó por el pasillo. Todos dormían, sus presencias relajadas le indicaron que no iban a despertar hasta que el sol saliera y después observó esa puerta. Esa gran puerta metálica que debatió en abrir.

Los gemidos continuaron, eran gimoteos que terminaban en monosílabas y a veces frases completas, suplicaba, casi se deshacía en su propio lamento. Se quedó un rato escuchándolo y con su mano sosteniendo la perilla, quería girarla.

Su ansiedad por saber qué sucedía allá dentro era tan grande que la perilla giró con su muñeca y después la regresó a donde mismo, sin atreverse a abrir y entrar.

Tragó la espesa baba que había almacenado en su boca y retrocedió como si de pronto hubiera sentido la presencia de un monstruo, la bruma de las pesadillas de quien dormía en esa habitación salía como una densa capa de miasma negra que arrastraba sus manos hacia sus pies. Cameron movió la cabeza, parpadeando varias veces y las lagañas en sus ojos ardieron. Estaba sudando.

—¿Quién dormía ahí...?

Su propia voz lo asustó.

La guarida que Tom había encontrado era algo llamado "Búnker". Al llegar lo primero que hallaron fue el cadáver de un humano pequeño acurrucado en la entrada y debido a que todo estaba cerrado su pequeño cadáver se preservó en perfectas condiciones. Tom sólo dijo que era un infectado pequeño que murió con la segunda mutación.

Recordó que también concluyó que su cuidador había huido o había salido por algún motivo, quizás para buscar ayuda y nunca volvió.

El niño había muerto esperándolo y finalmente tuvo sepultura cuando lo enterraron en un terreno por petición de Herán, uno de los primeros Líderes que seguía a Tom en aquél entonces.

Después habían buscado la forma de excavar y remover la tierra porque aborrecían no tener luz solar, pero tampoco querían dejar esta guarida, fue complicado, pero finalmente lo lograron y convirtieron en algo acogedor para ellos.

Cameron se paseó por los pasillos, era un búnker grande, construido por algún millonario que tenía la oportunidad de tirar su dinero de esta forma. Tenía sala, cocina, baño y comedor, contaba con una reserva de energía y paneles solares, el sistema de agua potable estaba descompuesto, pero podían traer agua del lago.

Tenía seis cuartos.

El último le pertenecía a Tom y ahora también a Kaz.

Al lado del baño principal estaba un cuarto vacío que usaban para guardar objetos que traían o les parecían interesantes de preservar.

Después de ese cuarto estaba la cocina y pasando la segunda puerta estaba un pasillo y dos cuartos que colindaban de frente. Uno le pertenecía a July y el otro a Juliana.

Después, entrenado de nuevo por la cocina, la primera puerta que daba a la sala que se conectaba a su vez con el pasillo principal. La sala conducía al pasillo donde quedaba su cuarto y el de Edgar.

Y finalmente, casi al final, estaba el cuarto donde William dormía.

Ahí estaba William. La respuesta llegó tras hacer un croquis mental, ¿era él quien desprendía esa energía tan pesada? Sus pesadillas se habían hecho más recurrentes desde su llegada y esta era la primera vez que se despertaba por completo y salía en búsqueda de esos sonidos. También parecía ser el único que los oía.

—Edgar despierta, Edgar... ¡Edgar! —Cameron movió el cuerpo del alfa en vano, su compañero estaba muerto.

Volvió a salir y fue en busca de Juliana. Tocó varias veces antes de que la chica se levantara asustada, su primera pregunta fue querer saber si todo estaba bien, a lo que Cameron la tranquilizó diciéndole que sólo quería saber por qué William lloraba por las noches.

La Caída de CedraWhere stories live. Discover now