Epílogo

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Cuatro años después

La vida en el orfanato no era fácil, claro que para un niño de tan solo tres años, al que habían abandonado en aquel lugar por no haber nacido Omega era mucho peor, el pequeño Juno había nacido como un alfa, pero para los otros niños eran un alfa débil, un alfa que lloraba por todo, era tímido y no le gustaba jugar al fútbol, un alfa demasiado afeminado para todos. Por eso los días en aquel lugar eran un infierno para él.

Esa mañana se había levantado algo mojado, eso quería decir que había tenido un accidente, sus manos temblaban mientras que de sus ojos se llenaban de lágrimas, no quería ser regañado otra vez, así que empezó a recoger las mantas para que nadie se diera cuenta, a su corta edad era normal que tuviera accidentes, pero en ese lugar nadie lo entendía.
Algunos otros niños se levantaron burlándose de él, haciendo que llorara aún más.

– El tonto alfa se hizo del baño en sus pantalones – se burlo una de las alfas – que patético – soltó una carcajada – eres un estúpido – decía la menor, haciendo que el niño se sintiera aún peor.

La encargada de cuidar a los niños entro, inspeccionando todo hasta que llegó a la cama del menor, su semblante cambio de serio a enojado tomando el brazo del niño con fuerza.

– Pedon, no fue mi itecion – lloraba mientras era arrastrado hacia afuera – no quelia, lo sento – la chica lo encerró en una habitación bastante oscura – ¡No po favo! N-no lo volvele hacel.

Lloraba aún más, pero no era escuchado, se recostó en el suelo sintiendo todo su pantalón mojado, esos eran sus castigos por tener sus accidentes. Ya no quería estar en ese lugar, quería irse ¿Pero quién lo querría si era un alfa débil? Nadie lo haría, así que siguió llorando hasta que cayó dormido.

Horas después sintió la puerta ser abierta, dónde aquella mujer lo saco para que se cambiara de ropa, al no saber hacerlo se puso la camisa al revés y su pantalón también había quedado mal puesto, trato de hacerlo lo más rápido que podía para que no se enojaran con él.
Saliendo de la habitación para tomar su ración de comida, que no era mucha ya que estaba castigado, salió hasta el patio de juegos que era un infierno para él, dónde el montón de alfas se acercaban a él para molestarlo.

– Niños – llamo la encargada – hoy vendra una pareja para conocerlos y si logran hacer un buen trabajo podrán ser adoptados – todos gritaron de emoción excepto el menor.

– Claro que tú no saldrás nunca de aquí, ni siquiera te sabes vestir bien, eres un inútil – decía la chica – además elegirían un alfa de verdad como yo, no alguien tan débil como tú, tonto – lo empujo haciendo que esté cayera lastimando sus manitas, ocasionando que llorara – lo ves, ya estás llorando.

Siguió llorando ocasionando que el resto de infantes empezarán a reír, el niño se alejo de ellos para llorar en un rincón de aquel patio. Dónde minutos después una pareja entro a aquel lugar mirando a todos los niños, que iban como pirañas para que la pareja los admirara.

Él se sentía bastante triste, tal vez si tenían razón y a él nunca lo iban a escoger.

– Hola, pequeñito – un olor a uva refresco sus fosas nasales, fue como si todos sus deseos fueran sido escuchados – ¿Que haces aquí tu solo? Deberías estar jugando con el resto de sus amigos – el niño miro hacía los demás que ahora lo miraban con odio, eso hizo que temblara de miedo – ¿Que pasa? – no quiso responder nada, hasta que su vista se topo con los lindo ojos de aquel Omega.

Pequeño Cachorro [NamMin]Där berättelser lever. Upptäck nu